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El barroco aragonés pudo quedar eclipsado pese a su gran valor El barroco aragonés pudo quedar eclipsado pese a su gran valor
Jorge Martín (derecha) en la presentación de su tesis en Alcañiz. J.M.

El barroco aragonés pudo quedar eclipsado pese a su gran valor

Jorge Martín presenta su obra en Endei Norte de Alcañiz
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El Instituto de Estudios Turolenses (IET) de la Diputación de Teruel presentó ayer en el marco del V Salón Profesional del Libro Endei Norte la nueva colección editorial Trabajos de Investigación, una serie que nace con la vocación de trasladar al gran público investigaciones académicas de calidad sobre el territorio. El primer título que la inaugura es Arquitectura barroca en Aragón. Antiguos arciprestazgos de Belchite y Daroca entre 1601 y 1750, firmado por el alcañizano Jorge Martín. La obra parte de su tesis doctoral, premiada con la máxima calificación (cum laude) y con el Premio Extraordinario de Doctorado.

Aunque el barroco está presente en prácticamente todos los pueblos de Aragón, Martín considera que ha sido una arquitectura poco valorada. “El barroco aragonés ha estado oculto durante décadas porque coincidió con otras manifestaciones artísticas que recibieron más atención. Y, sin embargo, es una parte fundamental del patrimonio de nuestra tierra”, reivindicó el autor en la ponencia.

El libro analiza el desarrollo de la arquitectura barroca entre 1601 y 1750 en los antiguos arciprestazgos de Belchite y Daroca, dos territorios históricamente vinculados a la Archidiócesis de Zaragoza y que hoy abarcan zonas del norte de Teruel y sur de Zaragoza.

El trabajo, que nace en el ámbito universitario, ha sido editado con un enfoque claro hacia la divulgación. “No es una novela, sino una tesis convertida en libro con un sentido más vendible, pensado para llegar a todos los públicos, sin perder el rigor de la investigación”, explicó Martín.

Uno de los pilares del estudio es el papel de las cuadrillas itinerantes de maestros de obras, que impulsaron la expansión del barroco en el noreste peninsular. “Estos maestros no trabajaban de forma estática: se desplazaban constantemente, llevando consigo técnicas, modelos y soluciones arquitectónicas que se replicaban en pueblos distintos”, explicó Martín.

También habló de la pintura y la cultura en un marco de convivencia con la arquitectura.

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