El albero de la plaza se llenó de disfraces en el descanso en la plaza de toros. Javier Escriche
Una Merienda más inclusiva que nunca conjuga disfraces y tradición taurina en la tarde del domingo
Los usuarios de Atadi, mantenedores de las fiestas, disfrutan por primera vez de este acto vaquillero en los palcos cedidos por el Ayuntamiento
Entre el carnaval y la tradición taurina, la Vaquilla vivió el domingo por la tarde uno de sus actos más tradicionales, la Merienda, en la que se exhibieron los toros que esta madrugada han protagonizado el traslado desde el coso a los corrales de la Nevera y que se correrán ensogados este lunes por el Centro Histórico. Muchos vaquilleros disfrutaron disfrazados, con grandes dosis de humor, en una tórrida tarde en la que se rozaron los 36 grados centígrados. Fue una jornada muy especial para los usuarios de la Agrupación de Asociaciones de Discapacidad (Atadi) que por primera vez pudieron participar del acto en dos palcos cedidos por el Ayuntamiento, ya que esta año son los mantenedores de las fiestas.
Las calles se llenaron de colorido con el desfile de las peñas en las que el blanco y rojo de la indumentaria vaquillera se entremezclaban con la divertida gama cromática de los disfraces que son ya la nota más característica de la tarde del domingo. En esta ocasión las peñas que entraron a la plaza fueron El Ajo, El Disloque, El Trago, Los que Faltaban, El Despadre, Los Chachos y El Agüelo.
La corporación municipal también llegó acompañada de música con la Banda Santa Cecilia, que al igual que el resto de la ciudad dejó a un lado su sobria uniformidad y se unió a la creatividad propia de este día.
Los usuarios de Atadi disfrutaron al máximo de esta cita vaquillera. También se vistieron todos iguales con una camiseta con un lema que era toda una declaración de intenciones: Yo sí puedo. Ruth Guillén, una de las integrantes de la asociación, aseguraba que era “un orgullo” representar a los turolenses como mantenedores de las fiestas y agradeció a la alcaldesa, Emma Buj, la invitación que les permitía asistir a la merienda en dos palcos donde se reunieron unos treinta usuarios de Atadi.
“Es la primera vez que venimos, es muy chulo estar con todos los compañeros aquí y con todos los turolenses”, añadió Ruth Guillén que explicó que habían llevado bocadillos para la merienda.
Para muchos turolenses pasar la tarde en la plaza es uno de los momentos más entrañables de la vaquilla, como la familia Lario-Pomar que ocupó el palco más caro de la subasta por el que pagó 57.000 pesetas (342 euros).
“Somos una familia muy numerosa, somos ocho hermanos y desde hace quince años venimos a un palco para pasar esta tarde todos juntos, además del palco sacamos algunas entradas más de sombra”, explicó Merche Lario. El menú para este año fue el más tradicional: regañao, acompañado de cerveza y agua.
Además de ver los toros, la cita en la plaza tiene como uno de los momentos más esperados el descanso para merendar porque los vaquilleros bajan al albero y allí se pueden ver juntos todos los disfraces.
Cada peña propone una temática general a sus socios, tanto las que entran a la plaza como las que se quedan en sus actos alternativos, y luego la imaginación y la creatividad de los diferentes grupos de amigos o familiares hacen el resto.
Incluso algunos vaquilleros a los que a su peña no les toca entrar a la plaza de toros pagan su entrada de sombra para poder participar en este acto, como la pandilla de Patricia, Sandra y Pablo, jóvenes estudiantes de Magisterio, que se habían caracterizado como el protagonista del filme Ali G ya que en Nos an soltao la propuesta eran las películas. “Es más divertido disfrazarse, nos lo pasamos mucho mejor”, comentaron.
Las propuestas buscan sobre todo poder interactuar con el resto de la gente para pasar un rato divertido, así se lo plantean Irene y su cuadrilla de El Ajo, que montaron su propio control de carretera con agentes de la guardia civil, conos humanos, alcoholímetros y muchas ganas de pasarlo bien.
En la peña Los Chachos la temática eran los dibujos animados y se podían ver algunas caracterizaciones muy divertidas como Los Picapiedras con su Troncomóvil. Andrea Carmona y María Valero, dos de las participantes en esta propuesta explicaron que la idea surgió “una tarde tomando unas cervezas” y que en un par de fines de semana tuvieron todo listo.
En esta peña también había otras propuestas como Blanca Nieves y los siete enanitos.
En la peña El Trago la idea fue revivir series de televisión de los años 80 y 90 y María y su familia se decidieron por primera vez a disfrazarse como Los vigilantes de la playa. Un diseño resquito con bañadores y flotadores y lanchas salvavidas. “Es una forma diferente de disfrutar de la fiesta, siempre vamos de vaquilleros así que por qué no durante un rato cambiar y disfrazarnos”, comentó María.
El ambiente también se vivía en las inmediaciones de la plaza de toros, ya que algunos vaquilleros no entraron a la merienda pero sí se acercaron hasta allí con sus propuestas como Mercedes Villalba y sus amigos que apostaron por viajar hasta la época de Mariantonieta con sus trajes de época.
Las calles se llenaron de colorido con el desfile de las peñas en las que el blanco y rojo de la indumentaria vaquillera se entremezclaban con la divertida gama cromática de los disfraces que son ya la nota más característica de la tarde del domingo. En esta ocasión las peñas que entraron a la plaza fueron El Ajo, El Disloque, El Trago, Los que Faltaban, El Despadre, Los Chachos y El Agüelo.
La corporación municipal también llegó acompañada de música con la Banda Santa Cecilia, que al igual que el resto de la ciudad dejó a un lado su sobria uniformidad y se unió a la creatividad propia de este día.
Los usuarios de Atadi disfrutaron al máximo de esta cita vaquillera. También se vistieron todos iguales con una camiseta con un lema que era toda una declaración de intenciones: Yo sí puedo. Ruth Guillén, una de las integrantes de la asociación, aseguraba que era “un orgullo” representar a los turolenses como mantenedores de las fiestas y agradeció a la alcaldesa, Emma Buj, la invitación que les permitía asistir a la merienda en dos palcos donde se reunieron unos treinta usuarios de Atadi.
“Es la primera vez que venimos, es muy chulo estar con todos los compañeros aquí y con todos los turolenses”, añadió Ruth Guillén que explicó que habían llevado bocadillos para la merienda.
Para muchos turolenses pasar la tarde en la plaza es uno de los momentos más entrañables de la vaquilla, como la familia Lario-Pomar que ocupó el palco más caro de la subasta por el que pagó 57.000 pesetas (342 euros).
“Somos una familia muy numerosa, somos ocho hermanos y desde hace quince años venimos a un palco para pasar esta tarde todos juntos, además del palco sacamos algunas entradas más de sombra”, explicó Merche Lario. El menú para este año fue el más tradicional: regañao, acompañado de cerveza y agua.
Además de ver los toros, la cita en la plaza tiene como uno de los momentos más esperados el descanso para merendar porque los vaquilleros bajan al albero y allí se pueden ver juntos todos los disfraces.
Cada peña propone una temática general a sus socios, tanto las que entran a la plaza como las que se quedan en sus actos alternativos, y luego la imaginación y la creatividad de los diferentes grupos de amigos o familiares hacen el resto.
Incluso algunos vaquilleros a los que a su peña no les toca entrar a la plaza de toros pagan su entrada de sombra para poder participar en este acto, como la pandilla de Patricia, Sandra y Pablo, jóvenes estudiantes de Magisterio, que se habían caracterizado como el protagonista del filme Ali G ya que en Nos an soltao la propuesta eran las películas. “Es más divertido disfrazarse, nos lo pasamos mucho mejor”, comentaron.
Las propuestas buscan sobre todo poder interactuar con el resto de la gente para pasar un rato divertido, así se lo plantean Irene y su cuadrilla de El Ajo, que montaron su propio control de carretera con agentes de la guardia civil, conos humanos, alcoholímetros y muchas ganas de pasarlo bien.
En la peña Los Chachos la temática eran los dibujos animados y se podían ver algunas caracterizaciones muy divertidas como Los Picapiedras con su Troncomóvil. Andrea Carmona y María Valero, dos de las participantes en esta propuesta explicaron que la idea surgió “una tarde tomando unas cervezas” y que en un par de fines de semana tuvieron todo listo.
En esta peña también había otras propuestas como Blanca Nieves y los siete enanitos.
En la peña El Trago la idea fue revivir series de televisión de los años 80 y 90 y María y su familia se decidieron por primera vez a disfrazarse como Los vigilantes de la playa. Un diseño resquito con bañadores y flotadores y lanchas salvavidas. “Es una forma diferente de disfrutar de la fiesta, siempre vamos de vaquilleros así que por qué no durante un rato cambiar y disfrazarnos”, comentó María.
El ambiente también se vivía en las inmediaciones de la plaza de toros, ya que algunos vaquilleros no entraron a la merienda pero sí se acercaron hasta allí con sus propuestas como Mercedes Villalba y sus amigos que apostaron por viajar hasta la época de Mariantonieta con sus trajes de época.
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