Matías Abad Civera, el artífice de la forja que hizo único el modernismo de Teruel

Este viernes, 24 de marzo, se cumplen cien años del fallecimiento de Matías Abad Civera, artífice de la forja modernista de Teruel. Una placa recuerda su figura en la fachada de donde estuvo su taller, que en el futuro se podría convertir en un centro de interpretación del modernismo, aunque estos planes están todavía sin concretar.  Si algo sobresale en el modernismo turolense es la forja de Matías Abad: flores, hojas, insectos o aves sin las cuales las fachadas modernistas de la ciudad no tendrían el valor que tienen.

Una calle en su nombre que desemboca en su taller y la placa colocada en 2018 por el Ayuntamiento, en el marco de la Semana Modernista, recuerdan esta figura que ahora se quiere destacar abriendo la posibilidad de que en sus talleres se instale un centro expositivo.

Hacer del modernismo una de las experiencias que consoliden la propuesta única de venta de Teruel es una de las líneas marcadas por el Plan Estratégico de Turismo, presentado hace ahora un año y que marca la hoja de ruta a seguir hasta 2026 en materia turística en la ciudad. En este documento se pone de manifiesto la necesidad de poner en marcha un centro de interpretación del modernismo situando el conocimiento de este estilo arquitectónico, desarrollado en las primeras décadas del siglo XX en la ciudad, al mismo nivel que las experiencias sobre el mudéjar, los Amantes o la paleontología.

Coincidiendo en el tiempo con la colocación de una placa sobre la fachada del taller El Vulcano, el historiador del Arte Carlos Milla Mínguez llevó a cabo un proyecto museológico y museográfico, que fue su trabajo de fin de grado no publicado, donde ponía de manifiesto la viabilidad de un centro de interpretación del modernismo en su antiguo taller. Otro trabajo posterior de este mismo historiador planteaba la posibilidad de que fuera la antigua imprenta Perruca, la sede de este centro de interpretación.

En la conclusión de su trabajo, Milla pone de manifiesto que con el auge del interés del modernismo turolense, que desde 2012 está incluido en la Ruta Europea del Modernismo, un museo de estas características vendría a completar la oferta museística de la ciudad poniendo de relieve la figura y obra de “uno de los principales artífices de este movimiento, Matías Abad”.

Plantea completar este centro con la Ruta del Modernismo y la señalización de los edificios modernistas.

En la difusión de la obra y maestría de Matías Abad, se ha ido avanzando en los últimos años. Con la celebración de la Semana Modernista, que comenzó en 2012, coincidiendo con el centenario de la construcción de la Casa El Torico, -uno de los ejemplos más destacados del modernismo en Teruel- se impulsó  la organización de visitas guiadas modernistas, coincidiendo en el tiempo con esta recreación que el Ayuntamiento de Teruel organiza junto a la Fundación Bodas de Isabel. En ella el personaje de Matías Abad es uno de los fijos en cada edición, junto con el del arquitecto Pablo Monguió. Este tándem, Monguió-Abad, fue el que posibilitó que el arte modernista en la capital turolense tuviera un sello propio.

La figura de Matías Abad está siendo redescubierta por los niños y niñas de la ciudad con la aportación del aula didáctica de la Fundación Amantes. En su programación, incluyeron hace unos meses una actividad para descubrir a los más pequeños quién fue este autor y la repercusión artística que ha tenido en la ciudad su obra.

Dentro de la iglesia de San Pedro, que forma parte del Conjunto Amantes, hay un claro ejemplo de la obra de Abad más allá de la impronta que dejó en las fachadas modernistas diseñadas por Monguió. Se trata de la reja del coro, instalada con motivo de la reforma que a principios del siglo XX se llevó a cabo en esta iglesia. Inspirada en la de la catedral de Teruel y de reminiscencias góticas, es un punto obligado en las visitas guiadas para citar al maestro artesano de la forja.  Milla recuerda que la reja del coro de la Catedral, de estilo gótico flamígero, fue realizada por el maestro Cañamache en 1491 y fue una referencia para Abad, quien la recreó en trabajos de gusto historicista como la reja de la portada de la catedral o la reja del coro de la iglesia de San Pedro.

Si esta obra artística es más conocida, por ser uno de los elementos característicos de este templo, pasa más desapercibido un arco para el altar de la virgen del Rosario, obra también de Matías Abad.

Milla destaca en su trabajo que es posible que estas piezas fueran donaciones motivadas por la devoción particular o familiar de Abad hacia esta imagen, pues en prensa de la época aparece reflejada la celebración en la capilla de las misas “aplicadas al sufragio del alma de D. Matías Abad”, con motivo del tercer, cuarto y quinto aniversario de su muerte.

La relación de esta reja con la familia de Abad es una de las curiosidades que se cuentan en las visitas guiadas al templo turolense. “El giro modernista que vivió la ciudad se debe a muchos factores  y a un caldo de cultivo que se dio en aquel momento en Teruel”, comenta Beatriz Villagordo, una de las guías de la Fundación Amantes.

El taller El Vulcano se encuentra enfrente de la iglesia de San Pedro, y a escasos metros de la plaza del Torico, donde se encuentran los principales edificios modernistas turolenses, como El Torico y La Madrileña. En ellos trabajó Abad a las órdenes de Pablo Monguió, como también lo hizo en Casa Ferrán, los tres edificios más emblemáticos del modernismo turolense, aunque no los únicos donde Matías Abad dejó su impronta de la mano de Monguió y de otros arquitectos o con encargos: escaleras como una para el Casino, ya desaparecida; farolas, como las de la Escalinata, cerraduras, rejas, relicarios, y una serie de elementos, que están a disposición del público o que forman parte de colecciones particulares y que podrían salir a la luz si se lleva a cabo un centro expositivo.


 

Raíces en Rillo

Los orígenes de Matías Abad se encuentran en la localidad de Rillo. Perteneciente a una saga de herreros, continúa la tradición familiar desde temprana edad. Nació en Teruel el 25 de febrero de 1864. Aquí comenzó a trabajar en la herrería de su tío Joaquín.

Su proyección nacional arranca en 1896, cuando participa en la tercera exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas en Barcelona  y es merecedor de una medalla de segunda clase por un aldabón de hierro forjado en forma de quimera.  Complementa su formación en el  taller de forja del Castell dels Tres Dragons, como recoge en su trabajo Carlos Milla, que reúne imágenes del archivo de la familia Abad. Con sus obras participa en múltiples exposiciones y recibe diferentes galardones. Como destaca la placa instalada en su taller en 2018, fue académico correspondiente por Teruel de la Academia de Bellas Artes de San Fernando.