El Curso de Truficultura Práctica pone de manifiesto el peligro que representan las plantas aromáticas para la trufa
Xabier Parladé, del Irta, presenta las conclusiones del proyecto de investigación TubersystemsLas plantas aromáticas, como el tomillo, el romero, la salvia o la lavanda, son competidoras de la trufa y la perjudican, aunque ellas se ven favorecidas por esa relación y es posible compatibilizar ambos cultivos. Sin embargo, hay otras especies, entre las que están algunas de las calificadas como malas hierbas, que favorecen la producción de micelio. Estas son algunas de las conclusiones preliminares del proyecto Tubersystems, desarrollado por el Irta, el instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Cataluña, que ha comparado durante cuatro campañas fincas productoras y truferas silvestres de las principales zonas de España.
El investigador Xavier Parladé, coordinador del estudio, fue el encargado de presentarlo en Mora de Rubielos, en el marco del VII Curso de Truficultura Práctica que durante toda la semana ha desarrollado la Universidad de Verano de Teruel Fundación Antonio Gargallo en colaboración con Atruter, la Asociación de Truficultores y Recolectores de Trufa de Teruel.
El proyecto se inició hace dos años y medio con el objetivo de mejorar el conocimiento del ciclo biológico de la trufa y analizar cómo le afecta el entorno con el fin de planificar una gestión más correcta. Además, contempla un segundo apartado en el que se cuantificarán los beneficios medioambientales de la trufa, algo que se está realizando en la actualidad y cuyos resultados se conocerán a final de año.
Parladé comentó que se ha investigado el papel de las plantas acompañantes y se ha observado que, aunque se suelen eliminar porque compiten con el agua, en algunos casos contribuyen a fijar el micelio. De hecho comentó que ya hay truficultores franceses que se están planteando dejarlas en sus fincas. El experto comentó que el manejo de la vegetación acompañante “debe evaluarse en cada situación”.
En cuanto a las aromáticas, señaló que sí compiten con Tuber melanosporum, pero añadió que es posible lograr un equilibrio en el cultivo ya que están adaptadas a sobrevivir en las condiciones del quemado que provoca la trufa. “Hemos visto que inoculando estas aromáticas podemos protegerlas y hacer compatibles ambos cultivos”, dijo.
Ventaja social y ambiental
El segundo apartado referente a los beneficios sociales supondrá una puesta en valor de la trufa más allá de sus aspectos económicos. En este sentido Xavier Parladé avanzó que existen numerosos aspectos ambientales ventajosos, como que mantiene la vegetación en mosaico, contribuyendo con ello a evitar incendios y propicia la existencia de insectos que favorecen la polinización. Otro de los aspectos en los que incide es en la fijación del carbono: “El que necesita una trufa para formarse se lo proporciona el árbol y viene de la fotosíntesis”, comentó el experto.
A todo ello se suman diversos beneficios sociales en el territorio donde se cultiva, como el mantenimiento del empleo rural al poner en producción zonas agroforestales poco favorables para la agricultura tradicional.
En la jornada de ayer del VII Curso de Truficultura Práctica se dedicó la mañana al adiestramiento de los perros truferos con un taller que impartió el psicólogo canino Sergi Barrios. El tema de la educación del perro es fundamental para el sector puesto que, como quedó claro ayer en Mora, si no se cuenta con un animal bien entrenado queda mucha trufa en el campo. Esto supone una pérdida económica directa y favorece la propagación de plagas como el Leiodes cinnamomeus, que se fija especialmente en la trufa madura y en proceso de pudrición.
Ponencia
La jornada del miércoles concluyó con una ponencia de Fernando Martínez Peña en la que desgranó en qué consiste Trufforum, una iniciativa que persigue afianzar el conocimiento sobre trufa no solo a nivel científico, sino también entre los hogares españoles. Se trata de un ejemplo de cooperación europea para el intercambio de conocimiento y la promoción de la utilización de este hongo tanto por parte de los particulares como entre profesionales.
El curso, que se inició el lunes, ha compatibilizado las sesiones teóricas con las prácticas y el medio centenar de asistentes ha realizado salidas al campo para conocer explotaciones con árboles de diferentes años y tanto productivos como no productivos. Además, también conocieron cómo es el trabajo en los viveros con la visita a Inotruf, en Sarrión.
Las 50 plazas de la actividad formativa se han cubierto, algo que es habitual, y, al igual que en anteriores ocasiones, ha quedado un buen número de personas interesadas en lista de espera.
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