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Jóvenes turolenses apuestan por la carrera de maquinista de tren para poder asentarse en Teruel Jóvenes turolenses apuestan por la carrera de maquinista de tren para poder asentarse en Teruel
Pablo Ortiz en uno de los simuladores de la Escuela de Maquinistas de Renfe en Zaragoza

Jóvenes turolenses apuestan por la carrera de maquinista de tren para poder asentarse en Teruel

Pablo Ortiz se forma en la Escuela de Renfe en Zaragoza y destaca el atractivo de la profesión
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La situación del ferrocarril en la provincia de Teruel, con el riesgo real que hubo de cierre de la línea a finales del siglo pasado, no ha dado para muchas vocaciones profesionales en esta carrera entre los jóvenes turolenses, pero ahora la situación está cambiando. Con la apertura el año pasado de la Escuela de Maquinistas de Renfe en Zaragoza la situación lleva camino de ser otra. En la primera promoción ya se apuntaron dos jóvenes turolenses y este año les ha seguido los pasos otro, Pablo Ortiz, que destaca el atractivo de esta profesión y las posibilidades que existen de poder regresar a Teruel una vez formados.

La cercanía de Zaragoza facilita a la juventud turolense inscribirse en los cursos para maquinistas y poder sacarse la licencia de conducción, aunque Renfe no es la única compañía que los imparte, si bien su nombre y tradición es un referente en el que se fijan muchos, máxime con una profesión poco conocida en la provincia hasta ahora.

La movilidad de estos profesionales se ha convertido en un hándicap para la residencia de maquinistas de Teruel, que es clave porque la línea entre Zaragoza y Sagunto es fundamental dentro de la conexión ferroviaria entre el Levante y el Cantábrico. De ahí la importancia del corredor de doble vía que se resiste a llegar, cuyo estudio informativo sigue estancado en los trámites administrativos previos desde hace dos décadas, pese a ser un compromiso asumido por todas las fuerzas políticas.

Al haber pocos profesionales que sean de Teruel, los que llegan destinados a la residencia de maquinistas de la capital turolense están solo un tiempo en ella y buscan pronto traslados para ir acercándose a sus lugares de origen. De ahí la importancia de que la juventud turolense vea en esta profesión una carrera de futuro, se forme para conducir trenes y puedan regresar a su tierra consolidando a la vez la residencia de maquinistas. El problema no existe solo con esta profesión sino con otras carreras para las que faltan trabajadores que quieran venir a Teruel, dentro de las cuales las más visibles ahora son las sanitarias por la falta de médicos y la dificultad de que se asienten en la provincia.

Pablo Ortiz Layunta es una muestra de ese interés de los jóvenes por construir su futuro en Teruel, aunque quieran también vivir experiencias en otros lugares, pero con la idea de regresar finalmente al lugar donde nacieron. Forman parte además de una generación que no conoció los problemas que llegó a tener la continuidad del ferrocarril en la provincia por el peligro que hubo de cierre de la línea debido a su deterioro por el abandono de la Administración central.

Hoy, esos jóvenes nacidos a caballo entre los siglos XX y XXI ven cómo las obras de electrificación de la línea de Teruel, y el proyecto de futuro que existe con el Corredor Cantábrico-Mediterráneo de altas prestaciones de doble vía, les ofrece una oportunidad de desarrollar una carrera profesional sin tener que irse de su lugar de origen.

Así lo argumenta Pablo Ortiz, de 28 años, que confiesa que nunca imaginó que le interesaría esta profesión, porque él quería ser piloto de aviación, además de no ser tampoco un friki de los trenes. Es uno de los alumnos que ingresó en septiembre pasado en la Escuela de Maquinistas de Renfe en Zaragoza y forma parte de esa segunda promoción de profesionales que capacita este centro, aunque se trata de la XVIII edición de los cursos de conducción que imparte la compañía porque dispone de escuelas en otras partes del país.

“Mi vocación era ser piloto de aviación comercial y estaba ahorrando para sacarme la licencia, pero al conocer a maquinistas de tren sentí curiosidad”, comenta Ortiz. Tras la formación escolar básica, el interés por los aviones le llevó a empezar a estudiar aeromecánica en Albacete, aunque no le fue bien y después probó con criminología.

Oportunidades

Al final, regresó a Teruel para trabajar en lo que fuese con el fin de ahorrar los 70.000 euros que cuesta formarse como piloto de aviación. Ha trabajado en pizzerías, empresas del polígono y como recepcionista en un hotel, que es donde tuvo la oportunidad de conocer a pilotos de aviones.

Pero en ese tiempo conoció también a maquinistas de tren que se alojaban en el hotel y fue descubriendo un mundillo que acabó por atraparle. Eso y la insistencia de su madre de que “pusiese los pies en la tierra”. Todo ello, unido a que los estudios para sacarse la licencia cuestan menos (21.200 euros), le llevó a decidirse.

“Hablaba con los maquinistas y me comentaban que en Teruel hacían mucha falta estos profesionales y la línea la estaban electrificando, y encima era poder desarrollar una profesión en mi casa”, afirma. Es un sentimiento que ha reforzado al irse a Zaragoza a estudiar. “Estando ahora fuera ves lo que es vivir en Teruel con otros ojos, por la calidad que existe, y eso hace que quieras regresar como prioridad número uno”, sentencia.

Sin ser un frikitren, confiesa que empieza a ver el ferrocarril con otros ojos, y que ante una vía de tren observa cosas que antes ni se percataba. Le ha entrado el gusanillo por la profesión y tiene claro que quiere dedicarse a ello. Ahora la formación es básicamente teórica, pero a partir de marzo comenzará a conducir trenes en prácticas, de viajeros y mercancías, tutelado por profesionales. La formación la finalizará en junio y a partir de ese momento tendrá que prepararse para obtener la licencia y el diploma de maquinista.

Su intención es presentarse a los exámenes de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria para octubre o noviembre del próximo año. Una vez con la licencia de maquinista en su poder aspira a concurrir a la oferta de empleo que convoque Renfe, “pero no me cierro a trabajar en empresas privadas”, reconoce, si bien su prioridad será la compañía estatal. Debido a su inquietud, tampoco descarta “probar otras experiencias primero, tanto en España como fuera, pero al final quiero acabar en Teruel”.

“El tren da vida a Teruel”, asegura, expectante ante la próxima electrificación de la línea. De hecho, tiene ganas de ponerse ya a los mandos de trenes eléctricos, y si ve cumplidos sus deseos una vez completada su formación y obtenida la licencia de maquinista, reconoce que le hace ilusión convertirse en uno de los “pioneros” que llevarán trenes eléctricos por la línea turolense. “Me encantaría poder hacerlo y regresar así a Teruel”, confiesa tras valorar que los estudios de maquinista les están “llenando plenamente”.

“Sonrío de pensar que dentro de poco estaré conduciendo ya trenes

“Se me pone la sonrisa en la boca solo de pensar que dentro de poco estaré ya conduciendo trenes”, comenta Pablo Ortiz al explicar cuál es su formación en la escuela de maquinistas de Renfe. Hasta ahora se ha centrado en la parte teórica, pero a partir de marzo empezará la práctica. “Conduces ya trenes y nos vigilan por detrás”, explica emocionado, porque recalca que “son servicios reales, la mayoría de viajeros y algún mercante”. Pilotar el AVE será lo máximo, reconoce.

Ahora ha podido experimentar algo parecido con los simuladores, aunque no los utilizan mucho porque están destinados la mayoría del tiempo a la habilitación de los maquinistas de Renfe, comenta. “Lo sientes todo y hasta te da un toque de vértigo”, explica.

Cuenta que si al principio todos los conceptos que aprendía le parecían “raros” y sentía todo “muy complicado”, ahora le resulta “reconfortante” el aprendizaje. “Te das cuenta que ahora vas sabiendo mucho, porque los tecnicismos son difíciles, pero si lo hilas todo tiene sentido”, comenta. Normativa, motores, electrónica, electricidad, neumática e instalaciones ferroviarias forman parte de su aprendizaje diario.