Cuartel de la Guardia Civil de Rubielos de Mora, donde entró el acusado saltando la valla y penetró en una vivienda
Condenado a pagar una multa de 2.880 euros el joven que se coló desnudo en el cuartel de Rubielos de Mora
La Audiencia ya desestimó el allanamiento al tener alteradas sus facultades
Una multa de 2.880 euros por un delito de daños y el pago de una indemnización de algo más de 3.000 euros. En eso ha quedado la condena penal al joven que en mayo de 2021 se coló desnudo en la casa cuartel de Rubielos de Mora. Con anterioridad, la Audiencia Provincial ya había descartado que se le pudiese juzgar por allanamiento debido a que tenía sus facultades alteradas al haber consumido una gran cantidad de alcohol. En el caso de los daños que causó en dos vehículos privados de los agentes, el Juzgado de lo Penal estima que su estado no le exhime de su responsabilidad penal.
La acusación particular, en representación de los agentes y de la asociación profesional Independientes de la Guardia Civil (IGC), llegó a pedir en el juicio celebrado el mes pasado en el Juzgado de lo Penal de Teruel más de 6 años de prisión para el acusado por estos hechos, R. E. L. Hasta la Fiscalía pidió un año de privación de libertad, aunque la juez solo le ha impuesto una multa y el pago de la indemnización.
El caso fue muy llamativo en su día debido a lo sorprendente que resultaba que una persona se hubiese metido en la casa cuartel de Rubielos de Mora, saltándose todas las medidas de seguridad, dañara un par de vehículos particulares de los guardias estacionados en el interior, cogiese las llaves de la vivienda de uno de ellos, y entrase en ella sin que sus moradores se diesen cuenta. Al día siguiente lo encontraron dormido desnudo en el sofá del salón y lo detuvieron.
Lo ocurrido generó en su día una queja de las asociaciones de guardias civiles por la facilidad con que el acusado pudo entrar en la vivienda. Además, durante la vista oral quedó de manifiesto que las cámaras de seguridad no llegaron a registrar nada por algún problema técnico. De hecho, se dedujo que había saltado la valla por las deformaciones que había en la zona por donde supuestamente lo hizo.
Además, nadie se alertó del ruido que provocó el furtivo cuando causó los daños en los vehículos y accedió al interior para coger unas llaves, que después fue probando piso por piso en la residencia de los guardias civiles. En el juicio se puso también de manifiesto que el cierre de la puerta de acceso a dicho pabellón no estaba bien y el acusado se pudo meter para ir subiendo los distintos niveles mientras probaba en cada cerradura las llaves que había cogido del coche. Así lo hizo hasta que dio con la puerta a la que correspondían, la abrió, se metió dentro de la vivienda y acabó acostado desnudo, tal como había entrado al cuartel, en el sofá.
El hombre declaró en el juicio que no recordaba nada desde que había estado con sus amigos en la localidad de Mora de Rubielos. Acudieron allí en su propio coche desde Sarrión, y en ambos sitios bebieron abundante alcohol. De allí se fueron hasta Rubielos, según declararon los amigos, siendo conducido el vehículo por el propio acusado a pesar de no estar en condiciones de hacerlo porque declaró que había perdido ya la consciencia de lo que estaba haciendo.
De hecho, la acusación particular pidió en el juicio que se tuviera en cuenta eso para que se le condenase también por un delito contra la seguridad vial. Sobre esta cuestión, la juez lo descarta al entender que “no existe prueba alguna” de dicho delito “ni puede ser tomado en consideración atendiendo al principio acusatorio”.
También descarta la magistrada que cometiese un delito de robo con fuerza, ya que penetró en la vivienda tras hacerse con las llaves de la misma que había en uno de los vehículos. Argumenta que no cogió las llaves con el ánimo de apropiárselas, sino para su uso inmediato para la comisión de otro ilícito penal. Un delito, precisa la sentencia, por el que no ha sido juzgado al haber sido resuelta esta cuestión, referente a un supuesto allanamiento de morada, por la Audiencia Provincial. Este tribunal estimó que no había un dolo específico, es decir, la intencionalidad de delinquir, puesto que tenía alteradas, que no suprimidas, sus facultades al haber ingerido una gran cantidad de alcohol.
Precisa el fallo judicial que en el caso del delito de daños por los destrozos causados a los vehículos estacionados de dos agentes, este tipo penal no exige un dolo específico, “pudiendo ser cometido incluso con dolo eventual”.
Por ese motivo condena al acusado por un delito de daños a la pena de ocho meses de multa con una cuota diaria de 12 euros, es decir, un total de 2.880 euros. También le obliga a indemnizar a uno de los propietarios de los coches con 2.235 euros y al otro con 872,58 euros, en total 3.107,58 euros.
Los daños producidos en el vehículo que se vio más afectado consistieron en roturas en puertas, bisagras, aletas y retrovisores, entre otras cosas. En el otro fue menor al causar desperfectos consistentes en rayas en la pintura, abolladuras y la fractura del retrovisor.
En la sentencia, se da por probado que el acusado se metió vestido en la fuente de la plaza de Rubielos de Mora. Al salir, se desnudó y corrió así por las calles del pueblo en la medianoche del día 22 de mayo, hasta llegar al cuartel de la Guardia Civil. Trepó la verja para entrar, dañó dos vehículos y después se introdujo en la vivienda de un agente que vivía con su mujer y un hijo. Constata que durante la tarde bebió varias cervezas, combinados de alcohol y varios chupitos de cazalla, y que estaba fuera de sí, puesto que en la plaza discutió con sus amigos y llegó a morder a uno de ellos antes de salir corriendo.
La acusación particular, en representación de los agentes y de la asociación profesional Independientes de la Guardia Civil (IGC), llegó a pedir en el juicio celebrado el mes pasado en el Juzgado de lo Penal de Teruel más de 6 años de prisión para el acusado por estos hechos, R. E. L. Hasta la Fiscalía pidió un año de privación de libertad, aunque la juez solo le ha impuesto una multa y el pago de la indemnización.
El caso fue muy llamativo en su día debido a lo sorprendente que resultaba que una persona se hubiese metido en la casa cuartel de Rubielos de Mora, saltándose todas las medidas de seguridad, dañara un par de vehículos particulares de los guardias estacionados en el interior, cogiese las llaves de la vivienda de uno de ellos, y entrase en ella sin que sus moradores se diesen cuenta. Al día siguiente lo encontraron dormido desnudo en el sofá del salón y lo detuvieron.
Lo ocurrido generó en su día una queja de las asociaciones de guardias civiles por la facilidad con que el acusado pudo entrar en la vivienda. Además, durante la vista oral quedó de manifiesto que las cámaras de seguridad no llegaron a registrar nada por algún problema técnico. De hecho, se dedujo que había saltado la valla por las deformaciones que había en la zona por donde supuestamente lo hizo.
Además, nadie se alertó del ruido que provocó el furtivo cuando causó los daños en los vehículos y accedió al interior para coger unas llaves, que después fue probando piso por piso en la residencia de los guardias civiles. En el juicio se puso también de manifiesto que el cierre de la puerta de acceso a dicho pabellón no estaba bien y el acusado se pudo meter para ir subiendo los distintos niveles mientras probaba en cada cerradura las llaves que había cogido del coche. Así lo hizo hasta que dio con la puerta a la que correspondían, la abrió, se metió dentro de la vivienda y acabó acostado desnudo, tal como había entrado al cuartel, en el sofá.
Bebido
El hombre declaró en el juicio que no recordaba nada desde que había estado con sus amigos en la localidad de Mora de Rubielos. Acudieron allí en su propio coche desde Sarrión, y en ambos sitios bebieron abundante alcohol. De allí se fueron hasta Rubielos, según declararon los amigos, siendo conducido el vehículo por el propio acusado a pesar de no estar en condiciones de hacerlo porque declaró que había perdido ya la consciencia de lo que estaba haciendo.
De hecho, la acusación particular pidió en el juicio que se tuviera en cuenta eso para que se le condenase también por un delito contra la seguridad vial. Sobre esta cuestión, la juez lo descarta al entender que “no existe prueba alguna” de dicho delito “ni puede ser tomado en consideración atendiendo al principio acusatorio”.
También descarta la magistrada que cometiese un delito de robo con fuerza, ya que penetró en la vivienda tras hacerse con las llaves de la misma que había en uno de los vehículos. Argumenta que no cogió las llaves con el ánimo de apropiárselas, sino para su uso inmediato para la comisión de otro ilícito penal. Un delito, precisa la sentencia, por el que no ha sido juzgado al haber sido resuelta esta cuestión, referente a un supuesto allanamiento de morada, por la Audiencia Provincial. Este tribunal estimó que no había un dolo específico, es decir, la intencionalidad de delinquir, puesto que tenía alteradas, que no suprimidas, sus facultades al haber ingerido una gran cantidad de alcohol.
Precisa el fallo judicial que en el caso del delito de daños por los destrozos causados a los vehículos estacionados de dos agentes, este tipo penal no exige un dolo específico, “pudiendo ser cometido incluso con dolo eventual”.
Por ese motivo condena al acusado por un delito de daños a la pena de ocho meses de multa con una cuota diaria de 12 euros, es decir, un total de 2.880 euros. También le obliga a indemnizar a uno de los propietarios de los coches con 2.235 euros y al otro con 872,58 euros, en total 3.107,58 euros.
Los daños producidos en el vehículo que se vio más afectado consistieron en roturas en puertas, bisagras, aletas y retrovisores, entre otras cosas. En el otro fue menor al causar desperfectos consistentes en rayas en la pintura, abolladuras y la fractura del retrovisor.
En la sentencia, se da por probado que el acusado se metió vestido en la fuente de la plaza de Rubielos de Mora. Al salir, se desnudó y corrió así por las calles del pueblo en la medianoche del día 22 de mayo, hasta llegar al cuartel de la Guardia Civil. Trepó la verja para entrar, dañó dos vehículos y después se introdujo en la vivienda de un agente que vivía con su mujer y un hijo. Constata que durante la tarde bebió varias cervezas, combinados de alcohol y varios chupitos de cazalla, y que estaba fuera de sí, puesto que en la plaza discutió con sus amigos y llegó a morder a uno de ellos antes de salir corriendo.
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