El incremento del cultivo de la trufa tiene una relación directa con el aumento o mantenimiento de población

Un estudio económico realizado en el marco del Trabajo de Fin de Grado de Diego Medrano muestra una relación directa entre  el incremento en el cultivo y la producción trufera y el aumento o mantenimiento de la población. La investigación se ha centrado en determinadas poblaciones de Gúdar-Javalambre y ha constatado que el número de habitantes de Sarrión ha crecido de forma paulatina y asociada directamente al cultivo de nuevas hectáreas truferas y a la profesionalización del sector.

En este sentido, el economista Diego Medrano plantea que la profesionalización del sector es fundamental en la generación de empleo, que es un factor determinante para fijar habitantes a un territorio. “No es cuestión de poner unas carrascas en una finca mala, sino de tener un control sobre ese cultivo y atender a los consejos de los especialistas para poder sacar mucho más rendimiento y crear puestos de trabajo”, manifiesta el experto.

Esta profesionalización del sector es muy importante porque, además, no solo supone la generación de empleo del sector primario, sino que se crean otros muchos puestos vinculados a la industria de transformación, maquinaria para manejo de la producción o incluso titulados universitarios que son fundamentales en el control biológico y de plagas. Así, Medrano plantea que la extensión de las fincas de cultivo provoca el incremento de las plagas vinculado a él, lo que genera la necesidad de contar con expertos en biología que puedan ayudar a su control.

El ejemplo más paradigmático de todos los municipios estudiados en el TFG es sin duda Sarrión, que en los últimos años ha incrementado su población, ampliado su colegio e incluso escalado posiciones en el marco de la comarca.

Exportable

Precisamente este “modelo Sarrión” podría ser extrapolado a otros territorios rurales. El economista argumenta que es importante no solo el número de hectáreas de cultivo, sino las empresas especializadas que hay en torno al sector porque contribuyen sustancialmente a su profesionalización. Así, cita el importante trabajo realizado por los viveros de Sarrión para asesorar a la población toda la zona a la hora de hacer productivas sus fincas yermas.

Los datos de crecimiento poblacional no solo se reflejan en Sarrión, aunque es donde más relevantes son, sino que también en Albentosa y en La Puebla se aprecia el incremento tanto de producción trufera como de vecinos. “En población estas localidades no han crecido tanto, pero el balance también ha sido positivo, algo que es una buena noticia teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra toda la provincia”, relata el investigador.

Por eso Medrano plantea que este modelo productivo podría “ser interesante en otras zonas rurales” y lo compara con un terreno que conoce bien , que es Soria, donde indica que las fincas son peores y no existe tanto control sobre la producción de Tuber melanosporum.

De todas formas, en el estudio recuerda que aunque Aragón es la región con más producción trufera de España (país que a su vez está a la cabeza mundial), en segundo lugar en cuanto a superficies dedicadas a Tuber melanosporum se encuentra Castilla y León, donde destaca Soria.

Y es que, en opinión del economista, la solución no pasa “por poner unas carrascas en una finca mala”, sino en profesionalizar el cultivo.  En este sentido comenta que no se trata solo de un trabajo de peón agrario sino que en la zona de Sarrión hay mucho empleo profesionalizado y especializado, que requiere una formación universitaria y es estable.

Otros de los datos que comenta son con respecto a la Sierra de Albarracín, donde existen muchas parcelas pero son silvestres, no hay control sobre ellas, ya que en esta zona la orografía es un inconveniente y, por tanto, “la producción no va unida a la población”, dice.

Relación directa

Una vez que se ha constatado la relación directa en aquellas comarcas donde la trufa es un importante recurso para fijar población, el experto plantea que habría que destinar recursos de los Planes de Desarrollo Rural para dar ayudas a cuestiones como el regadío o el vallado. A su juicio, la apuesta de las administraciones públicas para impulsar este cultivo en zonas rurales dede ser clara y rotunda.

Las fuentes de datos utilizados para el estudio son las cifras demográficas extraídas de la web del Instituto Nacional de Estadística y del Instituto Aragonés de Estadística, ambos medidos en numero de habitantes.

En cuanto a la información sobre producción trufera, el investigador destaca  “a falta de datos relacionados con su producción, rendimiento o comercialización”, entre otros, se ha utilizado la información relativa a la superficie de cultivo facilitada por el Servicio Provincial de Agricultura

Esta falta de datos de producción dificulta la realización de estudios empíricos sobre la trufa. El investigador plantea que, al ser un cultivo bastante nuevo, todavía no se ha recabado demasiada información al respecto. Recuerda a su vez que no ha sido hasta las últimas décadas cuando se ha empezado a controlar su cultivo.

En el documento figura que los datos son una recopilación del número de hectáreas de las que se extrae trufa, según la declaración de fincas que tienen que presentar los agricultores en base a la legislación de la PAC (Política Agraria Común). Dichas hectáreas se encontraban clasificadas en función de si se consideran de secano o de regadío, y si son de tipo agraria o forestada. Las de tipo agraria son las que se han dedicado anteriormente a otros cultivos como por ejemplo el cereal, y las que eran monte, pero se roturaron, según se recoge en el TFG presentado por Diego Medrano.