Participantes en la restauración de la silueta del símbolo de la paz en Andorra
El campo de trabajo de Atadi restaura una paloma de la paz en una loma de Andorra
Los campistas participantes regresaron a sus países y regiones este lunes
Atadi presentó los resultados del trabajo realizado esta semana en la loma de Andorra, en la que jóvenes voluntarios de cuatro países y personas con discapacidad intelectual han restaurado la silueta del símbolo de la paz que en ella estaba instalado desde hace años.
Quienes han participado en esta iniciativa son los miembros del Campo internacional de voluntariado juvenil One more chance for Peace, que han reconstruido la figura de una gran paloma, símbolo de la paz, para que pueda volver a verse desde distintos puntos de la localidad. El campo de trabajo se desarrolla en el municipio desde el pasado 25 de julio y finalizará el próximo 8 de agosto.
En la inauguración de este símbolo participó José Antonio Mora, director administrativo de Atadi; Almudena Amador, directora de Atadi Andorra; Cristina Espada y Edurne Pérez, directoras del Campo de Voluntariado, entre otras personas. Como no podía ser de otro modo, también estuvieron presentes los 12 jóvenes campistas y numerosos usuarios de la asociación en Andorra y Alcorisa.
El símbolo de la paz de Andorra es una silueta de una paloma formada con piedras pintadas de blanco. Se encontraba muy deteriorada debido al paso de los años, el crecimiento de la vegetación y la degradación de la pintura, que hacía resaltar las piedras sobre el fondo de tierra. Su recuperación ha sido el eje en torno al cual se ha estructurado el programa de actividades del Campo Internacional, cuyo objetivo es “fomentar la inclusión de las personas con discapacidad intelectual a través de la convivencia, el respeto al medioambiente y la paz”, explicó José Antonio Mora.
Los jóvenes campistas han trabajado codo con codo durante toda la semana con personas con discapacidad intelectual usuarias de Atadi, apoyándose mutuamente en las tareas de desbrozado, limpieza y pintura del símbolo de la paz. Además, los campistas alternaban el trabajo en la loma con sesiones en los centros ocupacionales de la asociación en Alcorisa y Andorra, donde prestaban apoyo a las personas usuarias. Así es como han conocido cómo trabaja la asociación y cuáles son las necesidades de las personas con discapacidad intelectual. Además, no todos los usuarios de Atadi podían trabajar en la loma, debido a su edad, problemas de movilidad reducida u otras causas, por lo que “la variedad de actividades ha permitido la participación de todas las personas, con mayores o menores necesidades de apoyo”, enfatizó Mora.
Esta experiencia inclusiva es “muy enriquecedora para todos los participantes”, apuntó Mora, porque “los jóvenes campistas conocen a otros jóvenes europeos y otro país o zona de España, según el caso; practican el idioma y, lo más importante, la convivencia con personas con discapacidad intelectual les aporta crecimiento personal y un importante aprendizaje sobre diversidad y respeto”.
También para las personas con discapacidad intelectual es importante la participación en este campo, puesto que, como resumió el director administrativo de Atadi, “fomenta su inclusión, les permite conocer gente, aprender y socializar con personas ajenas a su círculo más cercano, además de variar su rutina”.
Aunque las mañanas del campo internacional se dedican fundamentalmente al trabajo, los campistas disfrutan de numerosas actividades durante las tardes. A lo largo de estos días, los jóvenes han observado estrellas
en el Monasterio del Olivar de Estercuel, han visitado el poblado ibero de El Cabo de Andorra, las Grutas de Cristal de Molinos y el Museo Minero de Ariño. También han tenido la oportunidad de navegar con kayaks en el pantano de Pena, en Valderrobres, se han bañado en Aguaviva y en los baños de Ariño y han descubierto la capital del Matarraña. A estas propuestas se suman las actividades nocturnas junto a los usuarios de Atadi, como las sesiones de baile de los distintos países, juegos tradicionales aragoneses, gimkanas, etc. Este fin de semana está previsto que conozcan Teruel y Albarracín, como colofón a dos intensas semanas de convivencia.
Este lunes, los 12 jóvenes que han participado en el campo han partido hacia sus lugares de origen: México, Turquía, Italia, Madrid, Valencia y Zaragoza. Pero a pesar de su partida, el recuerdo de su estancia permanecerá durante muchos años en Andorra, en forma de paloma de la paz.
Quienes han participado en esta iniciativa son los miembros del Campo internacional de voluntariado juvenil One more chance for Peace, que han reconstruido la figura de una gran paloma, símbolo de la paz, para que pueda volver a verse desde distintos puntos de la localidad. El campo de trabajo se desarrolla en el municipio desde el pasado 25 de julio y finalizará el próximo 8 de agosto.
En la inauguración de este símbolo participó José Antonio Mora, director administrativo de Atadi; Almudena Amador, directora de Atadi Andorra; Cristina Espada y Edurne Pérez, directoras del Campo de Voluntariado, entre otras personas. Como no podía ser de otro modo, también estuvieron presentes los 12 jóvenes campistas y numerosos usuarios de la asociación en Andorra y Alcorisa.
El símbolo de la paz de Andorra es una silueta de una paloma formada con piedras pintadas de blanco. Se encontraba muy deteriorada debido al paso de los años, el crecimiento de la vegetación y la degradación de la pintura, que hacía resaltar las piedras sobre el fondo de tierra. Su recuperación ha sido el eje en torno al cual se ha estructurado el programa de actividades del Campo Internacional, cuyo objetivo es “fomentar la inclusión de las personas con discapacidad intelectual a través de la convivencia, el respeto al medioambiente y la paz”, explicó José Antonio Mora.
Actividades inclusivas
Los jóvenes campistas han trabajado codo con codo durante toda la semana con personas con discapacidad intelectual usuarias de Atadi, apoyándose mutuamente en las tareas de desbrozado, limpieza y pintura del símbolo de la paz. Además, los campistas alternaban el trabajo en la loma con sesiones en los centros ocupacionales de la asociación en Alcorisa y Andorra, donde prestaban apoyo a las personas usuarias. Así es como han conocido cómo trabaja la asociación y cuáles son las necesidades de las personas con discapacidad intelectual. Además, no todos los usuarios de Atadi podían trabajar en la loma, debido a su edad, problemas de movilidad reducida u otras causas, por lo que “la variedad de actividades ha permitido la participación de todas las personas, con mayores o menores necesidades de apoyo”, enfatizó Mora.
Esta experiencia inclusiva es “muy enriquecedora para todos los participantes”, apuntó Mora, porque “los jóvenes campistas conocen a otros jóvenes europeos y otro país o zona de España, según el caso; practican el idioma y, lo más importante, la convivencia con personas con discapacidad intelectual les aporta crecimiento personal y un importante aprendizaje sobre diversidad y respeto”.
También para las personas con discapacidad intelectual es importante la participación en este campo, puesto que, como resumió el director administrativo de Atadi, “fomenta su inclusión, les permite conocer gente, aprender y socializar con personas ajenas a su círculo más cercano, además de variar su rutina”.
Conocer la provincia
Aunque las mañanas del campo internacional se dedican fundamentalmente al trabajo, los campistas disfrutan de numerosas actividades durante las tardes. A lo largo de estos días, los jóvenes han observado estrellas
en el Monasterio del Olivar de Estercuel, han visitado el poblado ibero de El Cabo de Andorra, las Grutas de Cristal de Molinos y el Museo Minero de Ariño. También han tenido la oportunidad de navegar con kayaks en el pantano de Pena, en Valderrobres, se han bañado en Aguaviva y en los baños de Ariño y han descubierto la capital del Matarraña. A estas propuestas se suman las actividades nocturnas junto a los usuarios de Atadi, como las sesiones de baile de los distintos países, juegos tradicionales aragoneses, gimkanas, etc. Este fin de semana está previsto que conozcan Teruel y Albarracín, como colofón a dos intensas semanas de convivencia.
Este lunes, los 12 jóvenes que han participado en el campo han partido hacia sus lugares de origen: México, Turquía, Italia, Madrid, Valencia y Zaragoza. Pero a pesar de su partida, el recuerdo de su estancia permanecerá durante muchos años en Andorra, en forma de paloma de la paz.
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