El Procurador de una edición anterior de la Encamisada sortea una de las hogueras. Marcos Navarro
Estercuel celebra el sábado una Santa Encamisada con doble efeméride
Hace 20 años que es Fiesta de Interés Turístico Regional y 30 que se baila el Reinau
Estercuel celebrará el próximo fin de semana su particular fiesta del fuego con la emblemática Encamisada, que este año celebra el vigésimo aniversario de la declaración como Fiesta de Interés Turístico de Aragón, y el trigésimo de la recuperación del baile del Reinau y de la primera actuación de los Gaiteros de Estercuel.
El acto más representativo volverá a ser la cabalgata nocturna en torno a 15 grandes hogueras en las que el fuego se tornará elemento purificador y mágico. Arrancará a las 20:00 horas en la plaza de la Iglesia de la localidad.
La celebración, reconocida el año pasado con el Premio Nacional de Tradiciones Populares, reúne cada año a más de 2.000 personas, según calcula el antropólogo y autor del libro El alma en llamas (2015, Mira Editores), Ángel Sancho.
Él se encargó, cuando formaba parte de la comisión organizadora en 2004, de confeccionar el dosier remitido al Gobierno de Aragón para “documentar la fiesta, dotarle de argumentación histórica, bibliografía y repercusión mediática”, explicó. Con el apoyo del ayuntamiento, aportó un reportaje de Eugenio Monesma y “con todo eso se aceptó la candidatura, a la primera”.
Preguntado por el aporte de esta declaración a la fiesta, el antropólogo explicó que supuso “romper la zona de influencia”, pues hasta entonces era de alcance comarcal y “mucha más gente se enteró, se hicieron más reportajes periodísticos y hubo más interés, lo que multiplicó por dos o tres la afluencia de gente”.
“Si a eso le sumas que es una fiesta espectacular, con fuego, multitud de hogueras, vestuario propio, músicas y demás atractivos, se convierte en un producto muy interesante”, añadió.
El alcance turístico tiene también una vertiente económica, pues “las ocupaciones hoteleras llegan a unos 30 kilómetros a la redonda”, no solo en Estercuel sino también en Gargallo, Alcorisa o Andorra. “Los aparcamientos están desbordados siempre”, destacó Sancho.
En cuanto al baile del Reinau, Jesús Rubio fue una de las personas que lo promovieron y recuperaron. Se baila el domingo, al son de los Gaiteros de Estercuel que marcan el compás desde 1994.
La cabalgata está encabezada por la comitiva de los tederos, herederos de antiguas antorchas, seguida por los Gaiteros de Estercuel que interpretan música propia del pueblo durante el recorrido, por los organizadores de la fiesta montados a caballo y ataviados con sombrero y capa aragonesa, y finalmente por la Corporación Municipal.
La organización de la fiesta está conformada por catorce parejas en total, siete que entran y siete que salen anualmente. Los entrantes este año son Jorge Pardo e Iratxe Rodríguez (Procuradores); Pedro Terrén y Anabel Navarro (Reyes); Daniel de Prado y Marta Muniesa (Condes); y Alberto Muñoz y Sara Cobos, Luis Ginés y Amelia Pellicer, Alfonso Caballero y Alba Mato, y Víctor Zapata e Irene Ruiz (Mayorales). La misa mayor, la bendición de panes, el traspaso de poderes entre los fiesteros salientes y entrantes, la comida y los concursos a la mejor hoguera y la aliaga más grande son otros de los atractivos de la fiesta.
El fuego ocupa un lugar central en la tradición, hasta el punto de que la localidad dispone de un Centro de Interpretación del Fuego y la Fiesta en las antiguas cuevas del castillo.
El origen de la Encamisada no se ha podido determinar con exactitud pero su referencia escrita más antigua procede del Padre Bravo en su publicación Historia de la Aparición de la Virgen del Olivar de 1892, donde describe la celebración de esta fiesta e indica que desconoce su procedencia.
Como en la época antigua los nobles montaban en sus caballos y agitaban antorchas en señal de regocijo para celebrar ciertos acontecimientos y era frecuente que el pueblo imitase las costumbres de sus señores, cabe la posibilidad de que, en parte, su origen esté relacionado con una circunstancia similar.
Por otro lado, según la tradición oral, en la época de la peste los vecinos de Estercuel pidieron a San Antón que les librase de la enfermedad, ofreciéndole a cambio una fiesta anual que perduraría eternamente. Las nuevas generaciones se encargan de ello.
El acto más representativo volverá a ser la cabalgata nocturna en torno a 15 grandes hogueras en las que el fuego se tornará elemento purificador y mágico. Arrancará a las 20:00 horas en la plaza de la Iglesia de la localidad.
La celebración, reconocida el año pasado con el Premio Nacional de Tradiciones Populares, reúne cada año a más de 2.000 personas, según calcula el antropólogo y autor del libro El alma en llamas (2015, Mira Editores), Ángel Sancho.
Él se encargó, cuando formaba parte de la comisión organizadora en 2004, de confeccionar el dosier remitido al Gobierno de Aragón para “documentar la fiesta, dotarle de argumentación histórica, bibliografía y repercusión mediática”, explicó. Con el apoyo del ayuntamiento, aportó un reportaje de Eugenio Monesma y “con todo eso se aceptó la candidatura, a la primera”.
Preguntado por el aporte de esta declaración a la fiesta, el antropólogo explicó que supuso “romper la zona de influencia”, pues hasta entonces era de alcance comarcal y “mucha más gente se enteró, se hicieron más reportajes periodísticos y hubo más interés, lo que multiplicó por dos o tres la afluencia de gente”.
“Si a eso le sumas que es una fiesta espectacular, con fuego, multitud de hogueras, vestuario propio, músicas y demás atractivos, se convierte en un producto muy interesante”, añadió.
El alcance turístico tiene también una vertiente económica, pues “las ocupaciones hoteleras llegan a unos 30 kilómetros a la redonda”, no solo en Estercuel sino también en Gargallo, Alcorisa o Andorra. “Los aparcamientos están desbordados siempre”, destacó Sancho.
En cuanto al baile del Reinau, Jesús Rubio fue una de las personas que lo promovieron y recuperaron. Se baila el domingo, al son de los Gaiteros de Estercuel que marcan el compás desde 1994.
La cabalgata
La cabalgata está encabezada por la comitiva de los tederos, herederos de antiguas antorchas, seguida por los Gaiteros de Estercuel que interpretan música propia del pueblo durante el recorrido, por los organizadores de la fiesta montados a caballo y ataviados con sombrero y capa aragonesa, y finalmente por la Corporación Municipal.
La organización de la fiesta está conformada por catorce parejas en total, siete que entran y siete que salen anualmente. Los entrantes este año son Jorge Pardo e Iratxe Rodríguez (Procuradores); Pedro Terrén y Anabel Navarro (Reyes); Daniel de Prado y Marta Muniesa (Condes); y Alberto Muñoz y Sara Cobos, Luis Ginés y Amelia Pellicer, Alfonso Caballero y Alba Mato, y Víctor Zapata e Irene Ruiz (Mayorales). La misa mayor, la bendición de panes, el traspaso de poderes entre los fiesteros salientes y entrantes, la comida y los concursos a la mejor hoguera y la aliaga más grande son otros de los atractivos de la fiesta.
Una fiesta ancestral
El fuego ocupa un lugar central en la tradición, hasta el punto de que la localidad dispone de un Centro de Interpretación del Fuego y la Fiesta en las antiguas cuevas del castillo.
El origen
El origen de la Encamisada no se ha podido determinar con exactitud pero su referencia escrita más antigua procede del Padre Bravo en su publicación Historia de la Aparición de la Virgen del Olivar de 1892, donde describe la celebración de esta fiesta e indica que desconoce su procedencia.
Como en la época antigua los nobles montaban en sus caballos y agitaban antorchas en señal de regocijo para celebrar ciertos acontecimientos y era frecuente que el pueblo imitase las costumbres de sus señores, cabe la posibilidad de que, en parte, su origen esté relacionado con una circunstancia similar.
Por otro lado, según la tradición oral, en la época de la peste los vecinos de Estercuel pidieron a San Antón que les librase de la enfermedad, ofreciéndole a cambio una fiesta anual que perduraría eternamente. Las nuevas generaciones se encargan de ello.