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La cosecha de azafrán mejora los resultados obtenidos en 2023 pero sigue sin ser buena La cosecha de azafrán mejora los resultados obtenidos en 2023 pero sigue sin ser buena
Esbrinando la flor del azafrán, esta campaña. Azafran Jiloca

La cosecha de azafrán mejora los resultados obtenidos en 2023 pero sigue sin ser buena

La ausencia de heladas y las altas temperaturas condicionan la producción de las explotaciones
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José Luis Rubio

A pesar de que los resultados siguen siendo discretos, los productores de azafrán en el Jiloca se felicitan porque la producción de este año ha subido tímidamente respecto a los resultados logrados en la campaña pasada. Las altas temperaturas registradas este otoño han condicionado la eclosión de las rosas de azafrán minimizando los pronósticos que insinuaron los primeros días de la campaña.

Además, las tormentas de septiembre y octubre también han condicionado los resultados de una campaña que arrancó con fuerza pero que no tardó en perder fuelle.

Ángel Reza, presidente de la Asociación de Productores de Azafrán del Jiloca, Azaji, valoró en ese sentido la campaña que se acaba de cerrar. “Ha ido bien, pero mal”, afirmó. “Ha sido mejor que la campaña del año pasado porque hemos cogido un 50 por ciento más, pero si lo comparamos con una temporada de las buenas, de las que había hace cinco o seis años antes de que estos empezara a bajar, pues es una birria”, comparó Reza, que reconoció que los cultivos tienen una evolución en su producción. “El descenso es muy grande porque donde antes cogía dos kilos, ahora cojo medio”, dijo.

Además, Reza aseguró que en los últimos años, pese a que la calidad del azafrán sigue siendo buena, ahora tiene menos peso y hay que esbrinar más flores para obtener el mismo peso.

Otros productores, como Jose Ramón Plumed, de Azafranes Jiloca, se mostraban satisfechos por los resultados de esta cosecha y felices por las previsiones que manejan de cara a la campaña de 2025. “Terminamos el 10 de noviembre”, dijo Plumed, que aseguró que “ha ido bien” y dijo estar “contento de que se haya retomado la normalidad”. Plumed recordó que “este año hubo todos los días flor, desde el principio hasta media campaña, de menos a más, y al pasar los cuatro días de florada, de más a menos. Fue bien, con poquita flor porque la flor se formó en el mes de marzo anterior y como fue un año tan malo, pues no ha habido una cantidad muy grande”.

El termostato alto

Sobre los motivos que han provocado esta levedad en el briz, Reza señaló a la falta de frío. “Esto es como un pozo de petróleo que se está agotando. Y se agota porque no hace frío”, razonó. Así, expresó que “el mayor problema de todos es que en enero y en febrero no hiela. A este cultivo le hacen falta 500 horas de hielo”.

Más optimista sobre la situación se mostró Plumed, que previó que “si se sigue manteniendo el clima así, que no hace frío y no ha nevado todavía, pero hace más frío que estos años atrás. Y esto va a hacer que el bulbo se desarrolle mucho mejor y, sobre todo, que en marzo se formen más flores para que la siguiente campaña ya sea mucho mejor”. Así, el productor se resignó porque “tenemos lo que tenemos y el rendimiento ha sido bajo otra vez”, pero se animó al explicar que “la forma de dar la flor nos hace de ser optimistas” de cara a la temporada próxima.

El efecto dana

La precipitación de tormentas generadas por las gotas frías tuvo un efecto directo en la campaña azafranera al embarrar muchos de los cultivos e impedir entrar en algunos campos, los más arcillosos, a recolectar. Otros, plantados en suelos más calizos y con más capacidad de drenaje, sí ha podido recoger la flor con regularidad.

El presidente de Azaji pronosticó que “estas aguas que nos han pillado ahora las vamos a pagar el año que viene, pero bien pagadas” porque, razonó, “el campo que se ha anegado, se ha ido de agua y no respira bien, se ahoga, la humedad lo mata”. Para Reza si se riega mucho un campo se pierde la cebolla porque le entran mohos y hongos y vaticinó que “el año que viene, más de la mitad de la cebolla que este año está buena, en muchos campos se va a perder”.

Por su parte, Plumed destacó que “hay que tener el campo bien preparado” y se refirió a su terreno calizo. “Tuve un terreno arcillo y vi los problemas. Si un día llovía u se hacía barro no se podía entrar a recoger. Entonces buscamos una finca que tuviera bastante piedra. Es caliza y pedregosa y allí he podido recoger todos los días”, recordó ufano.

Además, todo el agua que ha caído, “que ha sido mucha”, contribuirá a una mejor campaña el próximo año.

“Ahora viene la parte difícil que es la de comercializar. Necesitamos más azafrán del que tenemos. Llevo ya dos años acabando el azafrán antes de la nueva cosecha”, reiteró Plumed, que ya ha tenido que decir a algunos clientes que no tiene suficiente producto para servirles, aunque confió en que posiblemente podamos volver a retomar la relación comercial”.

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