Casi la mitad de los municipios turolenses gana población en el último lustro
Se consolidan cinco años que interrumpen la pérdida demográfica anteriorEl censo a 1 de enero crece en 263 personas gracias a la llegada de población extranjera
Siete de cada diez turolenses residen en los 18 municipios con más de mil habitantes
Las 111 entidades singulares habitadas de la provincia suman 5.600 empadronados
Dos informes del Instituto Nacional de Estadística, las cifras de su censo y las oficiales de población empadronada publicadas este mes de diciembre, confirman que la provincia de Teruel acumula aumentos poblacionales en cuatro de los últimos cinco años consignados. La población de la provincia aumentó a 1 de enero de 2024 hasta los 135.661 habitantes, poco más de 400 nuevos residentes respecto al año anterior, continuando con la evolución positiva, más acusada, que se había vivido desde 2022. En realidad, las comarcas turolenses han ganado casi 1.500 habitantes desde el año 2020, camino de un lustro de mejora demográfica.
Mejora consolidada que interrumpe el acusado declive que la provincia había sufrido a lo largo de la pasada década. Teruel logró superar los 145.000 habitantes a lo largo de los años posteriores al boom del ladrillo de principios de siglo, para empezar a perderlos de manera continuada a partir del año 2010. Para 2015 había menos de 139.000 habitantes censados, para cerrar ese decenio en poco más de 134.000 y marcar mínimo demográfico del que las comarcas turolenses se vienen recuperando en estos últimos años.
Esta aún tímida mejoría global no esconde una historia de ganadores y de perdedores, pero permite de momento dejar atrás el desplome de la década pasada. Y desvela el 40% de los municipios de la provincia, un total de 110, registraba a principios de 2024 más habitantes que cinco años antes. Básicamente, Teruel y Alcañiz son las locomotoras demográficas de la demarcación; la capital turolense tiene ya 6.000 habitantes más que a principios de siglo, la del Bajo Aragón 3.000 residentes más en este mismo cuarto de centuria. Respecto a 2020, una ganancia algo menor del millar de residentes en Teruel, más de 200 nuevos residentes en Alcañiz.
Y en los corredores que vertebran se concentra buena parte de este crecimiento poblacional poco a poco descentralizado. A modo de ejemplo, en la Comarca del Jiloca, sus dos capitales: Calamocha, con 4.542 habitantes, tiene un centenar largo de nuevas altas en los últimos cinco años, y Monreal del Campo tiene medio centenar de nuevos habitantes para abrir año con 2.542 vecinos. Pero, sobre todo, es Cella el municipio en el que más se está notando este cambio demográfico. La población, quince kilómetros al norte de Teruel, se queda a las puertas de los 2.700 censados, 120 más que hace cinco años. Y pone fin a una regresión que le había llevado desde casi 3.000 habitantes en 2010 a un 15% menos en los siguientes diez años.
El desarrollo del Matarraña
Alrededor de Alcañiz también se van consolidando polos de crecimiento demográfico que van tirando al alza de la demografía del Bajo Aragón. No es tanto el caso de Calanda ni Alcorisa, los otros dos núcleos importantes de la comarca, que conservan esa tendencia negativa de la década anterior. Pero municipios cercanos como Castelserás o Foz-Calanda acompañan el aumento alcañizano. Y, sobre todo, es la siguiente comarca en dirección a Tarragona, el Matarraña, quizá la mejor noticia demográfica de la provincia. Sin un gran núcleo más cercano que Alcañiz, buena parte de los municipios de esta zona salen ganando en el censo año tras año.
Empezando por la capital, Valderrobres, en la que ya viven 2.545 personas según el INE. Son 110 más que en 2020, y medio millar más que hace veinte años, lo que significa que en este tiempo la población acoge a un 25% más de personas. A su lado, y también con el turismo sostenible como motor, Beceite registra 30 censados más en cinco años para compensar también pérdidas de población anteriores. Y en Cretas, una veintena más de residentes. La industria agroalimentaria tiene también mucho que ver en este desarrollo demográfico en el Matarraña.
El detalle
Dentro de un territorio con los condicionantes claros que ejemplifican el concepto de España Vaciada como es la provincia de Teruel, algunas comarcas presentan problemas agravados, una evolución demográfica negativa acaso más acusada. Entre ellas, y por definición, las comarcas mineras de la provincia. Al abrigo de su desarrollo industrial en el siglo pasado, el corredor entre Andorra y Utrillas, pasando por Montalbán y Escucha, vivió un importante aumento de población que colapsó para entrar en declive ya en este siglo. Como ejemplo, la principal villa minera, que superaba los 8.000 habitantes a principios de siglo.
Ahora son 7.258. Menos que entonces pero, eso sí, completando dos años de aumento de población que al menos ponen freno a la sangría. Andorra tiene 57 habitantes más que en 2022. Y Utrillas, otra vez por encima de los 3.100 vecinos, recupera la marca con la que cerró la pasada década para acumular cinco años de incremento demográfico, lejos aún, eso sí, de los 3.300 de 2010. Eso sí, Montalbán y Escucha todavía no consiguen revertir esa tendencia decreciente en su padrón.
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