Er Mago Antonio demuestra su versatilidad para llevarse al público al huerto

Los tiempos cambian y también cambia la forma de hacerlo todo, incluso la magia. Por más que hacer desaparecer objetos y devolverlos a la realidad, jugar con naipes o hacer que el propio público forme parte de la ilusión, hasta los magos más clásicos tienen que adaptarse a las tecnologías contemporáneas.

Después de la actuación que ofreció el sábado en Calamocha, Er Mago Antonio debutó sobre el escenario de Teatro Marín de la capital turolense, donde se ganó el aplauso y el cariño del público gracias a la mezcla bien ponderada de habilidad y buen humor.

El gaditano, que se ha hecho popular tras su paso por el programa televisivo Got Talent, demostró el Teruel la gran cantidad de horas de vuelo que lleva acumuladas pese a su juventud, también su versatilidad -lo mismo hace magia con objetos, con naipes o con cuerdas, que canta, hace globoflexia, monólogos de humor o juegos malabares-, y además que su propuesta es al mismo tiempo un homenaje a la herencia de la magia clásica -aunque en muy diferentes ámbitos dentro del mismo espectáculo- y una renovación del género.
 

Esa versatilidad le permite construir un espectáculo largo que no se hace pesado en el tiempo, gracias a que va combinando y alternando diferentes técnicas de magia. Su sentido del humor es el paramento ideal sobre el que se construye el espectáculo, porque donde más destaca Er Mago Antonio es en lo más importante para un profesional de su gremio: saber llevar en todo momento la atención y la mirada de los espectadores donde él quiere, o lo que es lo mismo, mantenerla lejos de donde se cuece la magia.

Esto se puso especialmente de manifiesto en un truco con una pequeña bolita que hace desaparecer y aparecer en lugares que parecen desafiar la lógica. Tanto retuerce el truco que en un momento dado, al final del mismo, tiene a todo el público convencido de que tiene la dichosa bolita en una de sus manos, cuando la realidad es que está sobre una mesa, a la vista de todo el mundo, sin que nadie lo haya percibido.

Dicen que un espectáculo de magia es realmente bueno si el público ve algo que nunca hasta entonces había visto, y a mucha de la gente que acudió ayer el show en el Marín le ocurrió. Justo al terminar el espectáculo, de dos horas de duración, el mago invitó al público, antes de que se levantaran de sus butacas, a entrar en la red social Instagram a través de su móvil y buscar su perfil (@ermagoantonio). Ante la sorpresa de todos quienes lo hicieron, allí había subidos varios histories con las cartas y con los animales que había ido eligiendo el público en diferentes trucos a lo largo de todo el espectáculo. Pero esos histories tenían dos horas, es decir, habían sido subidos antes de empezar el show. ¿Magia o ilusión? Tanto da lo mismo.