Segunda jornada organizada en la sede de CCOO por Lobo Aragón y Bajo Aragón Animalista. M. N.
Las medidas de protección ante el lobo comienzan a demostrar su efectividad
Los conservacionistas instan a adaptar el pastoreo a la evolución del cánido
Vallados fijos y portátiles para el ganado, pastores eléctricos y tenencia de mastines con seguro de responsabilidad civil para proteger a las ovejas del lobo son algunas de las medidas que está subvencionando el Gobierno de Aragón a los ganaderos con buen resultado en términos de eficacia para tratar de conciliar el pastoreo con la preservación de esta especie depredadora amenazada que ha consolidado desde hace más de un año la convivencia de una pareja en el Bajo Aragón.
Así lo puso de manifiesto este sábado el jefe del Servicio de Biodiversidad de la Dirección General de Medio Natural del Departamento de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón, Manuel Alcántara, durante la segunda de las dos jornadas que las asociaciones Bajo Aragón Animalista y Lobo Aragón organizaron en el salón de actos de CCOO en Alcañiz en dos sábados consecutivos.
El objetivo de esta iniciativa es exponer ante la opinión pública el punto de vista de las asociaciones conservacionistas, que advierten de que tanto los lobos como los pastores están en peligro de extinción y aseguran que, paradójicamente, los cánidos pueden ser la salvación de la ganadería extensiva siempre y cuando ésta asimile una situación que no es nueva y que va a ir a más, aunque en las últimas décadas los ganaderos se habían confiado.
En aumento desde 2017
Alcántara, responsable en Aragón de la conservación de especies amenazadas y también de conciliar su existencia con usos humanos del medio natural, corroboró la presencia de una loba ibérica y un lobo itálico en el Bajo Aragón desde principios de 2023, un proceso que arrancó en 2017, cuando “empezó a detectarse un ejemplar en la zona de los Monegros”. A partir de entonces se fueron localizando hasta cinco ejemplares aislados que aparecían y desaparecían al este de la comunidad autónoma.
“Estamos observando cuál es su evolución”, dijo el responsable en cuanto a la pareja de lobos que campea por el Bajo Aragón y que ha causado problemas a varios ganaderos de ovino. Aquí ha hallado un lugar con alimento, “seguramente en base a conejos y presa de caza mayor”, y dispone de vegetación arbustiva y arbórea que le aporta seguridad”, luego el hábitat es el adecuado.
Preguntado por si las medidas de protección a la ganadería están funcionando, Alcántara destacó que donde se han aplicado con subvenciones del Gobierno de Aragón “da la impresión de que efectivamente son eficaces porque, cuando se ponen en marcha de manera adecuada, el número de ataques disminuye muchísimo y prácticamente desaparece”. Es algo que “está pasando aquí y pasó en Monegros en su momento”, dijo el técnico, que defendió “la vía de protección” para compatibilizar la coexistencia de esta especie amenazada con el pastoreo mientras, por otra vía, la Unión Europea y el Gobierno de España resuelven acerca de las peticiones de algunos gobiernos autonómicos para que el lobo salga del listado de especies silvestres en régimen de protección especial.
“Aquí nadie va soltando lobos. La naturaleza es así y ellos recuperan el terreno que perdieron porque hay muchísimos corzos, cabras y conejos; disponibilidad de alimento y espacio, porque Aragón es enorme. Si estamos en medio de Francia y Castilla, lo lógico era que sucediera” algo tan natural como el apareamiento de una loba ibérica y un macho itálico –realmente del Prepirineo francés–, explicó Chus Campo, técnico de medio ambiente y miembro de Lobo Aragón, que instó a los ganaderos a asumir que la presencia del cánido “va a ir a más” próximamente.
Ante un foro de más de 30 personas interesadas en la charla, algunas ganaderas, Campo hizo pedagogía a la hora de explicar que los “trastornos” que sufren los pastores ya existían hace menos de un siglo, y que las medidas a tomar para prevenir ataques son sencillas: “El que tenga una hacienda, que la atienda”.
“Antes los ganados se guardaban, se tenían en majadas, mases, bordas o parideras que estaban bien construidas con sus buenas vallas, y se tenían perros vigilando. No es una labor ardua o complicada”, insistió. “El ganado no puede estar suelto porque, si tienes la mala suerte de que un lobo aparezca, te hace un destrozo”, observó. En este sentido, vallados eléctricos, presencia humana o mastines son antídotos contra las fauces del lobo, indicó el experto, quien entendió lógicas las quejas de un sector que “viene muy acuciado por otras dolencias” como “el precio del cordero irlandés o neozelandés” o la Política Agraria Común.
Campo hizo un llamamiento para preservar el lobo porque “es una especie que no es para nada abundante” y no se puede poner “el grito en el cielo porque haya dos” en el Bajo Aragón. Además, “son necesarios para mantener el equilibrio de la naturaleza”, puesto que realizan un “control natural” sobre las plagas de conejos o la sarna de la cabra montesa, una función que un cazador no puede suplir. “Come ovejas si se lo ponemos fácil”, subrayó.
A nivel científico, Campo explicó que la noticia del apareamiento entre una loba ibérica y un lobo itálico ha sido “una bomba”, pues “es la primera vez que se juntan los ejemplares desde hace 80 o 90 años”, de modo que vuelven a coincidir “poblaciones que estaban separadas por culpa de la extinción provocada por el hombre”.
“En Teruel hubo lobo siempre. Abuelos se acordarán de situaciones vividas o contadas. Entiendo el trastorno de los ganaderos, pero entre comillas se habían mal acostumbrado”, concluyó.
Así lo puso de manifiesto este sábado el jefe del Servicio de Biodiversidad de la Dirección General de Medio Natural del Departamento de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón, Manuel Alcántara, durante la segunda de las dos jornadas que las asociaciones Bajo Aragón Animalista y Lobo Aragón organizaron en el salón de actos de CCOO en Alcañiz en dos sábados consecutivos.
El objetivo de esta iniciativa es exponer ante la opinión pública el punto de vista de las asociaciones conservacionistas, que advierten de que tanto los lobos como los pastores están en peligro de extinción y aseguran que, paradójicamente, los cánidos pueden ser la salvación de la ganadería extensiva siempre y cuando ésta asimile una situación que no es nueva y que va a ir a más, aunque en las últimas décadas los ganaderos se habían confiado.
En aumento desde 2017
Alcántara, responsable en Aragón de la conservación de especies amenazadas y también de conciliar su existencia con usos humanos del medio natural, corroboró la presencia de una loba ibérica y un lobo itálico en el Bajo Aragón desde principios de 2023, un proceso que arrancó en 2017, cuando “empezó a detectarse un ejemplar en la zona de los Monegros”. A partir de entonces se fueron localizando hasta cinco ejemplares aislados que aparecían y desaparecían al este de la comunidad autónoma.
“Estamos observando cuál es su evolución”, dijo el responsable en cuanto a la pareja de lobos que campea por el Bajo Aragón y que ha causado problemas a varios ganaderos de ovino. Aquí ha hallado un lugar con alimento, “seguramente en base a conejos y presa de caza mayor”, y dispone de vegetación arbustiva y arbórea que le aporta seguridad”, luego el hábitat es el adecuado.
Preguntado por si las medidas de protección a la ganadería están funcionando, Alcántara destacó que donde se han aplicado con subvenciones del Gobierno de Aragón “da la impresión de que efectivamente son eficaces porque, cuando se ponen en marcha de manera adecuada, el número de ataques disminuye muchísimo y prácticamente desaparece”. Es algo que “está pasando aquí y pasó en Monegros en su momento”, dijo el técnico, que defendió “la vía de protección” para compatibilizar la coexistencia de esta especie amenazada con el pastoreo mientras, por otra vía, la Unión Europea y el Gobierno de España resuelven acerca de las peticiones de algunos gobiernos autonómicos para que el lobo salga del listado de especies silvestres en régimen de protección especial.
“Va a ir a más”
“Aquí nadie va soltando lobos. La naturaleza es así y ellos recuperan el terreno que perdieron porque hay muchísimos corzos, cabras y conejos; disponibilidad de alimento y espacio, porque Aragón es enorme. Si estamos en medio de Francia y Castilla, lo lógico era que sucediera” algo tan natural como el apareamiento de una loba ibérica y un macho itálico –realmente del Prepirineo francés–, explicó Chus Campo, técnico de medio ambiente y miembro de Lobo Aragón, que instó a los ganaderos a asumir que la presencia del cánido “va a ir a más” próximamente.
Ante un foro de más de 30 personas interesadas en la charla, algunas ganaderas, Campo hizo pedagogía a la hora de explicar que los “trastornos” que sufren los pastores ya existían hace menos de un siglo, y que las medidas a tomar para prevenir ataques son sencillas: “El que tenga una hacienda, que la atienda”.
“Antes los ganados se guardaban, se tenían en majadas, mases, bordas o parideras que estaban bien construidas con sus buenas vallas, y se tenían perros vigilando. No es una labor ardua o complicada”, insistió. “El ganado no puede estar suelto porque, si tienes la mala suerte de que un lobo aparezca, te hace un destrozo”, observó. En este sentido, vallados eléctricos, presencia humana o mastines son antídotos contra las fauces del lobo, indicó el experto, quien entendió lógicas las quejas de un sector que “viene muy acuciado por otras dolencias” como “el precio del cordero irlandés o neozelandés” o la Política Agraria Común.
Campo hizo un llamamiento para preservar el lobo porque “es una especie que no es para nada abundante” y no se puede poner “el grito en el cielo porque haya dos” en el Bajo Aragón. Además, “son necesarios para mantener el equilibrio de la naturaleza”, puesto que realizan un “control natural” sobre las plagas de conejos o la sarna de la cabra montesa, una función que un cazador no puede suplir. “Come ovejas si se lo ponemos fácil”, subrayó.
A nivel científico, Campo explicó que la noticia del apareamiento entre una loba ibérica y un lobo itálico ha sido “una bomba”, pues “es la primera vez que se juntan los ejemplares desde hace 80 o 90 años”, de modo que vuelven a coincidir “poblaciones que estaban separadas por culpa de la extinción provocada por el hombre”.
“En Teruel hubo lobo siempre. Abuelos se acordarán de situaciones vividas o contadas. Entiendo el trastorno de los ganaderos, pero entre comillas se habían mal acostumbrado”, concluyó.
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