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Lori Needleman, fotógrafa: “Hoy en día el reto es conseguir imágenes que sobresalgan del ruido, que te hagan observar” Lori Needleman, fotógrafa: “Hoy en día el reto es conseguir imágenes que sobresalgan del ruido, que te hagan observar”
Lori Needleman (centro), junto al concejal Eduardo Suárez y Lorena Muñoz, de la Fundación Bodas de Isabel

Lori Needleman, fotógrafa: “Hoy en día el reto es conseguir imágenes que sobresalgan del ruido, que te hagan observar”

La estadounidense expone ‘Modernismo. Retrospectiva’ en el Auditorio de San Julián
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Lori Needleman (Washington DC, 1969) es una fotógrafa afincada en Teruel desde 2009, por cuyo objetivo han pasado muchas de las imágenes que mejor definen el latido de la ciudad. Algunas de ellas pueden verse hasta el 31 de marzo en el vestíbulo del Auditorio de San Julián, en la exposición Modernismo. Retrospectiva. Se trata de una muestra en la que colaboran la Fundación Bodas de Isabel y el Ayuntamiento de Teruel donde que analiza las mejores imágenes de la Semana Modernista de Teruel desde 2012.

La exposición ya pudo verse durante unos días en 2024, y el objetivo es que viaje por distintos lugares de España a través de la red de la Asociación Nacional de Entidades Modernistas, para dar a conocer la recreación y el patrimonio modernista de la ciudad de Teruel.

-¿Qué propone en ‘Modernismo: Retrospectiva’?

-Cuando empecé a fotografiar la Semana Modernista en 2012, no tenía idea de que se convertiría en un proyecto apasionante que duraría años. Ahora, con Modernismo: Retrospectiva, he reunido una selección de imágenes que cuentan la historia de este increíble festival, desde sus inicios hasta la edición de 2023. Esta exposición no trata solo de mostrar fotografías, sino de capturar la energía, las personas y el espíritu en constante evolución del evento.

El festival ha crecido enormemente a lo largo de los años, pasando de celebrar el Centenario del Modernismo en Teruel a revivir figuras históricas y hacer que los ciudadanos se conviertan en parte de la historia en las calles. A través de mi objetivo, he sido testigo de su transformación, y esta colección es mi forma de compartir ese viaje.

Esta exposición ya pudo verse por primera vez en noviembre de 2024 en el Casino Turolense, donde se exhibieron las imágenes al aire libre durante el día para que los asistentes al festival pudieran apreciarlas de cerca. Sin embargo, como solo estuvo disponible durante la Semana Modernista, quería encontrar una forma de que más personas pudieran ver estos momentos más allá de unos pocos días. Ahora, gracias al Centro Cultural San Julián, la exposición tiene un nuevo hogar donde los visitantes pueden sumergirse en la magia del festival.

Uno de los aspectos más gratificantes de esta experiencia ha sido ver las reacciones del público. Algunos visitantes se reconocen en las imágenes, reviviendo momentos de ediciones pasadas, mientras que otros descubren el festival por primera vez. Esa conexión—la forma en que una sola fotografía puede transportar a alguien en el tiempo—es la razón por la que sigo volviendo, cámara en mano, año tras año.

-¿Cómo empezó a documentar la Semana Modernista turolense?

-En 2012 Raquel Esteban Martín, quien fuera directora de la Fundación Bodas de Isabel, me invitó a fotografiar la primera edición del festival. No tenía idea de qué esperar, pero en cuanto llegué quedé completamente cautivada. Las calles cobraban vida con la historia y los elegantes trajes de época, vibrantes recreaciones y una atmósfera que me hacía sentir como si hubiera viajado en el tiempo. Me fascinó. Cada clic de mi cámara capturaba un instante suspendido, y desde esa primera experiencia, supe que tenía que seguir documentándola.

Con los años, mi pasión por fotografiarla no ha hecho más que crecer y gran parte de ello se lo debo a Raquel Esteban. Su visión y dedicación han convertido este festival en algo realmente especial.

Con el tiempo, fui añadiendo más imágenes a mi web y se me ocurrió la idea de compartir estas fotografías con el público durante el festival. Inspirada, contacté con Lorena (Muñoz) para hablar de la propuesta y, juntas, la presentamos al Ayuntamiento de Teruel para la edición de 2024.

-¿Cuántas fotografías ha seleccionado para exhibirse en los paneles de San Julián?

-Un total de 75 fotografías fueron seleccionadas cuidadosamente entre un archivo inicial de 800 imágenes. El objetivo era capturar la esencia de la Semana Modernista, asegurando que cada edición estuviera representada y destacando la diversidad de personajes, grupos y actividades. No se trataba solo de elegir las imágenes más visualmente impactantes, sino de contar una historia, una que reflejara la energía, la elegancia y la evolución del festival a lo largo de los años.

Una de las fotografías que pueden verse en la exposición de Needleman. L. Needleman

-Aproximadamente, ¿cuántas imágenes componen tu archivo de la Semana Modernista desde 2012?

-Desde que comencé a documentar la Semana Modernista en 2012, mi archivo ha crecido hasta casi 13.000 imágenes—un vasto registro visual de la evolución del festival, de las personas que le dan vida y de la atmósfera única que lo define.

Seleccionar las imágenes para la exposición no fue tarea fácil; reducir tantas fotografías a una colección cohesionada supuso tomar decisiones difíciles. Algunas de mis imágenes favoritas no llegaron a la selección final, pero cada fotografía elegida desempeña un papel en la narración de esta celebración extraordinaria.

-¿Ese fue el criterio para seleccionarlas entonces? ¿Contribuir a construir un hilo narrativo sin omisiones ni reiteraciones?

-El proceso de selección fue un trabajo minucioso y apasionante. El verano pasado me dediqué a reducir la colección, guiada principalmente por la emoción. Empecé con las imágenes que me cautivaban—las que me atrapaban y seguían llamándome. Aunque elementos como la narrativa, la composición y la precisión histórica jugaron un papel importante, fue el impacto emocional el que terminó determinando mis elecciones.

Tras hacer mi primera selección, trabajé estrechamente con Lorena Muñoz, directora de la Fundación Bodas de Isabel, para refinarla aún más. Luego obtuvimos la aprobación del Ayuntamiento de Teruel, de la alcaldesa Emma Buj, de Reme Marco y del concejal Eduardo Suárez. Después vino el desafío del diseño de los paneles, lo que supuso algunas limitaciones, pero también ayudó a dar forma a la presentación final.

-De todas las fotos expuestas, ¿cuál es la más especial para ti o la que recuerdas con más intensidad, y por qué?

-Es imposible elegir solo una. Hay muchos momentos que destacan, pero hay algo especialmente cautivador en la imagen de los dos tenistas de 2017. Fue una de esas raras ocasiones en las que todo encajó perfectamente en el visor, en medio del ajetreo del festival. La inclinación de cabeza de María Jesús Fuertes García, su sonrisa encantadora, la media sonrisa de Pablo Porto Perruca y sus dos raquetas de tenis antiguas cruzadas crearon una imagen que parecía atemporal.

Para capturarla, me coloqué en un ángulo bajo, casi obligándome a sentarme, solo para incluir en la imagen una pequeña estatua del Torico y la fachada modernista de la Caja Rural en el fondo. Ambos sujetos miran directamente a la cámara—o a mí—congelando un instante espontáneo que encapsula la magia del festival.

-Algunas imágenes son en color y otras en blanco y negro. ¿Por qué no elige un solo formato?

-Al principio, editaba las imágenes en blanco y negro, e incluso en sepia, para reflejar la esencia histórica del evento. Quería evocar el pasado, como si las fotografías fueran reliquias de otra época. Pero en 2018 hice un cambio definitivo al color. Ese año decidí dejar que la viveza de los trajes, la energía de la gente y la belleza arquitectónica de la ciudad brillaran con todo su esplendor. Desde entonces, el color se ha convertido en una parte esencial de mi manera de documentar el festival.

Needleman sabe hacer que las modelos se vean muy naturales. L. Needleman

La luz también influyó en mi decisión. La intensa luz del sol en Teruel generaba contrastes difíciles de manejar. Los días nublados eran un regalo, permitiendo imágenes más equilibradas, pero en los días soleados, tenía que luchar con la luz, como un dragón místico que exhalaba fuego sobre mi objetivo, proyectando sombras imprevistas y amenazando con arruinar mis fotos. Finalmente, dejé de pelear con ella y aprendí a aprovecharla, usando los reflejos y el resplandor natural para añadir un toque inesperado y casi mágico a mis imágenes.

-¿Cómo percibe que ha evolucionado la Semana Modernista a través de tu lente desde 2012 hasta 2023?

-Los primeros años fueron increíblemente emocionantes porque todo era nuevo. En 2012 el festival conmemoró el Centenario del Modernismo con un enfoque en 1912, dando vida a la historia a través de la elegante vestimenta de la élite y las rutinas cotidianas de los ciudadanos comunes. Desde el principio, fue una fascinante fusión de historia, cultura y comunidad. En 2013, la transformación de la Plaza del Torico en un animado mercado fue una de mis incorporaciones favoritas. Se sentía como un verdadero viaje en el tiempo, capturando la energía de los comerciantes, artistas callejeros y asistentes al festival completamente inmersos en el espíritu modernista.

Uno de los aspectos más cautivadores ha sido la incorporación de personajes históricos. Como entusiasta de la historia me encanta ver cómo han cobrado vida figuras icónicas, desde que Segundo de Chomón cobró vida en 2021 hasta que el rey Alfonso XIII y la infanta Eulalia lo hicieron en 2022. También ha habido momentos inolvidables, como la llegada del tren a Teruel en 2015, la demostración de extinción de incendios en 2018 y la creación de una placa conmemorativa por el renombrado herrero Matías Abad en 2023.

La Semana Modernista nunca ha sido estática: se reinventa constantemente. Cada año surgen nuevos temas, personajes y experiencias, convirtiéndola en una celebración viva y en evolución. Y a través de mi lente, he tenido el privilegio de presenciar y capturar su transformación, preservando momentos que conectan el pasado con el presente.

-Usted ha documentado durante muchos años las Bodas de Isabel... ¿en qué se diferencian estas dos celebraciones desde la perspectiva de un fotógrafo? ¿Cómo cambia su trabajo entre una y otra?

-Difieren en cuanto a ambiente y enfoque. Las Bodas de Isabel es un evento intenso, dinámico y profundamente teatral, con grandes representaciones y multitudes que hacen difícil acercarse a los protagonistas. La magnitud del evento implica que debo trabajar con rapidez, anticipando los momentos en lugar de componerlos con calma.

En contraste, la Semana Modernista tiene un aire de elegancia y refinamiento, combinando recreaciones históricas con escenas de la vida cotidiana del siglo XX. La atmósfera permite un enfoque más íntimo y documental. Tengo más tiempo para interactuar con los participantes, conversar con ellos e incorporarlos a mi experiencia fotográfica. Esta diferencia define mi trabajo: mientras un festival exige capturar la energía cruda y dramática en pleno movimiento, el otro me permite detenerme, componer y resaltar los matices de la época.

-¿Qué trucos o técnicas usa para tomar grandes fotos durante la Semana Modernista? ¿Qué le funciona mejor?

-Aprovecho la luz natural tanto como sea posible para preservar la autenticidad. También presto atención a los pequeños gestos: la manera en que alguien ajusta su sombrero o el contraste entre los guantes de una mujer y su vestido, porque esos detalles evocan la época de manera más efectiva que una simple pose. Otra técnica clave es situarme en puntos estratégicos donde la acción fluye de forma natural, permitiendo que los momentos se desarrollen sin forzarlos. Y, por supuesto, la paciencia: a veces, la mejor foto llega cuando la gente se olvida de la cámara.

-La democratización de la fotografía —debido a la accesibilidad de los equipos y la fotografía móvil— ha permitido que muchas personas capturen imágenes de alta calidad en eventos como la Semana Modernista o Las Bodas de Isabel, entre muchos otros. ¿Está perdiendo valor la fotografía por esta razón? ¿Tenemos sobreexposición de imágenes documentales?

-Que la fotografía se haya vuelto más accesible es una bendición y al mismo tiempo un desafío. Si bien la gran cantidad de imágenes puede hacer que la fotografía parezca menos especial, creo que una gran fotografía sigue destacando. El valor reside en la narrativa, la composición y la perspectiva, algo que un ojo profesional aún puede aportar, incluso en la era de la fotografía instantánea. El reto hoy en día es crear imágenes que sobresalgan entre el ruido, imágenes que hagan que la gente se detenga y realmente observe.

-Cuando demasiadas personas intentan tomar fotos puede suceder que el público no pueda ver bien o que los propios fotografiados se sientan molestos. ¿Debería haber algún tipo de regulación sobre quién y cómo puede tomar fotos en los eventos públicos oficiales? ¿O todo el mundo debe tener derecho a fotografiar libremente?

-Es un tema complejo. Los eventos públicos, por naturaleza, están destinados a ser disfrutados por todos, y la fotografía es parte de cómo los experimentamos y recordamos. Sin embargo, creo que debe haber un equilibrio. Cuando la fotografía interfiere con el evento, bloqueando la vista, interrumpiendo a los intérpretes o creando una presencia abrumadora de teléfonos en el aire, la experiencia se ve afectada. Es un problema con el que otros fotógrafos en Teruel también han tenido que lidiar.

-¿Qué es la actividad ‘Aventura en el Modernismo’, ligada a su exposición?

-Para combinar mis pasiones por la fotografía y la enseñanza creé Aventura en el Modernismo: Una Gymkhana en Inglés. Esta actividad interactiva se puede disfrutar en la exposición, en el aula o en casa. Hay tres gymkhanas diferentes: la Yincana Básica 1 está diseñada para niños y principiantes en inglés, mientras que las Yincanas 2 y 3 están dirigidas a estudiantes de nivel intermedio y avanzado. Es una forma divertida y educativa de conectar con la Semana Modernista.
 

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