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La fiesta en la que todo es posible,  hasta nadar y remar junto al Torico La fiesta en la que todo es posible,  hasta nadar y remar junto al Torico
Un grupo de jóvenes juega a la pelota bajo la lluvia en la plaza del Torico en la alargada espera para la puesta del Pañuelico. Bykofoto/Antonio García

La fiesta en la que todo es posible, hasta nadar y remar junto al Torico

La lluvia propicia que los vaquilleros se diviertan empapados como niños
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Cruz Aguilar
La Vaquilla es la fiesta donde todo es posible, hasta remar en la plaza del Torico o nadar en la de San Juan como si se tratase de una piscina olímpica. Muchos vaquilleros recuperaron este sábado su alma infantil y volvieron a saltar en los charcos, salpicarse con los amigos y disfrutar de un agua que siempre lanzan a cubos o con manguera desde los balcones y cayó directamente del cielo, aunque también de golpe.

La fuerte tromba de agua y granizo descargó 31 litros por metro cuadrado y pilló a buena parte de los peñistas haciendo cola para recoger la comida o disfrutando de ella en las peñas.

Los locales que tienen carpa no tuvieron mayor problema, aunque algunos, al estar en cuesta, como Disfrute o Nos an soltao se convirtieron en auténticos ríos y los socios se vieron obligados a comer con los pies en alto. Otros que no tienen carpa, como Ultramarinos, tuvieron que resguardarse en garajes particulares. La directiva del Despiste fue la más acertada ya que, casualmente, este año eligió el paraguas como regalo para sus asociados.

No eran los únicos que estaban protegidos, ya que los turolenses más previsores llevaban ponchos de plástico en sus mochilas para protegerse y también hubo quien se resguardó de la lluvia con cualquier otro tipo de elementos, como bolsas de basura o sombreros de todo tipo.

El agua marcó sin duda la tarde del sábado y una vez puesto el pañuelico, siguió presente durante varios momentos de la tarde y de la noche. Aunque para algunos fue una buena sustituta de las duchas callejeras que otros años buscaban para refrescarse y limpiarse, para otros supuso una retirada más temprana.

Buena parte de las conversaciones giraban en torno a la lluvia puesto que nadie recordaba un año con tanta. No obstante, las charangas sonaron a la hora prevista para desplazarse hasta la plaza del Ayuntamiento y la del Torico, sin saber que el inicio oficial de la Vaquilla iba a tardar una hora y media más de lo previsto.

En la zona de acampada de Las Viñas se formaron grandes charcos  y muchos de los campistas salieron de fiesta con sus inmaculados trajes blancos teñidos por el barro.

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