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La Historia (XX) La Historia (XX)

La Historia (XX)

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Decía Pepe Alameda en sus Los Heterodoxos del Toreo que «al Guerra hay que buscarlo en su Tauromaquia», y es que, en este, como en otros muchos casos, el personaje se ha comido al torero.

Y es que Rafael Guerra Bejarano, El Guerra o Guerrita, fue un torero sobre los que se basa la tauromaquia moderna. Si bien, frente a él, colocaban al Espartero, línea que continuaría, en la Edad de Oro, Juan Belmonte, pisando en unos terrenos pertenecientes a los bureles, El Guerra previó que la tauromaquia podía andar otros caminos. Frente al torero que recibe al toro enfrontilado, El Guerra perfila su figura, dándole un semi perfil que permitía la repetición de la embestida, camino que algunos tildan de ventajoso, y que, en la ya nombrada Edad de Oro, siguió, nada más y nada menos, el otro referente de la época: Joselito el Gallo.

Frente al toreo sobre los pies, El Guerra propone una lidia ligada y, sobre todo, sobre las muñecas, pues ya propone el vaciado de la embestida buscando la reunión con el toro, perdiendo los pasos justos para quedar al hilo del siguiente pase, consiguiendo lo que, hoy en día, es base de la tauromaquia, el toreo en redondo, para lo que, además, abrió el compás, en contra de lo que mandaban los cánones de la época.

Con el capote, El Guerra sienta las bases del toreo moderno a la verónica, proponiendo un movimiento de las manos en la que la izquierda vaciará sobre el costado derecho del torero, y viceversa, consiguiendo de este modo esa figura que hoy podemos admirar, por ejemplo, en Morante, «embraguetao» en el toreo a la verónica, dando salida con una sola mano a la embestida del animal, consiguiendo la plasticidad que, hoy por hoy, tiene el toreo de capa, añadiendo, de esta forma, ese movimiento de cintura que empuja la embestida del bravo, acompañándola, en lugar de huir de ella.