Entrada de la residencia del colegio de Educación Especial Arboleda
La Dirección del CEE Arboleda reclama agilidad para la contratación de personal especializado
La residencia retoma su actividad desde este lunes, tras el cierre el día 24 por una baja de una enfermera que ya se ha reincorporado
El equipo directivo del colegio de Educación Especial Arboleda reitera en una nota de prensa la necesidad de completar su plantilla de Enfermería, con el tercer puesto que está pendiente. El centro pudo reanudar este lunes su servicio de residencia, interrumpido desde el martes 24 de este mes por la baja de una de las profesionales ya que ésta ya ha vuelto a trabajar.
Tal y como informaron la semana pasada, la dirección del centro se vio obligada a cerrar la residencia tras la baja por una circunstancia grave sobrevenida de la enfermera que cubría el turno de noche, sin que existiese la posibilidad ser sustituida por ninguna compañera, ya que desde principio de curso el colegio contaba únicamente con dos enfermeras de las tres que debía tener.
El servicio se pudo reanudar el lunes gracias a que la profesional que causó baja ha podido reincorporarse a su puesto de trabajo, de forma que siguen sin disponer de la enfermera que les falta.
Según explica la directora del centro, Helena Blasco, el servicio de residencia se ofrece a alumnado de poblaciones que distan a más de 40 kilómetros de Teruel, para facilitar su asistencia a clase.
Este servicio funciona ininterrumpidamente desde el inicio de las clases el lunes a las 9:30 horas hasta su fin el viernes a las 16:30 horas. En la actualidad, hay seis alumnos residentes de lunes a viernes y otro alumno que asiste al centro los lunes y martes. Una parte de dicho alumnado requiere de cuidados sanitarios, tales como cambios posturales, alimentación por botón gástrico, aplicación de sondas o administración de medicación pautada y o de rescate, tareas que solamente pueden llevarse a cabo por una enfermera o enfermero.
Hasta el momento, pese a no tener personal sanitario por las tardes, el centro había mantenido abierta la residencia, gracias al esfuerzo de las dos enfermeras y otros profesionales, bien por prolongar su jornada laboral voluntariamente, bien por realizar tareas fuera de sus funciones.
“El martes 27, al disponer de sólo una enfermera y ninguna TCAE, el cierre de la residencia fue inevitable”, justifica la dirección del centro.
El colegio tiene asignadas tres enfermeras y tres auxiliares de enfermería. Lamentablemente, inició el curso disponiendo únicamente de dos enfermeras, pese a que la cobertura de las vacantes se solicitó en tiempo y forma y pese a las repetidas demandas de la directora para que se cubriesen las vacantes. Además de la falta de personal sanitario, el colegio también sufría la falta de dos auxiliares de educación especial y una fisioterapeuta.
“Tras la incidencia de la semana pasada, al parecer se agilizaron los trámites para la contratación de dos de las tres auxiliares de enfermería, que ya se han incorporado al centro. También se han incorporado ya las dos auxiliares de educación especial, aunque desde este lunes hay dos nuevas bajas en espera de cubrirse”, detalla el centro.
El Equipo Directivo del centro manifiesta su alegría por haber podido reabrir el servicio de residencia y poder contar por fin con dos de las tres auxiliares de enfermería, pero se muestra preocupado por no contar aún con la tercera enfermera, ya que esto implica que la situación podría repetirse.
La directora del centro denuncia la excesiva burocracia existente en los procesos de contratación del personal de atención educativa complementaria. “En los centros de educación especial se presta un servicio educativo, pero también asistencial trabajamos con personas con condiciones de salud graves e incluso de compromiso vital, con personas vulnerables y familias, que requieren toda la ayuda que podamos prestarles. Por eso, la cobertura de las vacantes de los trabajadores en centros de educación especial, debería ser inmediata; especialmente cuando se trata de personal sanitario, ya que sus funciones (imprescindibles en centros como el nuestro), no pueden ser asumidas por otros profesionales”, defendió Helena Blasco.
Tal y como informaron la semana pasada, la dirección del centro se vio obligada a cerrar la residencia tras la baja por una circunstancia grave sobrevenida de la enfermera que cubría el turno de noche, sin que existiese la posibilidad ser sustituida por ninguna compañera, ya que desde principio de curso el colegio contaba únicamente con dos enfermeras de las tres que debía tener.
El servicio se pudo reanudar el lunes gracias a que la profesional que causó baja ha podido reincorporarse a su puesto de trabajo, de forma que siguen sin disponer de la enfermera que les falta.
Según explica la directora del centro, Helena Blasco, el servicio de residencia se ofrece a alumnado de poblaciones que distan a más de 40 kilómetros de Teruel, para facilitar su asistencia a clase.
Este servicio funciona ininterrumpidamente desde el inicio de las clases el lunes a las 9:30 horas hasta su fin el viernes a las 16:30 horas. En la actualidad, hay seis alumnos residentes de lunes a viernes y otro alumno que asiste al centro los lunes y martes. Una parte de dicho alumnado requiere de cuidados sanitarios, tales como cambios posturales, alimentación por botón gástrico, aplicación de sondas o administración de medicación pautada y o de rescate, tareas que solamente pueden llevarse a cabo por una enfermera o enfermero.
Hasta el momento, pese a no tener personal sanitario por las tardes, el centro había mantenido abierta la residencia, gracias al esfuerzo de las dos enfermeras y otros profesionales, bien por prolongar su jornada laboral voluntariamente, bien por realizar tareas fuera de sus funciones.
“El martes 27, al disponer de sólo una enfermera y ninguna TCAE, el cierre de la residencia fue inevitable”, justifica la dirección del centro.
El colegio tiene asignadas tres enfermeras y tres auxiliares de enfermería. Lamentablemente, inició el curso disponiendo únicamente de dos enfermeras, pese a que la cobertura de las vacantes se solicitó en tiempo y forma y pese a las repetidas demandas de la directora para que se cubriesen las vacantes. Además de la falta de personal sanitario, el colegio también sufría la falta de dos auxiliares de educación especial y una fisioterapeuta.
“Tras la incidencia de la semana pasada, al parecer se agilizaron los trámites para la contratación de dos de las tres auxiliares de enfermería, que ya se han incorporado al centro. También se han incorporado ya las dos auxiliares de educación especial, aunque desde este lunes hay dos nuevas bajas en espera de cubrirse”, detalla el centro.
El Equipo Directivo del centro manifiesta su alegría por haber podido reabrir el servicio de residencia y poder contar por fin con dos de las tres auxiliares de enfermería, pero se muestra preocupado por no contar aún con la tercera enfermera, ya que esto implica que la situación podría repetirse.
La directora del centro denuncia la excesiva burocracia existente en los procesos de contratación del personal de atención educativa complementaria. “En los centros de educación especial se presta un servicio educativo, pero también asistencial trabajamos con personas con condiciones de salud graves e incluso de compromiso vital, con personas vulnerables y familias, que requieren toda la ayuda que podamos prestarles. Por eso, la cobertura de las vacantes de los trabajadores en centros de educación especial, debería ser inmediata; especialmente cuando se trata de personal sanitario, ya que sus funciones (imprescindibles en centros como el nuestro), no pueden ser asumidas por otros profesionales”, defendió Helena Blasco.
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