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Benito Ros: “Hay que volver a la sensatez y mirar por el bien común porque no vamos a ningún sitio” Benito Ros: “Hay que volver a la sensatez y mirar por el bien común porque no vamos a ningún sitio”
Benito Ros, en los archivos de DIARIO DE TERUEL, revisando esta semana material gráfico de su trayectoria política

Benito Ros: “Hay que volver a la sensatez y mirar por el bien común porque no vamos a ningún sitio”

El histórico militante del PAR fue uno de los protagonistas de 2024 al jubilarse tras casi medio siglo en la política
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En 2024 dejó la actividad pública uno de los políticos más longevos de la provincia de Teruel, Benito Ros, que ha sido casi todo en las lides políticas, desde concejal primero y alcalde después, hasta diputado provincial y autonómico, además de director general de Turismo en el Ejecutivo aragonés para terminar como delegado territorial, cargo con el que se jubiló a finales del año pasado con 73 años de edad. Han sido 45 años dedicados al servicio público asumiendo distintas responsabilidades desde que comenzó la democracia y arrancó la Autonomía. De aquel tiempo añora el consenso a la vez que lamenta la deriva que ha sufrido el PAR, el partido al que ha pertenecido desde sus inicios y se ha mantenido fiel a toda costa. A la hora de hacer balance de una vida dedicada a la política, desde la tranquilidad que ofrece la jubilación, afirma que no se arrepiente de nada, “porque nunca he hecho nada con interés de hacerlo mal, sino con la mejor voluntad”.

“Uno no peca si no tiene intención de pecar, y si alguna cosa he hecho mal, pues lo habré hecho así pero no por ganas ni por voluntad de fastidiar a nadie, sino simplemente porque me habré equivocado, y lo reconozco, pero para mí han sido muchísimas más las satisfacciones”, confiesa Ros, cuyo currículum político es tan amplio que resulta imposible resumirlo.

Su inicio oficial en política fue en 1979 cuando se presentó por primera vez a las elecciones municipales de su pueblo, Alcalá de la Selva. Tenía 28 años y la gente de UCD se le acercó y le animó a presentarse porque les gustaban las ideas que tenía y su inquietud y ganas por hacer cosas. Iba el segundo de la lista y fue teniente de alcalde, hasta que cuatro años después, afiliado ya al PAR, volvió a presentarse, y esta vez salió elegido alcalde.

Tras aquellos inicios involuntarios en la política municipal no paró y fue pasando de administración en administración, siempre con la mirada puesta en su pueblo, a cuyas elecciones no dejó de presentarse hasta que en 2019 tuvo que renunciar al ser nombrado delegado territorial por ser incompatibles los cargos.

En los archivos de DIARIO DE TERUEL sonríe cuando ve las fotografías del siglo pasado en las que aparece él y encuentra entre la documentación la publicidad electoral del PAR de 1993, cuando encabezó la lista por Teruel al Congreso de los Diputados. “Sobre mil votos nos faltaron para tener diputado”, recuerda al encontrarse con esa reliquia, a la vez que se enorgullece de haber conseguido entonces “quinientos y pico votos en Andorra”.

“Si hubiéramos sacado ese diputado en Madrid, hubiese sido un pelotazo”, afirma. Es lo único que le falta en su currículum, la política nacional, y aun así se jacta del peso que como PAR tuvo en la Federación Española de Municipios y Provincias. Tenían la llave con Coalición Canaria y recuerda cómo Rita Barberá, que la presidía, le llamaba constantemente por teléfono para ver qué iba a votar, pactar y consensuar.

El consenso es lo que más añora de aquella política, la de la finales del siglo pasado en las dos primeras décadas de la democracia. Considera que hay que regresar a aquella forma de hacer política ante la deriva actual y la desafección que está provocando entre los ciudadanos.

“La política ha cambiado mucho desde que empecé en las Cortes de Aragón, o en la Transición, cuando el espíritu de unos y otros era hacer cosas, pasar página e intentar ir adelante para mejorar el conjunto de la vida de los españoles”, cuenta al repasar aquellos años. “Nada tiene que ver aquello con lo que pasa hoy, con un enfrentamiento que no lleva a ningún lado, aunque en los pueblos eso se ve menos porque la crispación que hay no es trasladable a las pequeñas corporaciones”, aclara.

“Hay que volver a la sensatez política y mirar por el bien común porque así, como estamos ahora, no vamos a ningún sitio; este no es el camino que tenemos que seguir”, afirma al hacer una reflexión sobre lo que encontró hace casi medio siglo al entrar en política y cómo está el patio ahora que se ha jubilado.

“La buena dirección que se tiene que retomar es que cada vez haya un mayor consenso y una mayor aportación con lo que cada uno podemos poner de nuestra parte e intentar hacer”, argumenta, a la vez que se enorgullece de que él no haya tenido “enfrentamientos personales fuertes” en la política.

“No soy rencoroso, sino al revés, si tú piensas una cosa, yo pienso otra, pero tanta razón tienes tú como yo, pues ya está, y a partir de ahí vamos a buscar cómo hacer las cosas en beneficio de los ciudadanos”, comenta. Afirma que ha pensado así desde que empezó, porque quería ayudar a que su pueblo creciera, así como su comarca, Gúdar-Javalambre, la provincia y Aragón con el Estado de las Autonomías.

Hoy le entristece que los jóvenes pasen de la política. “Cuando yo empecé, la juventud nos implicábamos, estábamos ilusionados por cambiar las cosas, con desarrollar nuestros pueblos y hacer cosas que contribuyeran a generar actividad y vida”, comenta. Eso, unido a la falta de consenso, es lo que ha provocado la desafección de los ciudadanos hacia la política, dice.

Política centrada

“Entiendo que hay otras formas de hacer política, como antes, más centrada, cuando hoy está radicalizada y están los extremos de la derecha y la izquierda, y esto no contribuye a que la gente se implique”, argumenta este político que ha permanecido 45 años en activo sin dejar de ostentar cargos de responsabilidad institucional.

Considera que no hay secretos que expliquen cómo ha podido permanecer tanto tiempo. “Yo creo que he intentado comprender a todo el mundo, porque tanta razón tienen ellos como yo; si eres capaz de admitir eso y de no generar manías personales para siempre ni ser rencoroso puedes mantenerte en la política, eso es muy importante”, argumenta, consciente de que en este mundillo “las cuchilladas, entre comillas, vienen más desde dentro que desde fuera”.

Reconoce haber tenido también “suerte” en el PAR por el respaldo que siempre ha tenido. “La gente me ha respetado, por lo que no he tenido grandes disgustos”, aclara. Lo que sí le disgusta es la deriva sufrida por el PAR, de haber sido lo que fue, con hasta 19 diputados en las Cortes de Aragón, a contar hoy solo con un único parlamentario autonómico; pese a todo lo que esta formación ha impulsado para mejorar la vida de los aragoneses y de los turolenses, manifiesta.

“Aquí es necesaria una fuerza de centro aragonesista, no de extremos, sino que aglutine a la gran mayoría de los aragoneses en defensa de un territorio, porque si no tiene esa fuerza, no tiene peso político en el contexto nacional, y por eso hace falta un partido como el PAR capaz de hacer esa función de aglutinar”, considera.

 

Ros, a la izquierda, en los años 90 con el que fuera presidente del PAR, José María Mur

La deriva del PAR

La deriva en la que se ha visto sumido el partido la califica de “fracaso”, y desde su vocación conciliadora evita señalar culpables. “Ha sido un fracaso que nunca se tendría que haber producido por una razón, porque el PAR ha contribuido a muchas de las cosas que se han hecho en Aragón y en Teruel, y ahora hemos llegado a una desmembración que a mí me duele y que me preocupa, porque esa no es la manera de poder volver a tener la hegemonía que tuvimos”, indica.

Los “enfrentamientos personales” que ha habido “por circunstancias que nunca se deberían haber producido no va a ser fácil volver a coser”. Es algo que le duele, insiste, a la par que se muestra partidario de “plantearse seriamente que hay que intentar aglutinar a toda la gente que en su día apostó por este proyecto y que no estemos, como ahora, en tres o cuatro paquetes”.

Para lograr algo así “hace falta que haya generosidad por parte de todos, porque aquí no sobra nadie y todo el mundo creo que hace lo que puede”, argumenta, si bien admite que “ve difícil” poder alcanzar eso, “pero nunca nada es imposible; yo soy de los que siempre piensan que todo se puede conseguir si se ponen los medios necesarios y la voluntad necesaria, y en política lo que se quiere, se puede”.

Además, manifesta que es lo que está pidiendo la ciudadanía en medio de la crispación política existente, cuando la política debe servir para mejorar la vida de la gente y dejarse de enfrentamientos y luchas. Es lo que añora de la política de antes, cuando se trabajaba por sacar adelante territorios como Teruel, y prueba de ello son los cambios que ha experimentado la provincia desde el principio de la democracia, argumenta.

“La provincia ha cambiado totalmente y el balance que se tiene que hacer no puede ser mas que positivo, muy positivo, porque cuando yo empecé íbamos a los pueblos y no había ni agua potable, ni calles pavimentadas, ni alumbrado público, ni polideportivos, ni piscinas”, afirma, cuando hoy los servicios llegan y el nivel de desarrollo y la calidad de vida en los pueblos no tiene nada que ver.

Eso sí, se muestra crítico con la distribución de fondos como el Fite porque deberían servir para reequilibrar, y en el último reparto que se ha hecho ve mucho dinero que se destina a la capital y su entorno. Admite que hay pueblos que por la despoblación tienen un futuro “totalmente incierto”, y que eso se debe cambiar con “una mayor redistribución de las inversiones, que se están haciendo todas en las grandes poblaciones, y para desarrollar el territorio hay que generar actividad en cada comarca”.

Ros considera que la provincia “tiene muchas posibilidades de futuro porque siempre la ha tenido y todavía hay muchos sectores que no están desarrollados”. Argumenta que siempre ha sido “un gran defensor de poner en valor el patrimonio natural que tenemos en Teruel”, con todo el “desarrollo forestal” que podría tener la provincia “y que falta mucho por trabajar”.

 

Ros, con otros históricos del PAR, siguiendo una jornada electoral en la sede del partido en los años 90

Desarrollo forestal

“Falta mucho por hacer en un sector donde se podrían generar muchos puestos de trabajo, y tenemos que ponernos a pensar que hay que cuidar nuestros montes, tener más actividad y que generen trabajo”, insiste.

Luego considera que hay proyectos impulsados por el Fite que han cambiado por completo el panorama turolense, como el Aeropuerto de Teruel, que “es una locura buena en el sentido de la cantidad de puestos de trabajo que se están generando y va a seguir haciendo”. Tal es así que se muestra convencido de que en un par de lustros, a no más tardar, “la capital está llamada a tener 50.000 habitantes”.

Aunque se ha jubilado sostiene que la política no la va a dejar de lado, puesto que con su experiencia puede dar su opinión y quiere hacerlo para seguir contribuyendo al desarrollo de la provincia, afirma. Confiesa que podría haber seguido en la Delegación Territorial del Gobierno de Aragón porque nadie le había pedido que se fuese, sino que por el contrario le habían manifestado que estuviese el tiempo que quisiese.

“Si me he retirado es porque considero que con 73 años a lo mejor era el momento de irme, porque yo nunca he tenido un interés propio de estar en la política para servirme de la política, sino que he tenido más bien el concepto de que los políticos tienen que estar al servicio de la sociedad, no la sociedad al servicio de los políticos”, afirma.

Por eso a finales de octubre dio el paso para jubilarse y dos meses después de aquello no se arrepiente para nada. Asegura que su vida actual es una “delicia” y que agradece que el teléfono haya dejado de sonar a todas horas durante todos los días del año. “A la semana de jubilarme el teléfono empezó a estar más tranquilo, me llamaban los amigos para felicitarme, pero ya no por trabajo, porque la Delegación Territorial son 24 horas de estar al servicio de todo, ya estés en la oficina, en casa o de viaje, porque el teléfono no para de sonarte”, explica.

Como delegado territorial desde 2019 ha puesto fin a una carrera política que arrancó en 1979 cuando empezó de concejal en Alcalá de la Selva, su pueblo, al que regresó porque quería estar en su tierra en unos años en los que la gente emigraba a las ciudades.

Él también marchó para estudiar Formación Profesional en Zaragoza y le fue bien como pintor empapelador. Estuvo allí un tiempo, pero con el coche iba a venía cada vez que podía a Alcalá, aunque fuese para un toro embolado. Decidió volver “porque yo tenía la cosa dentro de ayudar a desarrollar mi pueblo, de vivir en él”. En unos años, además, en los que la localidad empezó a crecer con la construcción de chalés y había trabajo para su profesión.

Sus primeros pasos por la política le llenaron porque reconoce que era un joven inquieto “con ganas de hacer cosas, de que hubiese instalaciones deportivas, locales para jóvenes”, primero para su pueblo y cuando fue dando pasos en la política, para el conjunto de la provincia. Es así como entró en la Diputación de Teruel, primero sustituyendo a un compañero en aquella primera legislatura, que renovó después. Asumiría la Alcaldía por primera vez en 1983.

Nunca ha dejado el Ayuntamiento de su pueblo hasta que fue nombrado delegado territorial en 2019, y todos los cargos políticos que ha tenido los ha compatibilizado. Fueron dos décadas ininterrumpidas como alcalde hasta que en 2003, pese a ganar las elecciones, un pacto entre PSOE y PP le arrebató la Alcaldía. Presume de haber ganado “siempre las elecciones” en su pueblo y considera que aquello no fue justo, pero admite que la política es así y tanto en lo local como en otros cargos que ha tenido ha trabajado exclusivamente por el bien de la gente.

“He sido feliz en la política, he desarrollado mi vida en lo que me gustaba y en lo que me gusta, y seguiré haciendo lo que pueda por contribuir a que esta provincia vaya adelante, que de cuando yo inicié mi actividad política a hoy, el cambio ha sido absoluto y total”, concluye.

Trayectoria

Benito Ros ha sido muchas cosas en política, casi todo, aunque con algún límite que él mismo se ha marcado y no ha querido aceptar, confiesa. Su pueblo siempre ha sido la referencia de su trayectoria, ya fuese como alcalde o como concejal. La Diputación de Teruel y las Cortes de Aragón lo forjaron en la alta política, donde pudo apostar por el proceso de comarcalización, en el que también tuvo su protagonismo. En la DGA llegó a ser director general de Turismo y aparte de esos cargos ha sido representante institucional en distintas sociedades públicas y presidido desde la Asam hasta Agujama.

 

Benito Ros en el castillo de Alcalá detrás antes de su restauración


 

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