Aurora Moreno, periodista alcañizana, enviada especial de RNE a Ucrania: "Todo el mundo tiene miedo, pero están dispuestos a coger un arma”
“Nadie esperaba que Putin diera el paso. Están entre sorprendidos y en shock”Un total de 2.500 kilómetros separan la ciudad de Leópolis, en Ucrania, de Alcañiz, en la provincia de Teruel. Esa es la distancia que ha tenido que recorrer la periodista alcañizana Aurora Moreno, que se encuentra en el núcleo del conflicto bélico como enviada especial de Radio Nacional de España.
-Antes que nada, ¿cómo se encuentra?
-Estamos bien. Ahora mismo vamos de camino a ver a unos grupos de defensa territorial, pero se está haciendo de noche y no sé si nos dejarán avanzar más. Ellos siguen preparándose para que la guerra no les pille desprevenidos. Todo ha sucedido de manera muy repentina durante estos días.
-¿Qué ambiente se respira en las calles?
-La gente está muy preocupada después de todo lo que han pasado. Hoy se vive una calma tensa debido a las reuniones que están teniendo lugar. Zelenski ha pedido que se adhiera de urgencia a Ucrania a la Unión Europea y es el primer día en el que la gente podía salir a la calle, pero todos los comercios estaban prácticamente cerrados. Es inconcebible que esto esté pasando en Europa en pleno Siglo XXI.
-¿Cómo se encuentra la población civil?
-La semana pasada estuvimos por el norte del país y nadie esperaba que Putin pudiese dar el paso. Están entre sorprendidos y en shock. Les ha dejado muy tocados el “humor” del presidente ruso, que decidió bombardear Kiev a las 4 de la mañana. A esa misma hora, en el año 1941 Kiev sufrió el ataque de la Alemania Nazi. Sin embargo, son muy nacionalistas. Dicen que si hace falta lo dejan todo y cogen las armas. Antes nos hemos encontrado con Oleis Doniy, que es un exdiputado, y nos contaba que esta misma tarde se iba a coger el arma que le dieran para hacer frente a los rusos. Todo el mundo tiene miedo, pero está dispuesto a coger un arma o a lanzar un cóctel molotov.
-¿Se ve a gente por las calles?
-Hoy es el primer día que pueden salir, pero durante estos días solo veíamos a compañeros periodistas y a militares. La gente estaba escondida. El metro ha sido el sitio ideal para refugiarse. En esta zona todavía quedan algunos refugios de la Segunda Guerra Mundial. La semana pasada miembros del gobierno nos enseñaron uno a la prensa, que estaba justo debajo de la estación central.
El día que comenzaron los bombardeos allí había 5.000 personas tratando de huir de la ciudad y se colapsó. Los que no pudieron entrar en el refugio se quedaron en el metro confiando que ese no fuera uno de los objetivos de los militares rusos.
-¿Cómo están las ciudades?
-Sobre todo se ven destrozos en edificios públicos. Hay ciudades que están mucho peor que Kiev. La semana pasada conocí Chernígov, que está por el norte del país. Es una ciudad muy soviética pero muy bonita. Allí hubo una batalla de tanques muy dura. En Járkov se han producido muchos ataques contra hospitales y edificios de civiles.
-¿Dónde se encuentran ahora?
-Nosotros nos marchamos de Kiev el mismo día que empezaron los bombardeos. A primera hora de la tarde empezamos a salir. Aquello fue un casos. Ahora estamos en Leópolis, que es la ciudad donde se supone que tenía que estar el gobierno ucraniano en caso de que se produjese la invasión a Kiev, pero Zelenski dijo que no se movía de Kiev y allí sigue. Es la resistencia, porque allí todo el que tenía un coche quería salir. Nos ha costado tres días recorrer 600 kilómetros con el coche. Además íbamos casi sin gasolina y apenas sin comida porque en todos los lugares donde parábamos ya no quedaba de nada.
-¿Cómo se trabaja en esas condiciones?
-Nosotros al ser radio podemos parar en cualquier momento. Además, esta vez viene un técnico de sonido conmigo. La cobertura de wifi no es mala, pero alguna vez hemos necesitado tirar de satélite para poder conectar con el informativo o con algún programa especial. Está siendo demasiado intenso: a las 7 de la mañana ya entramos para hacer la primera conexión y hasta las 11 de la noche estamos pendientes para dar la última hora.
-No es su primera vez en la zona, pero, ¿es la que más le está impactando?
-Bueno. Yo vine en la revolución del Maidán, volví con la anexión de Crimea, luego estuve en los procesos electorales. La semana pasada había tensión, pero creo que se han desarrollado demasiado rápido los acontecimientos y nadie se lo esperaba así. Putin pensaba que su muestra de poder iba a hacer que la OTAN se tirase para atrás, pero con el paso de los días se dio cuenta que solo con esa presión no le iba a funcionar.
Aquí todo el mundo dice que es un acto de un loco, no de un político. Este acontecimiento tiene su impacto histórico, pero la guerra de Libia o la revolución del Maidán también me impresionaron mucho. Esto es algo inadmisible de forma racional, que nos puede conducir a otra etapa de Guerra Fría.
-¿Tiene ganas de salir de allí?
-Nuestra idea es salir mañana -por hoy- porque se supone que llega otro equipo de compañeros para darnos el relevo. No sabemos si lo conseguiremos porque entrar es muy fácil, pero para salir hay que hacer una cola de 24 horas en la frontera, por lo que es muy difícil.
-Después de esta experiencia, ¿quiere continuar en el periodismo internacional?
-Después de 15 o 20 años en el periodismo local y nacional, me apetecía mucho probar el internacional. Vi que era una buena oportunidad, pero la verdad es que no sé cuánto tiempo más estaré por aquí.
-¿La veremos por Alcañiz?
-Si el mismo fin de semana que vuelva no tengo ningún compromiso y mi familia quiere, vamos para Alcañiz a descansar de esta locura. Tengo muchas ganas.
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