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La CHE ya ensaya en Los Fontanales para aportar agua al Guadalope si hay sequía La CHE ya ensaya en Los Fontanales para aportar agua al Guadalope si hay sequía
Imagen del bombeo en el pozo Masía Nueva 2, en término de La Ginebrosa. M. N.

La CHE ya ensaya en Los Fontanales para aportar agua al Guadalope si hay sequía

El organismo de cuenca pone en marcha el pozo Masía Nueva 2 en La Ginebrosa durante 21 días
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Desde el 13 de agosto está en marcha el ensayo de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en el pozo Masía Nueva 2, en término de La Ginebrosa, que se alimenta del manantial de Los Fontanales desde donde el organismo de cuenca planea derivar caudales al río Guadalope y, en consecuencia, al embalse de Calanda en épocas de escasez de recurso hídrico como la actual.

Esta medida está contemplada en el Plan Especial de Sequía de la cuenca del Guadalope, declarada en junio en situación de emergencia por falta de agua para atender los usos habituales. El miércoles, el embalse registraba 11 hectómetros y se situaba al 20,3% de su capacidad.

Según explicó este miércoles sobre el terreno la jefa del Área de Planes y Estudios de la Oficina de Planificación de la CHE, Teresa Carceller, el estudio del sondeo comenzó el martes a las 13:30 horas y estará activo 21 días sin interrupción para observar el comportamiento tanto del río como del manantial. De esta forma, se conocerá la capacidad de Los Fontanales para subsanar la escasez vigente, aunque más bien con la mirada puesta en “otras sequías” que se produzcan de forma cíclica en lo sucesivo. La previsión es extraer 0,45 hectómetros cúbicos (Hm3) durante tres semanas.

“Tenemos en la margen derecha (del Ebro) varias subcuencas en situación de sequía prolongada porque las precipitaciones han sido menores de lo normal y además están en situación de alerta por escasez” porque “tenemos pocas reservas para dotar de garantías a lo que son los usos que dependen de este sistema”, indicó Carceller.

Además de otras medidas clásicas como prorratear riegos, el estudio del sondeo pretende “conocer mejor” la capacidad del manantial, su utilidad y viabilidad. Algo que “se tiene que hacer ahora, cuando estamos en la situación de sequía”, con la mirada puesta en dotar a futuro “de unos recursos adicionales procedentes del acuífero a todo el sistema y que lo utilicen todos los usuarios”, recalcó.

Carceller, junto a la zanja de evacuación que vierte al Guadalope y cruza la carretera Mas de las Matas-Calanda. M. N. 

406 metros

La puesta en marcha del sondeo comenzó a finales de julio con trabajos previos consistentes en un vídeo registro del pozo Masía Nueva 2, propiedad de Endesa y de 406 metros de profundidad. Mediante una cámara de televisión, los técnicos del organismo de cuenca grabaron el estado en que se encuentra el pozo por dentro con el fin de diagnosticar si en 17 años desde su construcción, en los que no se ha utilizado, ha envejecido o no. “También hicimos aforos previos al inicio del bombeo para saber cómo están el acuífero y el río antes de empezar”, apuntó la técnica.

La conclusión fue que es óptimo porque tiene mejor caudal que otros dos pozos en la zona que conectan con el mismo acuífero –de 264 metros y 189 metros de profundidad– y además puede tener un descenso de agua menos agudo a medida que se efectúe la extracción. De forma que el pasado martes comenzó el ensayo. “Primero extrajimos 100 litros por segundo, luego 170 y ya pasamos al caudal objetivo que son 250 litros por segundo que lo vamos a mantener, si no hay afecciones significativas, durante 21 días continuado”. La responsable del Área de Planes y Estudios de la Oficina de Planificación de la CHE manifestó que la prueba tiene como objetivo determinar “la viabilidad técnica, económica y ambiental de esta medida” de uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas.

Evitar un baipás

Este estudio se efectúa en plena sequía, esto es, “en el peor escenario posible”, insistió Carceller. Y es precisamente el momento en el que mejor se puede comprobar cuál es la afección que tiene la extracción sobre el manantial.

Carceller dejó claro que se trata de un estudio y se vigilará en todo momento que la extracción no derive en un baipás o una extracción que provenga sobre todo del río en lugar del acuífero, lo cual no resultaría efectivo. Asimismo, el sondeo va a permitir descartar el daño ambiental de la extracción en el río y en los manantiales cercanos.

“Tenemos tres puntos de observación, que son otros pozos que existen que tampoco se utilizan, y luego los caudales del río en distintas secciones (otras tres)”, cuyo aforo se mide con un molinete que calcula las velocidades del agua a distintas alturas para determinar el caudal, explicó Carceller.

En el caso del río, “tenemos una sección antes del bombeo”. Éste vierte el caudal por una zanja de evacuación al Guadalope de unos 300 metros lineales. El punto está entre el embalse de Calanda y Mas de las Matas, en término de La Ginebrosa.

Mediciones en el río Guadalope tras la aportación de Masía Nueva 2. M. N. 


Pocos metros después de que el aporte llegue al río, en un segundo punto de control se mide “la diferencia con ese caudal” y, en una tercera sección aguas abajo antes de llegar al manantial de Los Fontanales, que drenan de manera natural al río y aportan aguas al embalse de Calanda, se valora la “parte del caudal que estamos sacando que viene del río”. Esto determinará la viabilidad técnica, ambiental y económica. “Si por ejemplo sacamos 25 litros del río y bombeamos 250, estamos sacando bastante del acuífero; si sacamos 125 del río y 125 del acuífero, hay que pensarlo; y si sacamos más del río económicamente no sería viable”, dijo Carceller. De forma que, “día a día, hacemos una valoración de los resultados y valoramos esa viabilidad”.

También se controlarán las características físico químicas de las aguas. Si se detecta alguna afección significativa en estos puntos, la prueba de bombeo se suspenderá.

En caso de funcionar, no está claro si después del ensayo se dará continuidad a la detracción de caudales del acuífero. El informe que se emita derivado del estudio servirá para tomar las “decisiones oportunas, sobre todo pensando en la siguiente sequía”, dijo Carceller, que explicó que cada medida que toma la CHE relacionada con el agua subterránea es diferente. Esta solución era “la más fácil” y aún así ha costado 196.000 euros, explicó.

“Aunque llueva, seguiremos con la prueba”, dijo la responsable, quien indicó que “cada equis años viene una sequía y nos tenemos que acostumbrar a eso”.

En relación a la posibilidad de que haya abastecimientos de agua de boca que se vean afectados por la medida, la responsable del organismo de cuenca apuntó que se va a “andar con cautela”. Se ha reunido con los alcaldes. La Cañada de Verich, La Ginebrosa y Aguaviva se abastecen de aguas subterráneas de esta zona, aunque tienen las captaciones en la margen derecha del río. Masía Nueva 2 está en la izquierda.

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