‘Bajo sospecha’: la supervivencia del franquismo a través del miedo y la represión
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La turolense Ana Asión y el soriano Sergio Calvo son los coordinadores de Bajo Sospecha, ensayo divulgativo que Espasa publicará el próximo 19 de febrero y que analiza en profundidad los mecanismos que utilizó la dictadura franquista para moldear la sociedad y ser capaz de prolongarse durante cuatro décadas hasta la muerte del dictador. Desde el miedo como herramienta de control hasta la violencia sistemática en diferentes contextos, pasando por el aparato propagandístico, la represión de genero o la censura, la obra analiza todos aquellos ámbitos en los que los ciudadanos socializaban -el trabajo, la universidad, la cultura...- y qué herramientas jurídicas, sociales o policiales implementó el régimen para controlarlos todos.
En la obra participan diez autores, entre los que se encuentran algunos de los especialistas más reconocidos en España en su respectivo campo. Son Carlos Forcadell, Nicolás Sesma, Pablo Alcántara, Alberto Carrillo-Linares, Cristian Ferrer García, Juan A. Ríos Carratalá, Irene Abad Buil y Sescún Marías Cadenas, además de los propios Sergio Calvo y Ana Asión Suñer.
La dictadura franquista ha sido analizada en numerosas ocasiones, pero lo que aporta de novedoso Bajo Sospecha, según Ana Asión (La Puebla de Híjar, 1989), son los diferentes prismas que se exploran sobre esas herramientas represivas: “Hablamos del movimiento obrero, del movimiento estudiantil, del cine, del trato que se dispensa a las mujeres, de los aparatos de represión directa del régimen, de cómo se ensañó contra escritores o periodistas... nuestro principal aporte es plantear un abanico tan amplio como lo fue en realidad”.
Sergio Calvo destaca que la obra nació de la voluntad de plasmar el resultado de las ponencias del curso Mecanismos de coerción y represión en la dictadura Franquista que se realizó el pasado año en Zaragoza. “Dado el éxito que tuvo nos dimos cuenta que teníamos que llevar todo eso a una obra colectiva por escrito, que es además de las primeras que reúne dos generaciones de historiadores con una metodología además muy diferente: la de los nuevos historiadores jóvenes y la de otros ya consolidados y con una larga trayectoria a sus espaldas”.
El investigador nacido en Ólvega (Soria) subraya además el carácter didáctico de la obra. “El prisma es muy expositivo, pero apuntalado sobre gran cantidad de fuentes primarias”, de ahí que se dirija a un público muy amplio. “No queremos que se quede en las vitrinas de los expertos, sino que hemos utilizado una narrativa, una didáctica y un material gráfico apropiado para un público muy general”.
Ana Asión y el cine
Además de coordinar el libro junto a Sergio Calvo, la turolense Ana Asión, que además de profesora en la UZ es realizadora y experta en cine, se ha encargado del capítulo referido al séptimo arte, titulado La dictablanda cinematográfica: control y censura sobre el audiovisual complaciente.
En él aborda la baza del audivisual que el régimen jugó para proyectar su imagen al exterior y también para educar a los ciudadanos de acuerdo con sus valores. Pero también supuso un desafío, el de censurar y evitar que las películas hablaran de temas considerados tabús o inapropiados o lo hicieran en términos inaceptables para el franquismo. “Incluso en el cine más complaciente, películas que en modo alguno eran problemáticas, eran supervisadas. De las de índole político ni hablamos, claro”
No era raro que todas las producciones sufrieran algún cambio antes o incluso después de rodarse, incluso por asuntos tan nimios como palabrotas -cornudo podía ser claramente inapropiada- o la referencia a algún país con el que no había buenas relaciones diplomáticas. “Se infantilizaba a la sociedad, sacando de la circulación cualquier cosa que pudiera ser mínimamente contraria a los bienpensantes”. Los censores tenían tanto poder, según Asión, que en ocasiones ejercían de críticos plenipotenciarios y eliminaban partes de las películas que consideraban que sobraban, aunque no hubiera ninguna motivación política o moral.
El franquismo llegó a censurar al propio Franco en su película Raza. Se estrenó en 1942 pero en 1950 se mutilaron numerosos saludos nazis y referencias antiamericanas, dado que la derrota de los fascismos europeos en la II Guerra Mundial obligaba a adaptarse a la nueva realidad.
Asión destaca además que la libertad llegó a España mucho antes por la vía del cine que por la de la política, “gracias a directores de gran talento que comenzaron antes incluso de la muerte del dictador a esquivar la censura, gracias a símbolos y metáforas”. Víctor Erice, Berlanga y Carlos Saura son ejemplo de ello, en especial una película que Asión considera clave en esa transición cultural, La caza, (Carlos Saura, 1966).
Pero eso no significa que los cineastas fueran completamente libres con la llegada de la democracia. Al mismo tiempo que el fenómeno del destape explotaba, dando lugar a la utilización del cuerpo de la mujer -que pasó de ser reprimida a ser reprimida y cosificada-, siguió habiendo campos de minas:â “No debemos olvidar que en 1979, cuatro años tras la muerte de Franco, El crimen de Cuenca de Pilar Miró estuvo dos años secuestrada hasta que pudo estrenarse en 1981”. La censura había dejado de existir en 1977, pero fue prohibida por un Tribunal Militar “porque dejaba muy mal parados a la Guardia Civil y las fuerzas de orden público”.
El objetivo de Bajo Sospecha es “hacer que no se olvide lo que teníamos hace solo 50 años, que es muy poco tiempo”, explica Ana Asión. “El terror y el miedo como herramienta, esas identificaciones que te sumían en la incertidumbre, esos paseos que acababan en muerte... esas cosas existían y las nuevas generaciones no las han conocido. Es necesario que sepan a lo que puede llevarnos determinados planteamientos”.
Historia contemporánea
Ana Asión Suñer (La Puebla de Híjar, 1989) es profesora en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. Ha publicado libros como El cambio ya está aquí. 50 películas para entender la Transición española; Cuando el cine español buscó una tercera vía (1970-1980). Testimonios de una transición olvidada; La cultura audiovisual en Aragón durante la Transición; o La Tercera Vía del cine español. Espejo de un país en transición. También ha rodado los documentales La Azucarera del Bajo Aragón (Junto a Sergio Abenia, 2012), Luz de gas (2023) y el cortometraje El sueño de Ezequiel (2020).
Por su parte Sergio Calvo Romero es investigador postdoctoral de la Universidad de Zaragoza. Entre sus obras cabe destacar Lucha y movilización en la Zaragoza del franquismo (1958-1978) o Policías en las aulas, de próxima aparición.
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