La Fiscalía de Medio Ambiente abre diligencias por el proyecto en la Sima de San Pedro

La Fiscalía de Medio Ambiente de Teruel ha abierto diligencias preprocesales tras la denuncia que Amigos de la Tierra Aragón remitió contra el proyecto turístico en el entorno de la Sima de San Pedro y el poblado ibérico de Oliete promovido por la Comarca Andorra-Sierra de Arcos.

El fiscal se reunió el 3 de enero con el representante de la asociación José Antonio Domínguez, que aportó documentación para respaldar la denuncia, y ha citado en febrero a la comarca. Con los datos recabados, decidirá si eleva a juicio este asunto o por el contrario decide archivarlo.

El proyecto estrella del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino (PSTD) de la institución comarcal consolidará y ampliará un acceso para vehículos y aparcamiento en la parte superior de la sima, donde se ubicarían caminos y un mirador volado de ocho metros desde el borde de la cavidad. El proyecto incluye desbrozar un sendero hasta el torreón ibérico de San Pedro –en cuyo perímetro habrá otro aparcamiento– y habilitar un puente tibetano para salvar el barranco que los separa. Se completa con un centro de visitantes en Oliete.

Los proyectos son una modificación de un estudio inicial que incluía una perforación para construir un saliente, enfrente de la insegura plataforma actual, que permitiera contemplar desde un balcón el abismo kárstico de 108 metros de profundidad. Este proyecto, muy cuestionado por asociaciones conservacionistas, fue sustituido por otro con menor impacto ambiental.

Piden evaluación ordinaria

En 2023, el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) decidió no someter a procedimiento de evaluación de impacto ambiental ordinaria el proyecto de perforación. Sin embargo, sí fijó 18 medidas correctoras que dificultaban seguir adelante con el diseño original de BAU Estudio de Arquitectura y Urbanismo.

Precisamente, uno de los requerimientos de Amigos de la Tierra es que el Inaga realice una evaluación ambiental ordinaria, lo más completa posible, puesto que el enclave está situado en Red Natura 2000. De esta forma, “el proyecto modificado, incluyendo mirador, sendero y puente al torreón”, además del asfaltado de las pistas, “debe someterse a información pública”.

“Nuestro objetivo es que se replantee el proyecto y se preserve el espacio del público, el cual no debe acceder al borde de la sima bajo ningún concepto”, dijo Domínguez, que alberga la “esperanza de que la comarca entre en razón”.

Según indicó la asociación en una nota de prensa el pasado octubre, cuando presentó la denuncia, el proyecto, “además de ser absolutamente invasivo poniendo en peligro la integridad del espacio, se hace sin los debidos trámites ambientales y de procedimiento”.

La sima de San Pedro, argumenta Amigos de la Tierra, está declarada como Lugar de Interés Geológico (LIG) pero, además, todo su entorno está incluido en la Red Natura por estar catalogado el espacio como Zona de Especial Conservación (ZEC Parque Cultural del Río Martín) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA Desfiladeros del Río Martín).

Para Amigos de la Tierra se trata de un proyecto “temerario”. En la documentación remitida, apunta, “se reconoce la fragilidad e inestabilidad del espacio inherente a una sima de colapso en permanente evolución”, indica la asociación, que cita algunas frases del estudio geológico de Geoscan para la comarca: “Geológicamente, la sima es un punto de inmenso valor científico, pero geotécnicamente, es decir, para la interacción entre suelo y estructura, es una fuente de incertidumbres y hándicaps”. Además, “el talud presenta (...) mecanismos de rotura estructural (planar, cuñas, vuelco) que comprometen su estabilidad a medio y largo plazo”, por lo que Geoscan recomienda “establecer una distancia de resguardo de la cimentación al borde del talud de al menos 5 metros”.

Muchas especies (como la fauna rupícola, murciélagos fisurícolas, vencejo real o chova piquirroja) dependen estrictamente de la sima para reproducirse o refugiarse, indica la asociación.

Amigos de la Tierra estima que el proyecto “surge en un momento en el que se confirma el poder destructivo del turismo en espacios frágiles o reducidos”. Sugiere que se destine el importante monto económico a la restauración ambiental en una comarca asolada por la minería a cielo abierto y a la mejora de servicios básicos como el “deficiente suministro de agua potable a la población”. Sí está de acuerdo con el centro de visitantes.

Más de 1 millón de euros

El estudio en el que se basará el nuevo proyecto para el mirador, redactado por el ingeniero industrial Pablo Chóliz del Junco, prevé una estructura en el emplazamiento actual sustentada por micropilotes. Su coste rondaría los 150.000 euros. Propone un voladizo de cajón de chapa de acero que se estreche en la punta –desde los 4 metros a un metro de anchura–, sobresaliendo 8 metros desde la cabeza del talud, con ligera pendiente ascendente para ir reduciendo el zócalo y aumentar la sensación de exposición. Se asimilará al mirador de las hoces del río Mijares en San Agustín, diseñado por él.

La conexión por senda entre la sima y el poblado íbero costará 100.000 euros, 700.000 el centro de visitantes y 85.000 la pista. En total, más de un millón de euros financiados con el PSTD, que aportará 925.000 euros de sus 3 millones de presupuesto.