Un día como cualquier otro, acaso un día más en la vida sin demasiados alicientes más allá que estar vivo –que no es poco- suena el teléfono y algo de repente cambia. Se trata de una invitación para participar en un programa de la tele pública que ya ha tenido su versión musical y gastronómica. Ahora se van a dedicar a los libros y van mapeando el país en busca de escritores que, de alguna manera, lo definan. Esta vez la suerte ha caído de mi lado y van a sacarme en su programa, que emite la hermana pobre –pero más interesante- de las cadenas adscritas a Televisión Española, en compañía de un escritor que no es turolense pero ha hecho fortuna hablando de la despoblación e incluso le ha puesto la etiqueta que todo el mundo utiliza -aunque bien poco saben de ello aquellos que no han vivido un invierno de su vida en esta tierra-.
Me siento bien pensando en la oportunidad que se ha brindado y en el esfuerzo y los libros que ha costado llegar hasta aquí. Pienso entonces en todos los autores que me gustan y que publican estupendos libros en la provincia. Pienso en las obras de los poetas Mario Hinojosa –que también es novelista, un poco “cuentista” y me ha ayudado a confeccionar esta lista, nobleza obliga-, Cristina Giménez, Fabián Navarrete, Jesús Cuesta, Marisol Julve –todos estos darán mucho que hablar dentro de bien poco con un proyecto coral lleno de buenas intenciones-; mi querido Enrique Villagrasa, Simeón Martín, Olga Bernad, Teresa Agustín, Lamberto Alpuente, Víctor Guiu, Ana Muñoz, José Manuel Soriano, María Lorenzo, Gene Martín, David Esteban, los jovencísimos Ela Rotariu, Gonzalo Durán, Dalila Eslava, Bea Royuela, María Benítez, Alba Vidal o el calamochino de adopción Toni Tello.
Pienso también en los prosistas Elifio Feliz de Vargas, Eva Fortea, Juan Villalba,Gonzalo Montón, Rafael Esteban, Toni Losantos, Mª Cruz Aguilar –y su estupendo Espejo de tinta en las páginas de este diario-, Elena Gómez, Raúl Carlos Maícas –y su revista Turia y todos los colaboradores y reseñistas que hacen crítica literaria-, José María Maldonado, Javier Hernández, Mayte Joven, Alicia Estopiñá, Javier Martín, Antonio Castellote, Francisco Lázaro Polo, Cristina Armunia, Begoña Fidalgo, Almudena Monferrer, Luis Rajadel, Fabiola Hernández, David W. Sánchez, Javier Lizaga, José Baldó, Iván Núñez y, por supuesto, en Javier Sierra, Daniel Gascón y Ángela Labordeta.
Estoy seguro de que me dejo unos cuantos y a pesar de todo veo que la provincia está llena de escritores de gran talento –sin contar con los que ya no están o los que han pasado por nuestra tierra durante algún tiempo como Antón Castro, José Giménez Corbatón, José Sanchis Sinisterra o Aloma Rodríguez, entre otros-, quizá este sea el mejor momento de las letras en toda nuestra historia. Me siento bien al pensar en ello, sonrío pensando en los grandes momentos que hemos pasado y en los que llegarán en las venideras ferias del libro de Teruel que tan bien dirige Joaquín Guillén, en las presentaciones que organizan las maravillosas librerías de la provincia y en todos los encuentros que han de surgir de la mano de los irreductibles gestores culturales y animadores a la lectura de nuestra provincia –con los clubes de lectura desde las bibliotecas en un lugar señalado-.
Me gusta esa sensación que ahora lo invade todo de sentir que estoy rodeado de una comunidad de las letras casi infinita y también la de vivir en un lugar ideal para leer y escribir. Siento que, de alguna manera, ha llegado el momento de nuestro boom, a imagen y semejanza del vivido en otros lugares –viene a mi cabeza también la estancia de José Donoso en nuestra tierra, en Calaceite para más señas, donde residió y fue visitado entre otros por Vargas Llosa, García Márquez o Carlos Fuentes-. Sin duda la nuestra es una provincia para leerla