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El sello del Concejo de Cutanda, de entre los siglos XIV y XVI, en el Museo de Arte Sacro El sello del Concejo de Cutanda, de entre los siglos XIV y XVI, en el Museo de Arte Sacro
Vitrina donde se expone en calidad de préstamo la pieza procedente de la iglesia parroquial de Cutanda

El sello del Concejo de Cutanda, de entre los siglos XIV y XVI, en el Museo de Arte Sacro

Es muy poco habitual que se conserven este tipo de piezas con valor histórico
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El Museo de Arte Sacro de Teruel (MAST) acoge en calidad de cesión temporal un sello de bronce del Concejo de Cutanda de entre los siglos XIV al XVI, procedente de la iglesia parroquial de Cutanda. La pieza podrá verse al menos durante todo este año junto a las piezas de la colección permanente situadas en la primera sala de la planta calle.

Se trata de un sello de bronce y madera destinado a sellar y lacrar los documentos del Concejo de Cutanda, localidad que aparece citada con el título de Villa al menos desde 1248 -según la información del Centro de Estudios del Jiloca que reproduce el MAST junto a la vitrina donde se expone la pieza-. La denominación de Villa que otorgaba el Rey no era demasiado frecuente -en el entorno de Cutanda también la tuvieron Cariñena o Daroca-, y daba derecho, entre otras cosas, a utilizar un escudo heráldico e imprimirlo en la documentación oficial.

El escudo heráldico que aparece grabado en el bronce del sello, que se conservaba en la iglesia parroquial desde una fecha sin concretar, aparecen tres torres exentas -separadas entre sí- siendo la central de mayor tamaño, con dos monedas de plata sobre las laterales, y flanqueadas por dos báculos episcopales de oro, con las volutas hacia el interior. Este escudo aparece rodeada por todo el perímetro del sello gótico, de unos cuatro centímetros de diámetro, con la leyenda en latín Sigillum Concilli de Cutanda (Sello del Concilio de Cutanda), enmarcada por un doble cordón.

Pedro Luis Hernando, director del MAST, destacó que, sin ser una pieza artística de carácter sacro, el sello es “muy interesante” entre otras cosas porque no es habitual que se conserven este tipo de piezas, que por su factura podría datarse entre el siglo XIV al XVI. “Estas piezas son herramientas que se hicieron para ser usadas, y cuando los concejos históricos desaparecieron y dejaron de lacrarse documentos, por lo general desaparecieron”. Según Hernando, “es habitual tener el positivo del sello en lacres conservados en documentos antiguos, pero no el sello en sí mismo”. El director del MAST desconoce de momento si existen documentos lacrados con este escudo en el Archivo Provincial de Teruel.

Por otro lado, este tipo de piezas no eran demasiado abundantes ya que mientras eran utilizados solo existía uno por Concejo, y únicamente se fabricaba otro si el primero resultaba dañado.

Imagen del sello de bronce, datado entre el siglo XIV y el XVI

El principal valor del sello es histórico, “ya que permite tener total seguridad de la heráldica de la localidad, en este caso Cutanda”, explica Pedro Luis Hernando. Hace veinte años tres cuartas partes de los pueblos de Aragón no tenían escudo heráldico o no se conocía. Desde entonces muchos han solicitado asesoramiento a la Institución Fernando el Católico para crearse un escudo, con un diseño que suele recurrir a tradiciones o hechos significativos del pueblo, o bien a los escudos parlantes, que juegan con la fonética del nombre del pueblo -como el hombre barbudo de Barbastro o el corazón con alas de Alcorisa (ALa-CORazón-IZA).

En el caso de Cutanda, su sello atestigua sin dudas cómo fue el escudo heráldico que tuvo desde las cruzadas cristianas en la península Ibérica.

“Además, aunque no hubiera ningún resto del castillo de Cutanda -del que apenas se conserva un muro con dos ojos- este sello nos permitiría asegurar que existió”, explica Hernando. “Ya que de no haber existido o de no haber tenido cierta importancia nunca aparecería en su sello del Concejo”.

Otra cosa es que, evidentemente, el diseño del sello no de pistas sobre el aspecto que tuvo el castillo de Cutanda -cuya fase más antigua se remonta probablemente a la cultura celtibérica y su destrucción definitiva a las guerras carlistas del XIX-, por lo que no es de esperar que estuviera formado por tres torres exentas.

Otro detalle documental del sello son los báculos que aparecen a los lados del castillo. “Durante la Reconquista el Rey dejaba los territorios conquistados a los nobles, a las órdenes militares o a la iglesia, para que ellos se encargaran de gestionar la colonización”, explica Pedro Luis Hernando. “Los báculos del escudo indican que en el caso de las tierras adjudicadas a Cutanda pasaron a control del Obispo de Zaragoza”.

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