¿Por qué las vacaciones se me antojan siempre un momento perfecto para reflexionar sobre el trabajo? Probablemente no tengamos tiempo ni energía para hacerlo en otro momento. Desde aquel ‘el trabajo dignifica’ hasta los audaces proyectos de renta universal que proponen que el Estado pague un salario a los ciudadanos porque inevitablemente su trabajo será realizado por máquinas; en ese impasse, estamos el 99% de los adultos en edad de trabajar.
Nos esforzamos por acomodarnos a un sistema laboral absolutamente inflexible y arcaico imposible de encajar en una sociedad que cambia a la velocidad de la luz mientras la observamos pasmados. Saben lo que pasa con las piezas de un cubo de Rubik que intentamos insertar a la fuerza, ¿verdad? Esos pequeños cuadraditos de colores que se resquebrajan y salen disparados somos nosotros. No he hecho un análisis científico (eso ya lo hará el CIS) ni estudios macroeconómicos, eso es función del Banco de España (aunque les adelanto su conclusión: no se suban los sueldos) solo he leído decenas de artículos y he observado la realidad laboral de los que me rodean: no funciona. Karen Blixen dijo: “La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar”. Prometo hablar más delante de los beneficios del llanto y del mar, los expertos y yo pensamos que son enormes, pero hoy permítanme que dude sobre los del sudor ¿A cuánta gente conocen que crea que ha conseguido un reconocimiento laboral acorde con su esfuerzo? ¿cuántos logran armonizar su vida personal y laboral? ¿cuántos sufren enfermedades derivadas del trabajo? En 2023, se contabilizaron en España alrededor de medio millón de bajas por salud mental y un 51% de los empleados dice que sufre estrés habitualmente. A nivel mundial, según la OMS, se pierden 12.000 millones de días de trabajo por ansiedad y depresión. ¿No creen que si el remedio a nuestros problemas laborales fuera esforzarnos más, la mayoría lo haríamos? El esfuerzo por sí solo, no solucionará nuestros problemas laborales. Seguiremos trabajando en ello.