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Cuatro amigos de Valderrobres, 4.500 kilómetros y una odisea solidaria en el Sáhara Cuatro amigos de Valderrobres, 4.500 kilómetros y una odisea solidaria en el Sáhara
El grupo de Les Raboses posa junto a las dunas del desierto sahariano con los dos coches con los que compitieron. Manuel Bel

Cuatro amigos de Valderrobres, 4.500 kilómetros y una odisea solidaria en el Sáhara

Les Raboses participaron durante una semana en UniRaid, un rally amistoso en Marruecos
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“¿Y si lo hacemos?” Con esta pregunta comenzaba un gran reto y sobre todo, una gran experiencia para el recuerdo: de Valderrobres a Algeciras, de Algeciras a Tánger, de Tánger a Marrakech y de Marrakech a Valderrobres. Este fue el recorrido que llevó a cabo un grupo de cuatro amigos de la capital del Matarraña que decidieron emprender una gran aventura basada en la hermandad y el compañerismo. Con 4.500 kilómetros a las espaldas y dos coches antiguos, Les Raboses, un grupo integrado por Daniel Higueruela, Manuel Bel, Jesús Villoro y Robert Tingle cambiaron la comodidad del asfalto por los caminos de arena y roca del desierto marroquí. Su objetivo durante los más de siete días en los que han vivido el desafío que supone la UniRaid de Marruecos, no solo ha sido superar las duras etapas de la carrera, sino aportar su granito de arena con un gesto solidario: cada uno de sus coches lleva más de 70 kilos de material humanitario, entre ropa, juguetes y material escolar y deportivo, gracias a la colaboración de amigos, vecinos y el Ayuntamiento de Valderrobres.

“Nos dijeron que era una carrera dura, pero no nos imaginábamos que acabaríamos cenando pan, fuet y agua en el desierto mientras empujábamos coches a las dos de la mañana”, confesó Manuel Bel, recordando una de las tantas dificultades que han encontrado en el camino.
 

Varios integrantes entregan productos solidarios a niños saharianos. M.B

La brújula: única aliada

El UniRaid no es una competición convencional. La primera condición para participar es hacerlo con coches de más de 15 años de antigüedad y sin tracción 4x4. La segunda, llevar ayuda humanitaria para las comunidades que viven en las zonas más remotas de Marruecos. Sin navegación GPS, los participantes deben orientarse únicamente con una brújula y una aplicación que indica los grados de orientación y los kilómetros recorridos.

“No es como ir con el Google Maps, aquí te guías contando los kilómetros y girando en la dirección que toca. A veces lo haces bien, otras te das la vuelta y vuelves a buscar el camino”, explicó Bel, uno de los participantes.

Cada jornada supone un nuevo reto. Han recorrido desde las dunas del desierto hasta las cumbres nevadas, enfrentándose a temperaturas de todo tipo, a la arena y a un terreno que pone a prueba tanto a los coches como a los propios participantes. “Nadie se puede imaginar lo que significa hasta que estás allí. En un momento estás en pleno desierto a más de 30 grados y, unas horas después, subes a una montaña con nieve. Y claro, nuestros coches no están preparados para eso”, relató Bel.

La aventura comenzó en Tánger y terminó el pasado fin de semana en Marrakech. En el camino, cada etapa ha sido una prueba de resistencia tanto mecánica como física. Averías constantes han puesto a prueba su paciencia y habilidad con las herramientas. “Se nos soltó el tubo de escape, el motor se desplazó, rompimos el cambio de marchas, doblamos una llanta contra una piedra... Uno de los últimos días no pudimos ni terminar la etapa porque el coche dijo basta a media mañana”. Afortunadamente, la organización cuenta con un equipo de mecánicos que cada noche repara los vehículos para que los participantes puedan seguir adelante en cuanto antes.
 

Uno de los coches de competición durante el trayecto de la carrera. M.B

Espíritu solidario

El UniRaid no solo pone a prueba la resistencia de los participantes, sino que tiene una fuerte dimensión solidaria. Más allá de las averías, las noches sin dormir y los kilómetros interminables, lo más emocionante ha sido el contacto con la gente. “Vas por el desierto, en medio de la nada, y de repente ves una chabola hecha de plásticos. Salen niños descalzos a la carretera y te piden un regalo, una prenda, cualquier cosa. Lo que para nosotros es poco, para ellos es mucho”, dijo Bel.

Cada equipo está obligado a llevar una parte del material solidario dentro del coche para repartirlo directamente en ruta. Así, a lo largo del viaje han ido entregando ropa, juguetes y material escolar a las familias bereberes que viven en las zonas más remotas del desierto.

Además, dentro del propio rally, la solidaridad entre equipos es fundamental. Nadie se queda atrás, y si un coche se queda atascado, los demás paran para ayudar. Les Raboses han formado equipo con otros participantes de Elche, Andalucía y Portugal, asegurándose de que siempre haya alguien dispuesto a echar una mano en caso de necesidad. “Si uno se quedaba atrapado en la arena, los otros cuatro paraban y lo sacaban con una cuerda, empujando o como hiciera falta. Si alguien reventaba una rueda, todos nos bajábamos a cambiarla. O nos ayudamos entre todos, o te quedas tirado en medio de la nada”.

En estos momentos, Les Raboses ya se encuentran de nuevo en Valderrobres, con una historia que han calificado como “increíble y emocionante” y que servirá de ejemplo solidario en las pequeñas localidades de la zona.

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