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Hallan restos del portal medieval de San Jaime en las obras de las travesías de Alcañiz Hallan restos del portal medieval de San Jaime en las obras de las travesías de Alcañiz
Los restos del portal de San Jaime, durante las obras en las travesías. Fran Portolés

Hallan restos del portal medieval de San Jaime en las obras de las travesías de Alcañiz

Este descubrimiento obliga a modificar las reformas para proteger el BIC
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La segunda fase de las obras de humanización de las travesías de Alcañiz en la zona de los Torreones ha sacado a la luz los restos del portal de San Jaime, una de las puertas medievales de la ciudad, datada entre finales del siglo XIV y principios del XV, y también conocida como la puerta de Valencia. Este hallazgo ha obligado a la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural a intervenir y a ordenar modificaciones en el trazado de las canalizaciones para evitar daños en este importante vestigio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

Según Fran Portolés, arqueólogo que supervisa la intervención, “lo que se ha encontrado es la cimentación de uno de los dos torreones que formaban la puerta de Valencia. Este torreón es el gemelo del cuarto torreón que aún se conserva en pie”. Entre ambos torreones se alzaba la puerta, que marcaba la entrada principal a Alcañiz desde el camino de Valencia, uno de los ejes comerciales y estratégicos de la época.

El hallazgo ha obligado a replantear el trazado de las nuevas infraestructuras de agua y saneamiento. En un primer momento, se propuso pasar las tuberías cerca de los restos, lo que habría afectado parcialmente la estructura. Sin embargo, la Comisión de Patrimonio rechazó esta opción. “Al ser un BIC, la normativa es clara: no se puede afectar la estructura de ninguna manera”, explicó Portolés. La nueva solución pasa por redirigir las canalizaciones a través del vano original de la puerta, el espacio vacío entre los dos torreones, donde no se dañará ningún elemento arqueológico.

La Comisión también ha solicitado al Ayuntamiento de Alcañiz que amplíe las zanjas y realice un control arqueológico continuo. “El objetivo es documentar a fondo la zona y garantizar que, si aparecen más restos, se protejan adecuadamente”, añadieron fuentes de Patrimonio del Gobierno de Aragón. Además, el consistorio local deberá entregar un plan director de la muralla, que permita planificar futuras intervenciones y conservar mejor este conjunto defensivo histórico.

Por su parte, Portolés detalló que “la estructura hallada se encuentra a solo 40 centímetros bajo el asfalto actual. Aunque el alzado original, que probablemente medía varios metros, se ha perdido, hemos localizado tres hiladas de sillares tallados y la cimentación, que nos permiten entender la magnitud de la puerta”. Estos sillares formaban parte de un bloque poligonal de gran tamaño, con un núcleo interno de mortero de cal y canto, un método típico de construcción medieval.

El portal de San Jaime es solo una parte del sistema defensivo que rodeaba Alcañiz. “La muralla medieval tenía siete puertas, y esta era una de las principales, pues daba acceso a la carretera nacional que conecta con Castellón y Valencia”, explicó Portolés. El arqueólogo subrayó que muchos de estos vestigios han sido dañados en décadas pasadas, cuando no existía control arqueológico en las obras. “Tuberías de agua, gas y electricidad instaladas en los años 60, 70 y 80 atravesaron parte de la muralla y destruyeron estructuras que hoy habríamos protegido”, dijo. En este caso, la intervención ha permitido preservar una de las pocas huellas de la puerta de Valencia. “A pesar de que gran parte del alzado se perdió, estos restos nos cuentan cómo era la entrada principal a la ciudad “, explicó

Compaginar las obras modernas con la protección de restos históricos ha significado todo un reto. “Por un lado, tenemos que respetar los plazos de una obra que afecta a las comunicaciones en Alcañiz, pero, por otro, no podemos comprometer el patrimonio”, explicó el arqueólogo.

La situación es compleja, ya que las nuevas tuberías deben pasar por espacios estrechos y no pueden realizar quiebros excesivos que afecten su funcionalidad. Aun así, Portolés destaca la colaboración de la empresa constructora. “Nos han facilitado el trabajo en todo momento, aunque sabemos que este tipo de cambios generan dificultades técnicas y retrasos”.