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EFE

Comportamientos ejemplares

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Toni Fernández

Hace unos días en lo que debería haber sido una fiesta del fútbol andaluz y sevillano, vivimos un episodio que parecía ya olvidado en los estadios. Y es que las gradas de un campo de fútbol siguen siendo un hervidero de emociones, más aún si el rival es el vecino de enfrente, el que veo todos los días y por el que daría cualquier cosa por ganar. Una grada da para mucho, con miles de aficionados, cada uno de su padre y de su madre como diría aquel, el tranquilo, el apasionado, el gracioso, el chillón… y así podríamos calificar cientos de adjetivos, seguramente casi tantos como personas caben en el campo. Pero ese día a un cafre le dio por lanzar algo, con, no sé si buena o mala suerte, de impactar en su objetivo, y ya está el lio montado.

De ahí, un hecho que es condenable de raíz, y como digo, que pensábamos que era de un época antigua, desencadena en comportamientos que dejan mucho que desear. Los colores pueden, y los hay desde los que no defienden el acto, pero que opinan que de la parte de los afectados no se actúo de una manera correcta, hasta los que creen que se tuvo que cerrar el campo tropecientos partidos y poner una multa de otros tropecientos mil.

El caso es que todo esto visto desde fuera y de una manera imparcial, da lugar a reflexiones, obviamente lo primero tendría que ser erradicar de una manera tajante toda violencia o similares, no solo en el fútbol sino en cualquier deporte. Pero más allá de ello, que parece claro, los protagonistas, que están en los ojos de millones de personas, de los cuales muchos son niños, deberían mirarse el ombligo y comportarse de una manera ejemplar. Me refiero a posibles simulaciones, acusaciones entre compañeros, declaraciones en medios, y más allá de rivalidades,  parece que olvidamos el objetivo último que no es otro que un entretenimiento sano, una diversión sin maldad, porque todo eso empaña el espectáculo.

Como digo, todo esto se puede extrapolar al día a día de cualquier deporte profesional, que luego se traslada al deporte de barrio, de colegios y donde hay una gran diferencia entre comportamientos, porque si se trata de alabar, de disfrutar e incluso de imitar, que sean los comportamientos ejemplares los que predominen.

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