La ola de Los Marinos sortea el chaparrón y encuentra su hueco para colocar el pañuelico

Los Marinos sortearon las lluvias con las que dio inicio la Vaquilla este sábado y encontraron un hueco para poder colocar el pañuelico en el Torico, aunque el acto, al igual que el toque del Campanico, tuvo que retrasarse hora y media. El chaparrón que comenzó a caer a las dos de la tarde sorprendió a todos porque las previsiones de la Aemet daban poca lluvia, pero en cambio cayeron trombas de agua que se prolongaron hasta la hora del inicio de la fiesta y obligaron a aplazar la puesta del emblema vaquillero por motivos de seguridad.

La peña de Los Marinos, encargada de colocar el pañuelo, tomó la decisión de posponerlo de forma consensuada con el Ayuntamiento e Interpeñas, y se retrasó hasta las 18 horas. La lluvia cesó en torno a las cinco de la tarde, y poco antes de que dieran las seis se hizo el toque y seguidamente Los Marinos llegaron a la plaza del Torico para colocar el pañuelo. Encontraron ese hueco y fue un acierto adelantarse unos minutos sobre la nueva hora que se había fijado, porque nada más colocar la enseña vaquillera empezó a llover otra vez.
 

Los dos peñistas de Los Marinos encargados de trepar hasta el Torico confesaron que vivieron con muchos nervios ese retraso, preocupados de que el tiempo no cambiase y pudiera darse al traste la colocación, aunque la peña estaba dispuesta a ponerlo a la hora que fuese cuando la lluvia lo permitiese.

El primero en alcanzar el emblema de la ciudad fue Moisés Sánchez, que trepó por el lado de Caja Rural, mientras que Javier Herrero lo hizo por el otro lado, le costó más e incluso dio un resbalón, pero los compañeros de la peña que abrazaban la columna lo impulsaron hacia arriba y llegó sin problemas.

Tras colocar juntos el pañuelo en medio del vibrar de la plaza, Javier hizo un gesto hacia el cielo en recuerdo de su padre, ya fallecido, miró hacia el balcón de Caja Rural donde seguía la escena su madre, Concha Villarroya, y le lanzó un beso que le devolvió ella.
 

La madre, emocionada por el gesto de su hijo al hacerle esa dedicatoria a su difunto esposo, fallecido hace tres años, dijo que había sentido una “emoción muy grande”. Comentó que nunca se había imaginado algo así y que pudiera vivir una experiencia de este tipo. Recordó que su marido, Antonio, era “muy, muy vaquillero” y fue de la peña El Chasco mientras que los hijos se hicieron al crecer de Los Marinos.

Javier Herrero dijo que la experiencia había sido “espectacular y muy, muy emocionante”. Al estar arriba miró hacia el cielo con la esperanza de que su padre le viese “un poquito más de cerca” y le dedicó el momento a él y a su madre, que seguía la escena desde un balcón próximo.

Sobre la experiencia de colocar el pañuelo y estar allí ante los miles de vaquilleros que se concentran a los pies de la columna, dijo que era “una suerte subir arriba y poder brindar” a su padre “la puesta del pañuelico”, aunque le hubiera gustado más que le hubiese podido ver en vida.
 

Subida rápida

El peñista de Los Marinos comentó que la subida había sido rápida, aunque admitió que los compañeros que forman la torre le habían echado una mano para “subir bien”. Aseguró que el “peor rato” que había pasado fue el temor a que no pudiera ponerse el pañuelo por la lluvia. Comentó que había pasado muchos nervios mirando al cielo y que temía que le fuesen a “quitar” la ilusión que tenía de ponerlo. Aunque la decisión era colocarlo cuando terminase la lluvia a la hora que fuese, manifestó que eso “nunca se sabe porque la incertidumbre la tenías”.

Su compañero Moisés Sánchez, presidente de Los Marinos, dijo que había sido una experiencia “increíble” a pesar de los nervios pasados por como estaba el tiempo. Celebró que al parar un poco la lluvia y salir el sol hubieran podido hacer “bien la puesta sin problema” y que finalmente hubiese salido “todo bien” aunque con retraso.

Moisés reconoció que no sabían lo que podía pasar mientras esperaban porque con la lluvia era imposible trepar ya que “no había seguridad”. Indicó que “sabíamos que la fiesta iba a empezar de una manera u otra”, y que cuando se dio la oportunidad subió como un relámpago “por si acaso”. Dijo que la gente “te empuja tanto que te suben en volandas y casi no tienes ni que hacer fuerza; cuando me quise dar cuenta ya estaba arriba”. Comentó que se lo había dedicado a todos los peñistas y vaquilleros.

Esta era la tercera vez que Los Marinos colocaban el pañuelo. La vez anterior lo hicieron en 2001 con motivo de su cincuenta aniversario y la primera vez en trepar oficialmente hasta el Torico para colocar el emblema vaquillero fue en 1986. En aquella ocasión la tromba de agua que cayó fue también considerable y obligó a la gente a guarecerse en los porches. Quien colocó entonces el pañuelo, el marino y directivo de la peña Antonio Fernández Gómez, consiguió hacerlo antes de que se echara a llover.

La peña acudió este sábado al Torico con los gorros de marinos que históricamente les ha caracterizado y una vez puesto el pañuelo los lanzaron al aire a modo de celebración.

Este año Anudi pudo disfrutar de la puesta del pañuelico desde los siete balcones que Xplora Inmobiliaria puso a su disposición. La fachada lucía pancartas con los lemas Vaquilla accesible ¡Felices Fiestas!