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Las reservas de última hora caracterizan un mes de julio que, de momento, pinta flojo en la provincia Las reservas de última hora caracterizan un mes de julio que, de momento, pinta flojo en la provincia
Un turista, este mes de julio llevando su maleta por el paseo del Óvalo. I.M.

Las reservas de última hora caracterizan un mes de julio que, de momento, pinta flojo en la provincia

Las mejores ocupaciones serán en la capital turolense debido a la Vaquilla y a la Baja Aragón
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Cruz Aguilar

Si antes de la pandemia la gente reservaba con poca antelación, ahora es prácticamente de un día para otro. Esa es la sensación que transmiten los hosteleros provinciales, que confían en que las cifras mejoren conforme avanza el mes de julio con las peticiones de última hora, puesto que ahora los porcentajes de ocupación no son demasiado halagüeños en la mayor parte de las comarcas.

En la capital julio sí es un buen mes por la Vaquilla y, sobre todo, por la Baja Aragón, que también se nota incluso en las viviendas de turismo rural de las zonas de influencia. Sin embargo, este optimismo no se da, según apunta el presidente de la Asociación Teruel Empresarios Turísticos, Roche Murciano, en el resto de la provincia, donde la previsión es llegar, y siempre que se produzcan reservas de última hora, al 60 o 65% de media para el conjunto provincial. “Con el tema del IPC la gente está muy asustada y recorta de ocio”, matiza el responsable de los hosteleros.

En el caso de Gúdar-Javalambre hay importantes diferencias entre la primera y la segunda quincena de este mes de julio y mientras que la ocupación en la primera parte del mes se sitúa entre el 50 y el 60%, en la segunda está entre el 80 y el 90%. Desde la Asociación de Empresarios Turísticos plantean que a finales de julio presentarán el calendario de actividades estivales, que incluyen eventos culturales y deportivos y ferias y festivales para dinamizar el verano de la población local y atraer turistas.

Cancelaciones

Turismo Sierra de Albarracín maneja unas previsiones del 40% para las próximas semanas, pero matizan que las reservas llegan a última hora por lo que aspiran a mejorarlas. Otro comportamiento que se ha acusado a raíz de la pandemia son las reservas canceladas unos pocos días antes, apurando el plazo sin penalización.  “Reservan a un mes vista pero solo el 20% de esas peticiones se materializan”, lamenta la gerente de Turismo Sierra de Albarracín, Begoña Sierra.   Las procedencias son muy variadas.

En este sentido Roche Murciano, manifiesta que los clientes esperan al día de antes de su llegada para buscar alojamiento, aunque tienen el destino decidido y todo mirado, por lo que si no encuentran hueco en un hotel se alojan en otro cercano.

En la comarca del Matarraña la ocupación ronda para este mes de julio el 70%, según las cifras que maneja la Asociación empresarial en esta zona, mientras que desde los Empresarios Turísticos del Maestrazgo detallan las reservas están al 30%, una cifra por debajo de la del año pasado.

La Asociación que gestiona los alojamientos en el Bajo Aragón plantea que la ocupación actual para este mes es del 59%, aunque confían en llegar a agosto con el 70% y gracias a las reservas de última hora porque, recalcan, “se trabaja de una semana para otra”. En cuanto al perfil de visitantes, la mayor parte de los clientes son personas que descienden de estos pueblos, grupos de amigos y familiares . A ellos se suman un buen número de moteros y en la capital del Bajo Aragón se está dando este año un aumento notable de parejas de jubilados franceses, belgas y holandeses.

Casas rurales

En lo que respecta a las viviendas de turismo rural que durante los años de la pandemia tuvieron una gran demanda –aunque debían aplicar determinadas restricciones sobre todo en cuanto al aforo–, este mes de julio se presenta “muy flojo”, con cifras previas a la pandemia, cuando la gente miraba más en este mes a la playa que al interior. Lo achacan a que en los veranos más afectados por la covid el turismo se decantaba por sitios poco masificados y tranquilos, pero ahora se ha perdido el miedo a los sitios con mucha gente, como la costa o a viajar al extranjero.

Marta Monforte, que es la gerente de Faratur, la Federación Aragonesa de Turismo Rural, habla de una ocupación media para julio del 35% en las zonas más turísticas como Sierra de Albarracín y Maestrazgo, pero plantea que “la tónica es similar al resto de las casas rurales de España” y solo en las Islas Canarias hay mejores datos. No obstante, recuerda que para el turismo rural el verano “siempre ha sido más flojo que otras temporadas como el otoño o la primavera”.

Placas solares instaladas en un hotel de Tramacastilla

Placas solares y cambio en las cartas para economizar y no subir precios

El incremento en el coste de las materias primas y la electricidad ha provocado una subida en los precios en muchos establecimientos de la provincia de Teruel. En otros lugares han buscado alternativas para mantener los gastos y así no repercutirlos en los clientes. Así, en la Sierra de Albarracín algunos hosteleros han modificado sus cartas, reduciendo los platos con mucho contenido en carne para primar los vegetales y abaratar así costes. “Han jugado con la creatividad y es una de las soluciones que han encontrado”, precisa la gerente de Turismo Sierra de Albarracín,  Begoña Sierra.

Algunos empresarios han optado por las energías renovables para abaratar costes y han invertido en placas solares con el fin de que se reduzca su factura eléctrica.

Sin embargo, también hay algunos que, reconoce Sierra, han incrementado los precios finales, pero “no son subidas acusadas y había establecimientos que llevaban muchos años sin tocarlos”, justifica la gerente.

Por otro lado, hay hoteles que han incrementado el precio para las reservas a través de turoperadoras –que cobran una comisión de entre el 15 y el 20%– pero han mantenido las tarifas a través de las reservas directas en su web.

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