El molino de Fuentes Calientes, único ingenio hidráulico de entidad en todo el Altiplano turolense
En el interior del eficio se puede ver una exposición permanente sobre el Camino de los AlmorávidesPor Rubén Sáez, Javier Ibáñez y José Francisco Casabona
Muy cerca de las últimas casas del pueblo, aguas arriba del Arroyo de la Vega, se encuentra el Molino de Fuentes Calientes. A él se accede por un cómodo camino, tras pasar por una amplia balsa situada sobre los huertos de Carralidón. Se trata de un paraje extraordinario dentro del Altiplano, tanto por la presencia de una vega con docenas de pequeños huertos y cientos de chopos cabeceros, como por la propia existencia del Molino, único ingenio hidráulico de entidad de esta alta y extensa llanura situada entre los ríos Alfambra, Jiloca y Pancrudo.
El Molino ocupa un espacio destacado dentro de este pequeño vergel, al pie de la Alberca, una de las mayores balsas del Altiplano. En el interior del edificio se conserva la maquinaria que permitía moler el grano producido en los extensos campos de cereal de toda la contornada; por sí solo, este dispositivo de madera, hierro y piedra, merece una pausada visita a la localidad.
Hace unos meses, en este Molino se instaló una exposición permanente dedicada al Camino de los Almorávides. No en vano, la expedición comandada por Ibrahim ibn Yusuf debio pasar por este verde paraje; en la jornada anterior debía haber acampado junto al Castillo de Alfambra; y, tras abandonar su vega, se había adentrado en el Altiplano, que por entonces debía estar cubierto por un extenso carrascal salpicado de campos de labor. Tras pasar por lo que ahora es Fuentes Calientes, se debió dirigir hacia el Castillo de Pancrudo; sus componentes no podían presagiar el trágico final que les esperaba, dos días después, en los campos de Cutanda.
Toda la planta superior
La exposición, que ocupa toda la planta superior del edificio, se ha instalado en el marco de un proyecto colaborativo con otros municipios de la zona (Perales del Alfambra, Orrios y Alfambra), que ha tomado como eje vertebrador el propio Camino de los Almorávides y que ha sido cofinanciado por Adri Teruel. Está formada por siete paneles de grandes dimensiones. En ella se hace un recorrido por los diferentes aspectos de esta ruta histórica. En primer lugar, se sitúa al visitante en el contexto histórico en el que se produjo este episodio y cuáles fueron sus principales protagonistas.
También se centra en el ejército almorávide y en la compleja logística necesaria para que pudiera operar de forma correcta, además de incidir en la forma en la que acampaban los ejércitos en ese momento. Asimismo, se hace un repaso a cuál en la organización del territorio turolense en época andalusí y los motivos que condujeron a que se empleara el Camino del Alfambra, en detrimento del Camino del Alto Jiloca.
No puede faltar un espacio dedicado a cada una de las tres últimas jornadas que recorrió el ejército almorávide por tierras turolenses, antes de ser derrotado en los campos de Cutanda, refiriendo los principales hitos que jalonan ese camino.
La interesante historia del valle del Alfambra y del Altiplano, primero andalusí y luego bajo el control de la Orden de Monte Gaudio, ha conducido a que este territorio atesore un variado patrimonio, que se puede encuadrar cronológicamente en un momento que resultó trascendental para el devenir del territorio turolense durante la Edad Media. A los recursos patrimoniales de época andalusí, se les suman los que se pueden datar durante las primeras décadas de la repoblación cristiana, claves para entender el tránsito del poder musulmán al cristiano. Y también algún elemento patrimonial plenomedieval, lo cual nos permite entender cómo se produjo la consolidación de los diferentes núcleos de población durante los siglos centrales de la Edad Media.
El patrimonio andalusí se encuentra bien representado en este espacio, con el Castillo de Alfambra como principal fortificación señera. Se trata de un hisn (castillo rural), que debía ser el centro de un amplio distrito, que en aquella época debía comprender la mayor parte de lo que conocemos como Territorio Monte Gaudio y algunas zonas limítrofes. El “Castillo Rojo” se encuentra escoltado por otras fortificaciones de consideración que le prestan cobertura, como las de Buen Vecino, Orrios y Troya-Románica. Esta última se localiza sobre un espolón, destacando su potente foso tallado en la roca.
Cuevas excavadas
Mención especial merecen los conjuntos de cuevas excavadas en la roca y que constituyen un fenómeno fundamental para entender el poblamiento andalusí en este territorio. Hace aproximadamente un milenio, las cuevas artificiales excavadas en la roca constituían el lugar de habitación más característico de las comunidades campesinas hispanomusulmanas que se asentaban en el curso inferior del río Alfambra. Estas cavidades se organizan siempre en pequeñas agrupaciones compuestas por varias cuevas o incluso por varias decenas de ellas, que se articulan normalmente en varios niveles. De entre los múltiples conjuntos de cuevas existentes merecen ser destacados los de Troya-Románica o los de San Miguel-La Roma de Orrios, además de otros situados aguas abajo (en Peralejos, Cuevas Labradas, Villalba Baja y Tortajada).
Muy interesantes resultan también otros asentamientos islámicos ubicados en los márgenes del camino, como la Atalaya de Fuentes Calientes; éste se encuentra situado sobre la surgencia del principal manantial del Altiplano, controlando además el paso del collado de la Cañadilla, por el que discurriría este hipotético ramal del camino. O el yacimiento de Roma – San Miguel (Orrios), presidido por otra torre andalusí; junto a este último se encuentra la Ermita de San Miguel, posiblemente asociada al despoblado de Miraveto, a la que se dedicará un próximo reportaje monográfico.
Y no pueden faltar en esta nómina los restos del Castillo de Perales del Alfambra, ya plenomedieval (aunque no se puede descartar que estuviera asentado sobre un antiguo enclave andalusí), y que nos ayudan a entender los procesos de fortificación de estas poblaciones en vísperas de la Guerra de los Dos Pedros, y al que se le dedicó el primer reportaje de esta serie.
Finaliza la muestra presente en el Molino de Fuentes Calientes con un panel dedicado a la batalla de Cutanda y a sus consecuencias, que tan relevantes resultaron para la Historia Medieval del Reino de Aragón, y que ayudó a configurar lo que hoy es nuestra identidad.
Como complemento a la muestra presente dentro del edificio, en el exterior se ha instalado una mesa de interpretación dedicada al agua, como recurso crítico del Altiplano; y también a la conjunción de dos realidades, que se suceden en el tiempo con más de medio siglo de diferencia, pero que son representativas del devenir histórico de este territorio: el tránsito de la fallida expedición almorávide, que marca el definitivo declive del periodo andalusí de esta zona; y la implantación de la Orden de Monte Gaudio, que representa el inicio de una nueva etapa histórica. Ambos episodios nos han dejado en este territorio un paisaje y un Patrimonio Cultural tan interesante, como desconocido. La visita al Molino de Fuentes y a su exposición permanente sobre el Camino de los Almorávides ofrece una buena oportunidad para conocerlo.
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