Lola Oriol, directora del Gloria Fuertes: "Sueño con que los alumnos que salen del colegio a los 21 años tengan una vida plena"
El centro, que es referente en psicomotricidad, formación profesional y aula multisensorial, cumple 40 años en 2022El colegio público de educación especial Gloria Fuertes de Andorra cumple 40 años de andadura este 2022. Gracias a proyectos emblemáticos como las aulas de psicomotricidad y multisensorial, o a sus programas de formación profesional, en estas cuatro décadas ha contribuido de forma decisiva a que las personas con discapacidad intelectual mejoren su calidad de vida a través de la integración social. La actual directora del centro, Lola Oriol, valora la amplia red de apoyo que tiene este colectivo en Teruel gracias a Atadi, aunque cree que todavía caben mejoras en la inserción sociolaboral. Sueña con que, al acabar su etapa formativa a los 21 años de edad, todos los alumnos y alumnas tengan un centro ocupacional, vivienda tutelada, residencia o puesto de trabajo corriente en el que desarrollarse plenamente con sus capacidades y potencialidades.
-¿Qué supone para el centro llegar a 40 años de andadura?
-Pese a todo lo que está cayendo, es un motivo de alegría. Cuando cumplimos 25 años hicimos una gran celebración y pensamos que esta cuarta década del centro merece otra. Esperamos que coincida con el fin de la pandemia, ya que en estos dos últimos años se nos han arrebatado demasiadas cosas y tenemos que celebrarlo. Es un proyecto consolidado, han sido 40 años en los que hay que poner en valor los logros y avances de nuestro alumnado. Transmitimos un profundo agradecimiento a todos los profesionales por su entusiasmo, esfuerzo y colaboración en este gran proyecto que es el Gloria Fuertes, así como a todos los colectivos y personas de Andorra y de nuestro entorno que colaboran con el centro para construir la inclusión en mayúsculas.
-¿Qué diferencia percibe en la inserción de las personas con discapacidad intelectual desde que abrió el centro hasta ahora? ¿Qué avances ha tenido este colectivo en cuatro décadas?
-El colegio se funda en el año 1982, cuando se promulga la LISMI (Ley de integración social del minusválido), que fue una ley novedosa que impulsó aspectos muy importantes en la integración e inclusión de las personas con discapacidad. Que el centro se crease a la vez son paradojas de la vida, pero realmente el colegio ha visto crecer la inclusión de las personas con discapacidad, teniendo en cuenta siempre y sin olvidar que queda mucho camino por andar. Pero sí que es verdad que no hay color desde el año 82. Este colegio surge como una escisión del Juan Ramón Alegre y en ese momento hubo voces contrarias a que el colegio se colocara en esta ubicación espacial. Pero una serie de profesionales que fundaron el Gloria Fuertes y la inspección educativa se empeñaron en que estuviera aquí, que compartamos espacio de recreo, actividades lúdicas y educativas con el colegio de infantil y primaria. Se ha caminado mucho pero sí queda mucho por hacer. A veces desgastamos la palabra inclusión con el uso y habría que hacer una reflexión más importante sobre qué es la inclusión de las personas con discapacidad. Desde luego el Gloria Fuertes sí es un centro inclusivo, lo ha demostrado 40 años y lo va a seguir siendo.
-Los niños con distintas capacidades comparten recreo y juegan, pero a la hora de la verdad el compromiso se demuestra brindándoles de adultos una oportunidad laboral y de integración social. Ahí tendrán que hacer malabarismos.
-Quizá sea la asignatura pendiente, porque la parte educativa está muy consolidada en centros de educación especial en toda la Comunidad Autónoma que atienden al alumnado desde los tres años hasta los 21. Cada alumno o alumna se incorpora al centro cuando lo requiere, por sus capacidades, características o necesidades. ¿Pero qué pasa cuando tienen 21 años? En la provincia de Teruel tenemos muchísima suerte de contar con la red de Atadi, con la que colaboramos habitualmente en muchísimos proyectos y actividades, pero es verdad que queda mucho por hacer en la inserción sociolaboral. ¿Qué pasa en las localidades donde no hay un centro de día, un centro especial de empleo, donde no hay empresas o entidades públicas que apuesten por ellos y cumplan la ley, que defiende que hay que contratar a personas con discapacidad intelectual? Y ahí vemos que hay mucho que caminar todavía.
-¿Sigue habiendo todavía rechazo a este colectivo entre la sociedad en la actualidad?
-La mirada hacia las personas con discapacidad ha mejorado mucho, pero aún debe cambiar. No puede ser una mirada de los eternos niños y niñas; ni una mirada condescendiente, de pena o lástima, o actitudes de sobreprotección. Son personas con una serie de potencialidades que merecen tener una oportunidad en la sociedad en la que viven y, partiendo de esa base clara, hay que mirarles de forma natural.
-¿Cuántos alumnos han pasado en todos estos años?
-Este año tenemos 80 alumnos y alumnas de 22 localidades de la provincia de Teruel y de la Comarca Bajo Aragón-Caspe. Esto va variando. El año pasado eran 84 alumnos de 27 localidades. En todos estos años han pasado alrededor de 500 alumnos, y lo sé bien porque tenemos el mailing de todos los alumnos y alumnas que han pasado por el centro. De hecho, para los actos del 40 aniversario, si hacemos alguna celebración importante, se va a contar y se invitará a todos, como se ha hecho siempre.
-¿Cuántos profesionales son?
-Trabajamos alrededor de 40 personas contando al personal docente y al no docente, que es igual de importante: profesores, auxiliares de educación especial, fisioterapeutas, enfermeras, limpieza, conserje, comedor, cocina... Es decir, una persona por cada dos alumnos y alumnas.
Niveles educativos
-Aquí no hablan de Primaria ni de Secundaria. ¿Cómo se etiquetan los niveles educativos?
-En educación especial está Educación Infantil, que sería de 3 a 6 años; luego está la EBO (Educación Básica Obligatoria), de los 6 a los 16 años, y después hablamos de la Formación Profesional en dos modalidades: Transición a la Vida Adulta, que es para aquellos que su futuro va a ser un centro ocupacional o un centro de día, y el Programa de Cualificación Inicial, que es la Formación Profesional para quienes van a acabar en un centro especial de empleo o en el empleo ordinario.
-Este programa de formación profesional está dando grandes alegrías últimamente con la inclusión laboral de Pablo y Paola, que trabajan en la limpieza del colegio.
-Era un proyecto muy soñado, único en España y en muchos países de Europa. No hay alumnado que esté formándose en el centro a la par que está trabajando en la limpieza del centro. Empezó Pablo Lahoz, que tiene una excedencia porque está ampliando sus estudios de pastelería en Zaragoza, y ahora lo sustituye Paola Carreras. El sueño es que continúen entrando personas con discapacidad a hacer la limpieza del centro.
-¿Cómo desearían celebrar este 40 aniversario?
-Iba a decir a lo grande, pero no sé si será posible por la pandemia. Hemos creado una comisión del 40 aniversario con profesionales de diferentes ámbitos del centro. Vamos a inaugurar una nueva página web; queremos hacer charlas sobre la palabra discapacidad a lo largo de la historia; una celebración en junio abierta, bien en San Macario o en el patio con un vino español y alguna actuación musical; alguna actuación de zancos abierta a la localidad de Andorra y toda una serie de actos que iremos programando.
-Son un referente en cuanto a la psicomotricidad. Su aula especializada ha sido replicada a nivel internacional.
-La psicomotricidad es uno de los proyectos emblemáticos en el colegio, como también lo es la parte artística, la estimulación multisensorial con su aula, la comunicación, el área de autonomía personal o la formación profesional. El gran impulso al área de psicomotricidad lo dio Alfonso Lázaro, que ha sido compañero nuestro durante 36 años y ahora está jubilado y es el presidente de la Asociación Colegio de la Luz vinculada al centro. Le hemos dado siempre muchísima importancia a la parte del trabajo de lo motor, de lo corporal y ese modelo ha trascendido a otros foros, a través de publicaciones sobre todo de Alfonso, de jornadas, encuentros de psicomotricidad e incluso de la Semana de Inmersión Psicomotriz que tuvimos en noviembre de 2019, que vinieron 30 profesionales de toda Iberoamérica. Es un campo de trabajo en el que somos un centro puntero por nuestra forma de entender el cuerpo de las personas con discapacidad.
Proyectos emblemáticos
-¿Cómo se llega a estos proyectos emblemáticos?
-Cuando Alfonso estaba en el colegio era un experto en psicomotricidad. Aquí puso en valor todo lo que él sabía y todo lo que profundizó, e hizo que el Gloria Fuertes se pusiera en el centro de la psicomotricidad mundial. El primer aula multisensorial que se montó en Aragón fue la nuestra, que después ha sido modelo, y a la vez se creó el primer software para análisis de datos objetivos sobre la respuesta de nuestro alumnado. Es libre y todo el mundo lo puede utilizar. Pasear por el Gloria Fuertes es darte cuenta de que la parte artística es un área emblemática, porque tuvimos la suerte de contar con un profesor fundador del centro, José María Peguero, que nos ayudó a interpretar la mirada ingenua de nuestro alumnado y cómo el arte podía servir para que chicos que no hablaban se pudieran comunicar. Por eso está todo lleno de color y de obras de ellos. En cuanto a lenguaje y comunicación hay una persona vinculada al área de Logopedia, que es Cristina Roqueta, que está en el centro de recursos y vela por el derecho elemental de cualquier ser humano a comunicarnos y expresar lo que sentimos, lo que deseamos. La autonomía personal ha sido un eje vertebrador de todas las áreas del currículum. Y en cuanto a la formación profesional, no la hay dual para las personas con discapacidad y aquí la estamos viendo.
-Qué orgullo para la provincia de Teruel ser referente en todo esto a nivel internacional.
-Que lo diga yo queda mal (sonríe), pero sí que es una suerte. Los colegios de educación especial de Aragón son grandes centros, en Teruel mismo tenemos un centro hermano con el que trabajamos muy a gusto, el colegio Arboleda que nació antes que el Gloria Fuertes, y hay grandes profesionales. Yo siempre digo que lo más innovador en educación está en los colegios de educación especial porque nos enfrentamos al ser humano con necesidades de aprendizaje mayores. Tenemos que hacer mayores procesos de reflexión para llegar a conectar con lo que ese alumno o alumna sabe, para poder llegar a alcanzar no fijándonos tanto en las limitaciones que tienen o en la discapacidad sino más en las potencialidades. El Gloria Fuertes se ha ido nutriendo de mucha gente que se ha dejado aquí la piel en un proyecto compartido. No sería nada sin los chicos y chicas que han pasado por aquí, sin las familias que han creído firmemente siempre en el centro y desde luego no sería nada sin los 200 y pico profesionales que han pasado por el centro y que han dejado lo mejor de sí mismos en hacer del Gloria Fuertes lo que es hoy. Yo me lo he encontrado como un regalo, pero lo ha construido toda la comunidad educativa.
-Unos profesionales que están en continua formación. También colaboran en programas Erasmus tanto para profesores como para los chicos.
-Empezamos en el año 2000 con una visita de profesorado noruego, que hace 21 años era una cosa muy novedosa, y ya en 2001 nos pusimos a ello. Hemos trabajado en proyectos europeos de forma ininterrumpida menos un curso, que fue mi primer año de dirección. Peña Martínez fue la gran impulsora, la que me ha enseñado a mí todo lo que sé y todavía me enseña porque la llamo mucho. Ahora estamos metidas en un proyecto K1, que es de profundización nuestra en el que 16 profesionales del centro de todos los ámbitos (fisioterapeutas, enfermera, auxiliar de educación especial, docentes, equipo directivo) vamos a viajar a Portugal, Suecia, Italia y Bélgica a conocer realidades educativas y de atención a la diversidad. Son prácticas inclusivas. Qué se hace en Europa que podamos aprender para luego aplicarlo aquí. Por otro lado, pedimos en 2020 la acreditación Erasmus+ para siete años y nos la concedieron, además con buena valoración, y esto nos permite hacer movilidades bien de alumnado o de profesionales. Este año hemos pedido una movilidad a Portugal, a Sesimbra, y en mayo nos vamos con 25 alumnos en avión a hacer una convivencia en un campin al lado del océano Atlántico. Va a ser una experiencia única. Sí que es verdad que los proyectos europeos nos han ayudado a profundizar en nuevas prácticas y nuevas metodologías en educación especial pero también a darnos cuenta de que en España se hacen muy bien las cosas. A eso se suma que cada año hacemos formación todos los profesionales de aspectos de metodología. Ahora estamos trabajando temas de conducta, autonomía profesional, aulas multisensoriales para seguir profundizando y mejorar nuestra práctica docente y educativa para dar la mejor respuesta a las necesidades de nuestros chicos y chicas.
Presencia social
-Siempre hacen visibles sus proyectos. Quieren estar presentes en la sociedad.
-Es lo justo. No lo hacemos por salir en los medios porque sí, sino por dar visibilidad a las personas con discapacidad. Si no conviviésemos con la imagen de una persona con discapacidad intelectual parecería que no existen. Las localidades donde hay personas con discapacidad intelectual son inclusivas, por eso Andorra es un ejemplo de inclusión. Aquí está el Gloria Fuertes, Atadi con toda la red de centro ocupacional, centro especial de empleo, piso tutelado... Andorra convive cada día con la discapacidad intelectual y a nadie le extraña que en una exposición estemos con nuestros chicos. Es una inclusión plena. Cambiar la mirada tiene que ser entre todos, pero sabemos que tienen que salir siempre haciendo algo. No son seres pasivos, hacen muchas cosas. Por eso el calendario le llega a la ministra de Educación, porque tiene que saber que en un colegio de Teruel se hace un calendario serigrafiado de forma manual con aportaciones de 50 alumnos y con unos dibujos que son deliciosos, porque plasman cómo ven ellos el colegio en el que son felices. Nada es por casualidad, todo tiene un sentido y por eso salimos en los medios.
-¿Cuáles son los próximos hitos a alcanzar?
-Con Cristina Roqueta y Silvia Blasco, que somos las tres que estamos gestionando el centro ahora, soñamos por lo menos con que el Gloria Fuertes siga siendo lo que es, que eso es un objetivo en sí mismo. Estamos muy inmersas en el tema de la Formación Profesional y la inserción laboral. Impulsamos una mesa de empleo en Caspe porque allí hay otras demandas que hace falta abordar. Estamos impulsando muchos proyectos europeos y luego tenemos sueños, que pasan por seguir construyendo inclusión con otros centros educativos. Pero eso tiene que ir llegando, ya iremos viendo. Estoy segura de que el Gloria Fuertes seguirá dando muchas alegrías y creciendo con implicación y compromiso.
-¿Qué retos tiene que asumir la sociedad para con el colectivo de las personas con discapacidad intelectual?
-Sueño siempre con que todos los alumnos y alumnas que salen del colegio a los 21 años tengan un sitio donde ir cuando terminen aquí. O un centro de día, o un centro ocupacional, o un centro especial de empleo, o un mercado ordinario o una residencia o un piso tutelado. Que no se acabe todo en el colegio, sino que haya una continuidad en la vida como tenemos todos cuando acabamos de estudiar. La escolar es una etapa de la vida y luego llega lo otro. Pues que les llegue lo otro y una vida plena es mi gran sueño. Que no se queden en su casa, que no pierdan como ser humano como perderíamos todos si no tuviéramos compañeros de trabajo, unos amigos, algo que hacer cada día.
Pisos tutelados
-¿Echa de menos algún servicio específico para ellos?
-La red de Atadi funciona muy bien en la provincia de Teruel, pero echo de menos que en todos los sitios hubiese pisos tutelados, apartamentos para los chavales que pueden tener una vida adulta más autónoma, centros de día con aulas multisensoriales... Que se continuase con la linea del colegio. Pero ya digo que en Teruel somos afortunados porque Atadi está cubriendo a casi toda la población con discapacidad intelectual de nuestro ámbito y lo está haciendo muy bien, y además en continua coordinación con nosotros.
-¿Cómo ha afectado la pandemia a estos chicos y chicas?
-A mí este punto me emociona porque nadie se podía imaginar, ni yo misma, cuando nos confinaron el 13 de marzo de 2020 cuál iba a ser la respuesta del alumnado. Las familias han caminado de nuestra mano de forma mayoritaria en todo lo que les he ido indicando y la verdad es que la respuesta ha sido de apoyo permanente en dos años muy complicados para nosotros. El colegio abrió cuando abrieron todos los colegios, que era nuestro objetivo principal, y eso ha sido a costa de hacer que el alumnado lleve un sistema de control muy diferente a la relación que establecemos cada día con ellos en ese vínculo que se establece para el aprendizaje. Pero a eso le añades que tenemos alumnos y alumnas que no toleran el uso de la mascarilla, que no saben lo que es la distancia social o que no la pueden mantener porque tienen dificultades para entender ese concepto, que necesitan verte la cara o tocarte para favorecer la comunicación. Que este alumnado haya conseguido ir logrando presencialidad plena en estos dos años es un logro. Ellos son un ejemplo. Los que toleran la mascarilla se la ponen por la mañana y se la cambian cuando hay que cambiársela. Yo cuando escucho a personas sin discapacidad que dicen que les agobia la mascarilla me pasa como a los sanitarios, me reboto y me enfado porque me gustaría que viesen a nuestro alumnado, porque son un ejemplo. Como la comunidad educativa es muy potente y muy consolidada, hemos respondido con más fuerza, y entonces hemos ganado. Hemos hecho una buena barrera.
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