Dos agentes practican la colocación de un desfibrilador
La Comandancia de la Guardia Civil quiere hacer de Teruel una provincia cardioprotegida
El 80 % de los agentes se forman en RCP y desean dotar a los coches oficiales de desfibriladores
El 80 % de los 638 guardias civiles de la provincia han recibido formación de soporte vital básico (SVB), resucitación cardiopulmonar (RCP) y manejo de desfibrilador externo automático (DEA), es decir, cuentan con los conocimientos necesarios para poder actuar como primer interviniente en caso de tener que prestar algún tipo de auxilio sanitario. El servicio de Sanidad de la Comandancia de Teruel se ha propuesto hacer del medio rural un espacio cardioprotegido de la mano de la capitana enfermera turolense Pilar Adrián, por lo que ha solicitado dotar con este dispositivo electrónico portátil a todos los vehículos oficiales que se mueven por el territorio las 24 horas del día.
Entre los cometidos de la Guardia Civil se encuentra prestar auxilio sanitario, “que además es uno de los más satisfactorios”, sostiene Adrián. El año pasado, los agentes realizaron 35.004 actuaciones en este ámbito en todo el Estado, de las que 370 corresponden a la provincia de Teruel. “Nosotros somos beneméritos y nuestro fundador, el Duque de Ahumada, ya decía que la Guardia Civil procuraría siempre ser ese pronóstico feliz para el afligido”, comenta.
Pilar Adrián Lizana cursó la carrera de Enfermería en Teruel y, después de varios años de ejercicio profesional en la zona del Bajo Aragón, en 2010 aprobó las oposiciones a la Guardia Civil.
Su primer destino fue Soria, donde ella y otros agentes se formaron en Madrid como instructores en soporte vital básico y manejo del desfibrilador. Pero cuando regresaron a la Comandancia no contaban con experiencia ni material. En 2012, consiguieron que la Fundación Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León, que tiene su sede en la capital soriana, acreditara sus competencias.
Cuando en 2017 la destinaron a Teruel, Pilar Adrián comenzó a impartir formación a los efectivos, pero ha sido en los dos últimos años cuando se ha intensificado su labor gracias al apoyo brindado por la jefa de la Comandancia, Silvia Gil.
De esta forma, las compañías de Teruel, Calamocha y Mora de Rubielos han recibido en el polideportivo de la Comandancia de Teruel, y la del Bajo Aragón en una tienda de campaña del Ejército, cuatro horas de formación en 2023 y otras tantas en las últimas semanas, coincidiendo con los ejercicios de tiro. “La gente se va con la seguridad de que sabe hacer una RCP porque, si no la tienen, en los escenarios en los que se produce una parada cardíaca el ambiente de inseguridad del entorno te puede”, afirma.
La Fundación Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León ha acreditado las 8 horas de formación en SVB y DEA al 80 % de los 638 agentes de la Guardia Civil destinados en la provincia. “Pretendemos que la formación sea muy práctica porque lo importante aquí es tener claros los conocimientos a la hora de actuar. En esta provincia, nosotros somos los primeros en llegar cuando se produce algún suceso. Y en ocasiones, es necesario dar una respuesta inmediata para mantener a la persona con vida hasta que llegue la ambulancia, aunque lo primero que hacemos es llamar al 061”, explica Adrián. “Los agentes tienen muy claro cómo tienen que activar la cadena de supervivencia y así contribuimos a salvar vidas. Cuando tienes la formación, vas con la seguridad de lo que tienes que hacer y actúas sin perder el tiempo”, añade.
La fundación tiene entre sus objetivos la formación en urgencias y emergencias, y entre sus destinatarios preferentes, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. “Además, a la Guardia Civil nos tienen un especial cariño porque al final somos la única institución de ámbito nacional que está en el medio rural”, sostiene la capitana.
Este proyecto de formación del servicio de Sanidad de la Comandancia de Teruel se realiza, sobre todo, pensando en la importancia de las técnicas de resucitación cardiopulmonar (RCP) y el uso del desfibrilador para salvar la vida a personas que están sufriendo un paro y de las medidas a tomar en los casos de atragantamiento. “Son conocimientos básicos pero fundamentales para salvar la vida de una persona”, destaca la capitana enfermera, que insiste en que sólo el desfibrilador es capaz de revertir una situación de parada cardíaca.
“Colocar un desfibrilador es colocar un salvavidas y es imposible hacer un mal uso porque sólo si detecta la necesidad producirá la descarga eléctrica. Por eso decimos que el único daño que podemos hacer es si no lo colocamos”, argumenta.
Pilar Adrián opina que, una vez que los agentes conocen la importancia de esta “herramienta salvavidas”, todos los vehículos oficiales deberían estar dotados de ella. “De esta manera, seríamos ese espacio cardioprotegido que se mueve por todo la provincia las 24 horas del día”, dice.
Una vez impartida la formación, la capitana enfermera ha podido constatar el interés de sus superiores por desplegar este equipamiento sanitario en toda su flota.
Pilar Adrián cuenta que ahora se han instalado muchos desfibriladores en toda la provincia, pero que no hay gente suficiente que los sepa utilizar, “quizá porque no estamos concienciados con la importancia de esta herramienta”, apunta.
De hecho, en algunos pueblos los desfibriladores se guardaban bajo llave y sólo era posible acceder a ellos de lunes a viernes y en horario de mañana. “Esto es igual de absurdo que si el socorrista de una piscina tuviera que ir a buscar el salvavidas al ayuntamiento”, ejemplifica.
En la llamada de la Guardia Civil al 061, se informa a los agentes de dónde se encuentra el desfibrilador más cercano al lugar donde se encuentra la victima, pero en ocasiones ir a buscarlo provoca que la atención se demore más allá de esos primeros minutos esenciales para revertir un paro. Esta circunstancia, destaca, hace más importante si cabe que los coches oficiales del cuerpo cuenten con desfibriladores para generar espacios cardioprotegidos las 24 horas del día.
“Los guardias civiles somos los primeros intervinientes en muchos casos porque somos los primeros en llegar. De ahí la importancia del espacio cardioprotegido que pretendemos generar llevando esos desfibriladores”, insiste desde la Enfermería de la Comandancia de Teruel.
“Nosotros no tratamos la causa del paro pero mantenemos el cuerpo con vida hasta que llega el personal médico. Por eso sería ideal que esta formación se trasladara a la población en general. Muchas veces se ha hablado de esta necesidad pero nunca se termina de implantar”, apostilla antes de añadir que el 061 ha comenzado a ofrecer cursos de soporte vital básico.
Además de la formación basada en la RCP, los agentes asimilan otras técnicas como la posición lateral de seguridad (PLS) que se debe realizar a una persona que se encuentra inconsciente o con un nivel reducido de consciencia y que respira, siempre que no sufra un traumatismo de origen físico; y a controlar la vía aérea sin mover el cuerpo en el caso de que no se pueda colocar en esa posición.
Los casos de atragantamiento que no se resuelven, explica Pilar Adrián, generan un problema respiratorio, que pasa a ser cardíaco. “Entonces, la obstrucción de la vía aérea ya es lo de menos y tenemos que intervenir en el paro”, dijo.
El proyecto iniciado en Soria y retomado ahora con fuerza en Teruel servirá además como modelo para otras provincias que comparten el problema de la despoblación.
En los últimos meses, los agentes de la Guardia Civil han prestado auxilio sanitario con RCP en varias localidades de la provincia de Teruel, la última en Valderrobres, “En las mismas ha quedado patente que lo estamos haciendo bien porque cuando llega el personal médico y observa nuestra actuación reconoce su importancia para mantener a la persona con vida”, afirma la capitana enfermera Pilar Adrián Lizana, que promueve la formación de todos los efectivos.
Hace un par de semanas, un agente del puesto de Valdealgorfa, el cabo primero Sergio Cabrera, auxilió en el gimnasio de Valderrobres a un hombre de 64 años que sufrió una parada cardiorrespiratoria. El agente observó como se desvanecía y, tras comprobar que sufría una parada y alertar al 061, le colocó el desfibrilador al que tenía acceso inmediato.
El año pasado, el agente de la Guardia Civil de Tráfico del destacamento de Sarrión Félix Peñín auxilió a un hombre que había sufrido un infarto mientras presenciaba en directo la etapa de la Vuelta Ciclista a España entre Ribadesella y el alto del L'Anglirú.
También en los últimos meses otros guardias civiles han intervenido en casos graves de atragantamiento en Teruel y Monreal del Campo.
“Nuestra vocación de servicio a la ciudadanía propicia que, aunque estemos fuera de servicio, actuemos y nunca demos a nadie por perdido”, concluye Pilar Adrián.
Entre los cometidos de la Guardia Civil se encuentra prestar auxilio sanitario, “que además es uno de los más satisfactorios”, sostiene Adrián. El año pasado, los agentes realizaron 35.004 actuaciones en este ámbito en todo el Estado, de las que 370 corresponden a la provincia de Teruel. “Nosotros somos beneméritos y nuestro fundador, el Duque de Ahumada, ya decía que la Guardia Civil procuraría siempre ser ese pronóstico feliz para el afligido”, comenta.
Pilar Adrián Lizana cursó la carrera de Enfermería en Teruel y, después de varios años de ejercicio profesional en la zona del Bajo Aragón, en 2010 aprobó las oposiciones a la Guardia Civil.
Su primer destino fue Soria, donde ella y otros agentes se formaron en Madrid como instructores en soporte vital básico y manejo del desfibrilador. Pero cuando regresaron a la Comandancia no contaban con experiencia ni material. En 2012, consiguieron que la Fundación Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León, que tiene su sede en la capital soriana, acreditara sus competencias.
Cuando en 2017 la destinaron a Teruel, Pilar Adrián comenzó a impartir formación a los efectivos, pero ha sido en los dos últimos años cuando se ha intensificado su labor gracias al apoyo brindado por la jefa de la Comandancia, Silvia Gil.
De esta forma, las compañías de Teruel, Calamocha y Mora de Rubielos han recibido en el polideportivo de la Comandancia de Teruel, y la del Bajo Aragón en una tienda de campaña del Ejército, cuatro horas de formación en 2023 y otras tantas en las últimas semanas, coincidiendo con los ejercicios de tiro. “La gente se va con la seguridad de que sabe hacer una RCP porque, si no la tienen, en los escenarios en los que se produce una parada cardíaca el ambiente de inseguridad del entorno te puede”, afirma.
La Fundación Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León ha acreditado las 8 horas de formación en SVB y DEA al 80 % de los 638 agentes de la Guardia Civil destinados en la provincia. “Pretendemos que la formación sea muy práctica porque lo importante aquí es tener claros los conocimientos a la hora de actuar. En esta provincia, nosotros somos los primeros en llegar cuando se produce algún suceso. Y en ocasiones, es necesario dar una respuesta inmediata para mantener a la persona con vida hasta que llegue la ambulancia, aunque lo primero que hacemos es llamar al 061”, explica Adrián. “Los agentes tienen muy claro cómo tienen que activar la cadena de supervivencia y así contribuimos a salvar vidas. Cuando tienes la formación, vas con la seguridad de lo que tienes que hacer y actúas sin perder el tiempo”, añade.
La fundación tiene entre sus objetivos la formación en urgencias y emergencias, y entre sus destinatarios preferentes, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. “Además, a la Guardia Civil nos tienen un especial cariño porque al final somos la única institución de ámbito nacional que está en el medio rural”, sostiene la capitana.
Vehículos oficiales
Este proyecto de formación del servicio de Sanidad de la Comandancia de Teruel se realiza, sobre todo, pensando en la importancia de las técnicas de resucitación cardiopulmonar (RCP) y el uso del desfibrilador para salvar la vida a personas que están sufriendo un paro y de las medidas a tomar en los casos de atragantamiento. “Son conocimientos básicos pero fundamentales para salvar la vida de una persona”, destaca la capitana enfermera, que insiste en que sólo el desfibrilador es capaz de revertir una situación de parada cardíaca.
“Colocar un desfibrilador es colocar un salvavidas y es imposible hacer un mal uso porque sólo si detecta la necesidad producirá la descarga eléctrica. Por eso decimos que el único daño que podemos hacer es si no lo colocamos”, argumenta.
Pilar Adrián opina que, una vez que los agentes conocen la importancia de esta “herramienta salvavidas”, todos los vehículos oficiales deberían estar dotados de ella. “De esta manera, seríamos ese espacio cardioprotegido que se mueve por todo la provincia las 24 horas del día”, dice.
Una vez impartida la formación, la capitana enfermera ha podido constatar el interés de sus superiores por desplegar este equipamiento sanitario en toda su flota.
Concienciación
Pilar Adrián cuenta que ahora se han instalado muchos desfibriladores en toda la provincia, pero que no hay gente suficiente que los sepa utilizar, “quizá porque no estamos concienciados con la importancia de esta herramienta”, apunta.
De hecho, en algunos pueblos los desfibriladores se guardaban bajo llave y sólo era posible acceder a ellos de lunes a viernes y en horario de mañana. “Esto es igual de absurdo que si el socorrista de una piscina tuviera que ir a buscar el salvavidas al ayuntamiento”, ejemplifica.
En la llamada de la Guardia Civil al 061, se informa a los agentes de dónde se encuentra el desfibrilador más cercano al lugar donde se encuentra la victima, pero en ocasiones ir a buscarlo provoca que la atención se demore más allá de esos primeros minutos esenciales para revertir un paro. Esta circunstancia, destaca, hace más importante si cabe que los coches oficiales del cuerpo cuenten con desfibriladores para generar espacios cardioprotegidos las 24 horas del día.
“Los guardias civiles somos los primeros intervinientes en muchos casos porque somos los primeros en llegar. De ahí la importancia del espacio cardioprotegido que pretendemos generar llevando esos desfibriladores”, insiste desde la Enfermería de la Comandancia de Teruel.
“Nosotros no tratamos la causa del paro pero mantenemos el cuerpo con vida hasta que llega el personal médico. Por eso sería ideal que esta formación se trasladara a la población en general. Muchas veces se ha hablado de esta necesidad pero nunca se termina de implantar”, apostilla antes de añadir que el 061 ha comenzado a ofrecer cursos de soporte vital básico.
Además de la formación basada en la RCP, los agentes asimilan otras técnicas como la posición lateral de seguridad (PLS) que se debe realizar a una persona que se encuentra inconsciente o con un nivel reducido de consciencia y que respira, siempre que no sufra un traumatismo de origen físico; y a controlar la vía aérea sin mover el cuerpo en el caso de que no se pueda colocar en esa posición.
Los casos de atragantamiento que no se resuelven, explica Pilar Adrián, generan un problema respiratorio, que pasa a ser cardíaco. “Entonces, la obstrucción de la vía aérea ya es lo de menos y tenemos que intervenir en el paro”, dijo.
El proyecto iniciado en Soria y retomado ahora con fuerza en Teruel servirá además como modelo para otras provincias que comparten el problema de la despoblación.
“El personal médico reconoce la importancia de nuestra acción”
En los últimos meses, los agentes de la Guardia Civil han prestado auxilio sanitario con RCP en varias localidades de la provincia de Teruel, la última en Valderrobres, “En las mismas ha quedado patente que lo estamos haciendo bien porque cuando llega el personal médico y observa nuestra actuación reconoce su importancia para mantener a la persona con vida”, afirma la capitana enfermera Pilar Adrián Lizana, que promueve la formación de todos los efectivos.
Hace un par de semanas, un agente del puesto de Valdealgorfa, el cabo primero Sergio Cabrera, auxilió en el gimnasio de Valderrobres a un hombre de 64 años que sufrió una parada cardiorrespiratoria. El agente observó como se desvanecía y, tras comprobar que sufría una parada y alertar al 061, le colocó el desfibrilador al que tenía acceso inmediato.
El año pasado, el agente de la Guardia Civil de Tráfico del destacamento de Sarrión Félix Peñín auxilió a un hombre que había sufrido un infarto mientras presenciaba en directo la etapa de la Vuelta Ciclista a España entre Ribadesella y el alto del L'Anglirú.
También en los últimos meses otros guardias civiles han intervenido en casos graves de atragantamiento en Teruel y Monreal del Campo.
“Nuestra vocación de servicio a la ciudadanía propicia que, aunque estemos fuera de servicio, actuemos y nunca demos a nadie por perdido”, concluye Pilar Adrián.
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