Un proyecto de la Universidad Complutense pide ver la España rural como un espacio de oportunidad
La iniciativa, financiada por la Fecyt, plantea un decálogo de actuaciones contra la despoblaciónEl proyecto Geovacui-2 de la Universidad Complutense de Madrid, financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), considera en sus conclusiones finales que la España rural afectada por la despoblación hay que verla como un territorio activo y no vacío lleno de oportunidades. Los investigadores que han realizado el estudio visitaron a principios de este año las comarcas de Albarracín y del Jiloca dentro de su trabajo de campo, y en las conclusiones que han elaborado ahora proponen un decálogo de actuaciones para luchar contra la despoblación.
El trabajo realizado este año es continuación de otro que se hizo en 2021 con la intención de hacer una aproximación desde el mundo académico de la Universidad a la situación del medio rural, y se ha centrado en esta ocasión en las iniciativas de cooperación que se están dando en estos territorios para luchar contra la despoblación.
Dentro de las conclusiones que han elaborado plantean un decálogo de actuaciones para combatir ese fenómeno, dirigido a las administraciones públicas, entre las que sobresalen la necesidad de que haya un consenso entre los partidos políticos para abordar esta situación, la simplificación de los trámites administrativos, la digitalización y mejora de la conectividad y la necesidad de abordar la singularidad de cada territorio para impulsar las políticas que tengan que aplicarse para corregir el problema.
Junto al decálogo, los investigadores han elaborado otros materiales como un vídeo titulado Ni vacía ni vaciada: una España rural activa, así como un mapa colaborativo y un repositorio con 89 iniciativas en las zonas rurales para que se conozcan acciones de emprendimiento de éxito que pueden ser un referente.
Además, los autores del proyecto han actualizado los geovisores que se realizaron durante la primera fase del proyecto, que permiten conocer sobre mapas información sociodemográfica, de población, accesibilidad y movilidad. A ello han sumado diferentes talleres educativos para sensibilizar a los estudiantes de Secundaria y Bachillerato sobre el fenómeno de la despoblación.
Carmen Mínguez, de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid e investigadora principal de Geovacui-2, ha indicado que en el informe final que han elaborado han adoptado “un discurso positivo en el que se ha querido visibilizar el trabajo que se está realizando para poder identificar patrones comunes”.
La forma como se ha desarrollado esta investigación se apoya en el modelo de ciencia ciudadana, de manera que la población contribuye con sus aportaciones, aunque al final es a través del mundo académico como se articulan las conclusiones.
Mínguez explica que mediante este sistema se involucra a los participantes durante todo el proceso desde su inicio, ya que pueden conocer los resultados, comentarlos y proponer sugerencias al equipo investigador.
“No son ciudadanos científicos, se trata de ciencia ciudadana”, explica la investigadora principal, quien precisa que ellos escuchan las propuestas de la ciudadanía, “las debatimos y las tenemos en cuenta, pero la última palabra la tenemos nosotros siguiendo el método científico”.
Es así como han elaborado el informe final del proyecto Geovacui-2 con sus conclusiones y recomendaciones, que han titulado con el mismo nombre que el vídeo que han realizado para darle una mayor difusión: Ni vacía ni vaciada: una España rural activa.
En este documento, cuya portada han ilustrado con una fotografía de Albarracín, se presentan los antecedentes del proyecto, se plantean los discursos sobre la despoblación que existen y se defiende la imagen de una España rural activa antes de pasar al decálogo de recomendaciones.
La primera recomendación que hacen es algo que se viene pidiendo por activa y por pasiva desde estos territorios, y que se ha dado ya traslado en las Cortes Generales con iniciativas que han contado con un amplio apoyo, pero sin embargo el tema de la despoblación sigue siendo un arma arrojadiza en el ámbito político sin llegar al consenso.
Piden por ello los investigadores del proyecto Geovacui que se alcance un Pacto de Estado, puesto que un fenómeno así requiere de un “consenso” entre los partidos para poder “definir políticas coherentes con la complejidad territorial, social y económica que plantea”.
Aconsejan por otra parte que las políticas, preferentemente, se apliquen de abajo a arriba y no a la inversa, puesto que según los autores de la investigación las mismas “han de ser diseñadas en buena medida por las administraciones locales o comarcales, de acuerdo con sus necesidades específicas”.
Como tercera recomendación se considera “imprescindible” el respaldo de la administración para poder llevar a cabo buenas iniciativas locales públicas o privadas.
Desde el mundo académico se cree igualmente necesario la implantación de una fiscalidad diferenciada. En este sentido, argumentan que “equiparar fiscalmente el medio rural al urbano supone una clara discriminación hacia las áreas con escasa densidad de población con sistemas productivos agrarios de pequeña dimensión y sin fácil acceso a las vías de comunicación rápidas”.
Inciden en este punto de su decálogo en que “la fiscalidad justa ha de contemplar exenciones y estímulos fiscales en las áreas rurales y, en todo caso, un trato diferenciado con la finalidad de reequilibrar los desajustes sociales y económicos que existen entre ellas y las áreas urbanas”.
Coherencia
Otra cuestión que enfatizan, y que es una vieja demanda de los pueblos, es la necesidad de que se produzca una simplicación de las trabas administrativas. Recuerdan que así se lo han transmitido los empresarios y emprendedores rurales, por lo que argumentan que debe darse “coherencia y facilidad a los procesos administrativos” como un reclamo necesario para estimular el emprendimiento rural.
La sexta recomendación que hacen es la urgencia de que haya una conexión y conectividad rápida y permanente en las zonas rurales, puesto que “el aislamiento supone la pérdida de referentes y oportunidades de desarrollo individual y colectivo”. Recalcan a este respecto que “la accesibilidad física y la buena conectividad a internet son elementos fundamentales para evitar el aislamiento y el empobrecimiento del medio rural alejado de los centros dinámicos”.
Otro punto en el que inciden dentro de su decálogo es en el valor de la singularidad. Sostienen los autores que cada territorio “tiene un potencial y unos recursos endógenos que hay que valorar de forma individual”. Por ese motivo aseguran que las líneas estratégicas que se pongan en marcha deben articularse a través de medidas que “observen las singularidades de los territorios rurales”.
Desde el mundo académico de la Universidad se pide por otro lado abordar este fenómeno con los pies puestos en el suelo con unas propuestas que deben ser “realistas y sólidas”. Argumentan que cualquier propuesta de dinamización socioeconómica en el medio rural debe ajustarse a realidades “concretas”, que sean “estratégicamente sólidas”, y en línea con la “sostenibilidad”.
Otro aspecto en el que inciden los investigadores del proyecto Geovacui-2 es en la necesidad de que haya un binomio de voluntad y profesionalidad. Manifiestan que el desarrollo de los proyectos que buscan la revitalización de los territorios rurales exigen tanto “profesionalidad” como “rigor” por parte de todos los agentes implicados, tanto los emprendedores como las administraciones públicas.
Por último, cierran el decálogo con la recomendación básica de que el territorio debe ser el centro de todas las actuaciones. Señalan al respecto que “el problema de la España despoblada constituye un reto de gestión mayúsculo que tiene en la ordenación del territorio una de sus claves ineludibles”.
Los investigadores indican en su trabajo que el sostenimiento funcional del mundo rural, desarticulado y en declive, debe abordarse más que como un perdedor como una pérdida.
Reclaman para ello matizar los discursos de la despoblación porque la baja densidad “en modo alguno significa vacío”, puesto que la práctica demuestra que son “espacios resilientes” capaces de “desarrollar iniciativas valiosas para asegurarse la supervivencia”. Geovacui-2 ve esa España rural como un territorio que es “activo, rico en valores y en iniciativas”.
Reconocer y destacar el territorio como un lugar que es activo y resiliente
Una herramienta que ha surgido del proyecto Geovacui-2 es un mapa colaborativo, disponible en internet en la web del proyecto, que constituye un repositorio de iniciativas de éxito en el territorio que pueden acabar siendo referentes para su replicado en otros lugares.
Los investigadores del proyecto inciden en la idea de que la España rural no está vacía sino llena de actividad, y que la misma debe ser “reconocida y destacada”. Además, se advierte que el fenómeno de la despoblación no afecta por igual a todos los territorios con la misma intensidad, y que la hegemonía de las iniciativas que se están llevando a cabo es de origen privado.
En este mapa colaborativo se observa también que predominan los sectores económicos tradicionales, si bien hay una progresiva implantación de nuevos sectores relacionados con la atención a la población, la bioeconomía, los recursos endógenos y el ocio con la prestación de servicios y la oferta de rutas, más allá de los alojamientos rurales.
En la herramienta elaborada por Geovacui-2 se ve por otra parte que hay una alta presencia de la innovación en las iniciativas de éxito.
El proyecto GEOVACUI ha sido desarrollado gracias a la colaboración y la financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) - Ministerio de Ciencia e Innovación (antes Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades).
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