Adarve, la primera empresa de inserción en la provincia de Teruel

Bajo el paraguas de la economía social las empresas de inserción son una herramienta muy útil para introducir en el mercado laboral convencional a personas que se encuentran en situación o riesgo de exclusión social. Entidades sin ánimo de lucro impulsan esta fórmula sabiendo que contribuyen a proporcionarles un puesto de trabajo y formarles en habilidades y competencias laborales. Realizan con ellas una labor de acompañamiento durante un periodo máximo de tres años con el objetivo final de que se incorporen en el mercado laboral. Y es tarea de toda la sociedad colaborar con estas empresas  para ofrecer a estas personas igualdad de oportunidades.

En la provincia de Teruel, Adarve Inserción SL, empresa dependiente de Cáritas Diocesana de Teruel, comenzó su andadura en 2017 y fue la primera de estas características. Se sostiene sobre tres pilares: la lavandería industrial, el servicio de picking  o recogida de ropa y la tienda de segunda mano y productos de comercio justo Koopera. Da trabajo a diez personas, seis de ellos son puestos de inserción y cuatro de estructura. Desde 2018 han realizado 13 contratos de inserción.

“Es la apuesta que desde Cáritas hacemos por la economía social”, explica Loles Esteban, secretaria General de Cáritas Teruel. Y no es la única porque también lo es poner a disposición del consumidor productos de comercio justo, en los puntos de venta que tienen en Teruel y Alcorisa.

Economía circular

El trabajo que realizan entra además en la rueda de la economía circular, dando una segunda oportunidad a las prendas que recogen. En Teruel disponen de 14 contenedores  para la recogida de ropa y calzado y en toda la provincia son un total de 60. Los empleados de Adarve los vacían dos días a la semana y llevan la ropa a la nave que tienen en el polígono La Paz, desde donde parte al centro que la red de Cáritas tiene en Ribarroja (Valencia), que atiende a las Cáritas del arco mediterráneo. En esta planta se hace una primera selección de la ropa recogida. Un 10% va a las tiendas de ropa de segunda mano, un 50% para la exportación a otros países mediante convenios con otras empresas éticas y el resto se utiliza como combustible o para reciclaje como trapos y otros productos.

El objetivo es llegar a residuo cero, haciendo una trazabilidad de la ropa desde que se dona.

Una vez tratada y seleccionada en Valencia, se envían a Teruel los artículos que nutrirán la tienda Koopera. En la misma nave se higienizarán con ozono antes de ir a las estanterías del comercio de la calle Muñoz Degrain, sede de Cáritas. Esta es uno de los 38 establecimientos que la red Koopera tiene por el arco mediterráneo.

Lavandería industrial

Paralelamente, Adarve tiene una lavandería industrial en San Nicolás que atiende tanto a empresas como a particulares.

Los seis trabajadores de contrato de inserción distribuidos entre las tres sedes de la empresa Adarve en Teruel reciben una formación que luego les servirá para incorporarse a un puesto de trabajo. Los tres centros están dotados de medios tecnológicos que aprenden a manejar y que luego se pueden encontrar en otros lugares de trabajo o se les prepara para recibir carnés profesionales. “Hacemos con ellos unos itinerarios para su inserción sociolaboral”, explica Esteban. Se trabajan así las actitudes y las aptitudes que les permitirá incorporarse al mercado laboral convencional y cuando dan ese salto se les hace un seguimiento durante unos meses.

La gerente de Adarve, María Longas, destaca que para que este tipo de empresas salga adelante se necesita la implicación de la sociedad, de las administraciones y de las empresas para que colaboren con ellos y entre todos allanen el camino.