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Luis Estaún, director del Instituto Aragonés del Agua: “En Cueva Foradada, los resultados empiezan a ser positivos y esta semana estaría resuelto” Luis Estaún, director del Instituto Aragonés del Agua: “En Cueva Foradada, los resultados empiezan a ser positivos y esta semana estaría resuelto”
El director del Instituto Aragonés del Agua, Luis Estaún, en las Cortes de Aragón. Archivo

Luis Estaún, director del Instituto Aragonés del Agua: “En Cueva Foradada, los resultados empiezan a ser positivos y esta semana estaría resuelto”

El director del IAA apuesta por depósitos de agua mayores en los municipios contra la sequía
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José Luis Rubio

El Instituto Aragonés del Agua ha pasado de gestionar problemas de suministro en varias localidades durante el estío del verano a lidiar con destrozos en las redes de abastecimiento a consecuencia de las tormentas. Luis Estaún es el director de la institución del Gobierno de Aragón.

-¿En qué está trabajando actualmente el Instituto Aragonés del Agua?

-Estamos trabajando en el abastecimiento de los nuevos núcleos que beben de Cueva Foradada. Ahí se ha actuado de la mano del Departamento de Sanidad con Salud Pública a la hora de apoyar técnicamente y económicamente a esta mancomunidad por los problemas de turbidez que ha tenido en el agua de boca. Ahí se articuló una actuación urgente de contratación de una empresa especializada. Se ha instalado un sistema de automatización y se ha estado haciendo un seguimiento constante monitorizando la instalación con nuestros técnicos para intentar superar esos problemas y ya parece que estamos al final de ese camino, ya empiezan a dar los resultados positivos y la semana que viene estará resuelta el todo.

-¿Cuál era el problema que existía en la captación de agua de Cueva Foradada?

-El problema fundamental es que el embalse estaba muy bajo. Debido a la sequía bajó por el bajo del 30% y eso hizo que el agua se presentase más turbia y con más materia orgánica por lo que era más complicada de potabilizar. Además, se había estropeado la toma flotante y eso permitía tomar el agua más superficial, en vez de tomar el agua más abajo del nivel del agua. Y eso provocó que no estuvieran funcionando bien los filtros. En segundo lugar, la última dana causó un aumento muy importante del volumen de embalsado pero, claro, con un agua muy sucia porque había sido en forma de avenida. Y ahí pues no se reaccionó rápidamente, se tomó una decisión que era un poco equivocada, que fue que abrir ese suministro dado que los municipios estaban ya con una situación de agua anterior. Al meter agua en la potabilizadora provocó que se volvieran a obturar los filtros y se ha tenido que esperar un tiempo para que vuelva a funcionar bien. Por tanto, ahora mismo estamos en el proceso de poder solventar el problema y los resultados que están saliendo ya son mucho mejores de salida del agua de la planta de potabilización.

-Tener una canalización tan extensa no ayuda...

-Hay depósitos municipales que tienen que ser también limpiados y que llevan una inercia de ese agua que tarda unos días en terminar de llegar limpia a cada depósito. Y aparte había un problema también de cloración porque al clorar en cabecera del suministro, en la planta potabilizadora, se podían quedar metales porque todavía quedaba mucha materia orgánica. Lo que estamos haciendo ahora no es clorar en cabecera, sino desinfectar con perióxido de oxígeno, con agua oxigenada, y se clora cuando llega al depósito y ahí por tanto nos evitamos esa formación trialometanos que es el compuesto con el que el agua no era apta para el consumo.

-La zona del Jiloca ha sido severamente castigada por gotas frías, con numerosos problemas con el suministro de agua en localidades como Báguena o Burbáguena.

-En Báguena, en Burbáguena, en Anento, y en varios núcleos más hemos estado actuando a petición de los alcaldes y visitando las instalaciones, haciendo informes y también dando ayudas. Hemos apoyado económicamente a varios núcleos por valor de 2,6 millones de euros, y estamos dando ayudas tanto por temas de escasez como por tormentas.

-¿Pasar tan drásticamente de una situación de profunda sequía a un escenario de tormentas ha agravado la situación?

-Puede ser que los cauces que estaban secos al recibir semejantes puntas de crecida, pues han revuelto mucho más las tomas de agua. Y de hecho, en el Matarraña hemos tenido multitud de problemas de afecciones en las tomas de agua, que están precisamente en el lecho del río, por ejemplo, el caso más grave es Mazaleón, que toma el agua directamente de un azud y que no tiene un pozo o un lecho filtrado, es el que más problemas ha tenido a la hora de poder suministrar agua potable y en condiciones de sus vecinos. Pero ahí, en Mazaleón, estamos haciendo actuación de en torno a 80.000 euros para poder mejorar esa captación y que sea más resistente estas avenidas.

-También ha tenido daños en sus infraestructuras, de hecho estuvieron con los abastecimientos cortados un tiempo en otros municipios en Cuencas Mineras, como Montalbán, por ejemplo, que también ha sido muy castigado por la dana de octubre ¿En qué está trabajando el IAA?

-Dentro de las actuaciones de manera directa estamos haciendo obras de emergencia en La Hoz de la Vieja, Mazaleón, Valjunquera, Torre del Compte, La Portellada, Peñerroya de Tastabins, Orihuela del Tremedal o Nuévalos. En esos municipios estamos haciendo obra directamente. Y luego hemos dado subvenciones para que los ayuntamientos actúen en otros municipios como Monterde, Burbáguena, Báguena, Ráfales, Daroca o Anento, entre otros.

-¿Episodios como estas danas hacer repensar la forma de trabajo del Instituto?

-Tenemos que diseñar instalaciones más resilientes a estas situaciones de las precipitaciones y que estén preparadas para la sequía como para la abundancia. Primero, porque ha cambiado la normativa que regula la calidad de las aguas de boca y, además, desde un punto de vista tanto de que los parámetros de calidad son más exigentes, por ejemplo la turbidez. Antes se permitían unas cuantas unidades de turbidez y ahora, a partir de una unidad de turbidez ya es un agua que no recomienda su consumo.

Tenemos que diseñar instalaciones más resilientes a estas situaciones de las precipitaciones y que están todo preparados para las cañas como para la abundancia. Primero, porque ha cambiado la normativa que regula la calidad de las aguas de boca y además, los parámetros de calidad son más exigentes. Por ejemplo, la turbidez ya que antes se permitían unas cuantas unidades de turbidez y ahora a partir de una unidad de turbidez ya no recomendará su consumo.

También existe todo un plan de gestión de los puntos de suministro. Se mira de dónde se toma el agua, si es de un manantial, de un cauce de un río o un pozo. Pero tienes que tener en un plan de seguridad de esa captación. Tenemos que proteger la zona para que no se contamine el entorno al punto del agua. También tenemos que tener un plan de contingencia por si pasa a algún problema, cómo lo vamos a resolver.

-¿Cuáles son los lugares que más preocupan al Instituto Aragonés del Agua en la provincia de Teruel?

-Toda la zona del Matarraña, la cuenca del Guadalupe o el Maestrazgo, han sido una cosa excepcional, porque no es habitual que tuvieran los problemas que han tenido este verano. En general hay una preocupación por tener unos depósitos de agua con más capacidad de suministro, con la capacidad de reserva ante esas fluctuaciones que no dependen tanto de las precipitaciones. Por tanto, tener un poco de previsión del volumen de agua que te permita resistir unos cuantos semanas sin suministro para poder hacer frente a esa contingencia. Hablo de depósitos más grandes. En cada caso habrá que ampliarlos, mejorarlos o crear nuevos depósitos. Tenemos que tener esa previsión de que muchas veces nos fijamos en que el pozo, como unos cuantos litros por segundo, van a ser suficientes. Pero puede fluctuar mucho el nivel del pozo o puede fluctuar también el agua que en ese momento sea turbia y haya que suspender el suministro del depósito durante unos días hasta que el agua se asiente. Por tanto, ese factor hay que tenerlo en cuenta a la hora de calcular la reserva de agua que necesitamos para que nos afecte nuestra actividad cotidiana.

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