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La Uned sugiere que todo el patrimonio minero orientado al turismo trabaje en red La Uned sugiere que todo el patrimonio minero orientado al turismo trabaje en red
Presentación del informe, el viernes en el Palacio Ardid de Alcañiz. Paula Aznar

La Uned sugiere que todo el patrimonio minero orientado al turismo trabaje en red

Un informe invita a reutilizar los vestigios industriales como palanca de transición justa en Teruel
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Ordenar el patrimonio minero de la provincia, ponerlo en valor para atraer turistas y trabajar en red para sacarle el mayor beneficio socioeconómico en las cuencas mineras transformadas por los planes de transición justa. Esta es una de la prioridades que ha detectado un informe del Instituto de Investigación en Humanidades y Patrimonio (Ihupa) de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned) en Alcañiz sobre el impacto de la transición energética en las cuencas mineras turolense y del Bierzo y Laciana (León).

El objetivo del estudio, presentado el pasado viernes en el Palacio Ardid de Alcañiz, es la creación de un espacio conjunto de reflexión y de acción sobre el patrimonio minero desde una perspectiva múltiple: geográfica, industrial, histórica, geológica, patrimonial, antropológica o socioeconómica. La intención es poner en valor los recursos mineros como elementos de dinamización del territorio.

En la provincia hay museos mineros y centros de interpretación en Escucha, Utrillas, Andorra o Ariño, pero “pocos trabajan en red y esto es un grave error porque no tenemos que hacernos la competencia, sino establecer elementos atractivos que sean complementarios” con el ánimo de alargar las visitas al territorio, indicó el historiador e investigador del Ihupa, Francisco Balado.

El estudio, que en esencia trata de establecer unas bases metodológicas para un análisis comparado del impacto de la transición energética desde un punto de vista de los vestigios patrimoniales aprovechables, insta a identificarlos, valorizarlos y gestionarlos “como nodos integrantes de un nuevo tipo de infraestructura territorial, social y cultural en el contexto de los territorios del siglo XXI”.

Alertan de la “vulnerabilidad” del patrimonio minero, “tanto por la no percepción social e institucional de ser susceptible de conservación y por la permanente innovación y desarrollo industrial que lo ha afectado”.

“Poner en valor los vestigios derivados de estas actividades implica dotarse de instrumentos que otorguen a las huellas del pasado minero e industrial de un discurso que evite considerarlo una carga y lo convierta en un bien, en un recurso que se expresa en un momento temporal distinto”, añaden los investigadores.

Memoria y herencia

“La relevancia de los vestigios valorizados se basa en el interés cultural y social trascendente y en su condición de soporte de la memoria colectiva y, por tanto, base de la herencia transmitida a futuras generaciones”, defienden. Y proponen “la reutilización patrimonial en las áreas mineras con rutas –como los Caminos Mineros que impulsa precisamente ahora la Comarca Andorra-Sierra de Arcos– que se convierten en ejes para contemplar el mapa de recursos de la zona”.

“La gestión integral del patrimonio minero basada en la sostenibilidad económica, social y medioambiental se presenta como una apuesta de calidad y como un factor de reordenación de los territorios afectados por la descarbonización y sus consecuencias permitiendo una transición más justa que la producida en procesos de reconversión del pasado”, sugiere el informe.

Ordenación y gobernanza

Para ello, los investigadores proponen “disponer de un plan de ordenación territorial que tenga en cuenta el proceso de degradación social, demográfica y económica de los territorios afectados por la descarbonización, así como por los vestigios que las actividades mineras han dejado en los territorios”. Invitan a “promover una gestión eficaz de los espacios, recursos y riquezas naturales, asegurando su explotación y aprovechamiento racional y garantizando a la vez la conservación y mejora del medio ambiente y de los lugares de interés cultural, social o paisajístico”. Y reflexionan acerca de “avanzar hacia un modelo de gobernanza que promocione la colaboración entre la gestión pública y la iniciativa social y privada”.

El proceso de transición justa, dijo Balado, lleva apenas cinco años, por lo que es pronto para ver sus resultados. Lo que sí “nos interesa es tener una foto fija de lo que está pasando con los vestigios que la actividad minera dejó en la zona, y si realmente suponen un recurso más para el desarrollo de estos territorios”. Valora el trabajo realizado por ayuntamientos y comarcas para preservar su memoria industrial, pero insiste en crear un hilo conductor, uniendo minas, centrales térmicas o ferrocarriles para estirar las visitas de los turistas interesados en este tipo de patrimonio.

Se ha reunido con entidades públicas, asociativas y empresariales del territorio para ver qué percepción tienen” de la reconversión, más allá de las inversiones multimillonarias anunciadas. “Llegas a los territorios y esto no se está percibiendo porque la burocracia es tremenda”, alertó el historiador.

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