¡Bienvenidas a la cuesta de enero!
Empezamos el año con la cartera vacía y la tripa bien llena y, para ayudarnos a pasar este mal trago, comienzan las rebajas.
Hay que ser de piedra para no caer en alguna ganga, la publicidad nos llega por tantas partes que no te das ni cuenta y aparecen las necesidades urgentes. Ahora mismo, yo necesito para YA una cazadora con calefacción. La secuencia va así:
Entro en Intagram.
Por cada story de alguien que conozco o me interesa me aparecen dos post de publicidad.
Salto el primero.
Salto el segundo.
Entro en el tercero. Busco color, talla, elijo modelo. Le doy a comprar y cuando lo tengo en carrito me pregunto: pero ¿realmente necesito esto?
Abandono la compra.
¡Bien por mi! Pero fíjese todo el tiempo que he perdido en este proceso. Confieso que me pasa más de una vez al día. Mientras pienso en esto me sale una publi de “mujeres adictas a la dopamina”, ese subidón que crea adicción a lo fácil y te engancha más rápido que la heroína.
Ya me estoy poniendo dramática...
Si usted, como yo, vive en este mar de dudas de comprar o no compra acompáñeme en la decisión drástica de NO COMPRAR.
Si somos sinceras y revisamos nuestros armarios ¿qué necesitamos? Yo ahora mismo, nada. Bueno, unas zapatillas barefoot negras. ¿en serio? De verdad las necesito? ¿Cuántos pares de zapatos tengo? ¿ Cuántos utilizo? ¿ Cuánto sitio ocupa en mi casa? ¿en mi vida? ¿Cuánto tiempo malgasto sosteniendo todas estas cosas?
No se trata de si puedo o no puedo permitírmelo económicamente. Se trata del tiempo, la energía que invierto. Se trata de si el planeta puede sostener todo este derroche.
A 15 de enero mi amiga Georgina, y el 1% de la población, ya se han gastado todo el gasóleo que le corresponde por año. A partir de hoy están utilizando su parte y la mía. ¿Lo puede pagar? Sí, ¡pero es que no le corresponde!!
No compre. No compre lo que no necesita, por favor.
Veo la publi de una famosa tienda on line “Compre como un millonario” por 1€ y pienso ¡qué ridículas podemos llegar a ser!
No compre cosas de plástico. No compre magdalenas embolsadas individualmente. No compre mierdas que no sirven para nada. No se compre otro teléfono si el suyo funciona. No coja botecitos de los hoteles porque “total, son gratis”. No se compre otro jersey de poliester porque es muy barato. Y, sobre todas las cosas, ¡¡no se compre OTRA bolsa de tela!! En el mundo ya hay más totes que gotas de agua en el mar.
No sea Giorgina, no gaste lo que los recursos de la tierra no permiten.
Invierta en cosas que realmente necesite, en tiendas de segunda mano. En comercios de cercanía. Cómprele cosas a su vecina autónoma. Compre en su ciudad y vea como su dinero florece en la ventana de al lado. Compre verduras de km 0. Compre con amor, no con necesidad.
Empezamos el año con la cartera vacía y la tripa bien llena y, para ayudarnos a pasar este mal trago, comienzan las rebajas.
Hay que ser de piedra para no caer en alguna ganga, la publicidad nos llega por tantas partes que no te das ni cuenta y aparecen las necesidades urgentes. Ahora mismo, yo necesito para YA una cazadora con calefacción. La secuencia va así:
Entro en Intagram.
Por cada story de alguien que conozco o me interesa me aparecen dos post de publicidad.
Salto el primero.
Salto el segundo.
Entro en el tercero. Busco color, talla, elijo modelo. Le doy a comprar y cuando lo tengo en carrito me pregunto: pero ¿realmente necesito esto?
Abandono la compra.
¡Bien por mi! Pero fíjese todo el tiempo que he perdido en este proceso. Confieso que me pasa más de una vez al día. Mientras pienso en esto me sale una publi de “mujeres adictas a la dopamina”, ese subidón que crea adicción a lo fácil y te engancha más rápido que la heroína.
Ya me estoy poniendo dramática...
Si usted, como yo, vive en este mar de dudas de comprar o no compra acompáñeme en la decisión drástica de NO COMPRAR.
Si somos sinceras y revisamos nuestros armarios ¿qué necesitamos? Yo ahora mismo, nada. Bueno, unas zapatillas barefoot negras. ¿en serio? De verdad las necesito? ¿Cuántos pares de zapatos tengo? ¿ Cuántos utilizo? ¿ Cuánto sitio ocupa en mi casa? ¿en mi vida? ¿Cuánto tiempo malgasto sosteniendo todas estas cosas?
No se trata de si puedo o no puedo permitírmelo económicamente. Se trata del tiempo, la energía que invierto. Se trata de si el planeta puede sostener todo este derroche.
A 15 de enero mi amiga Georgina, y el 1% de la población, ya se han gastado todo el gasóleo que le corresponde por año. A partir de hoy están utilizando su parte y la mía. ¿Lo puede pagar? Sí, ¡pero es que no le corresponde!!
No compre. No compre lo que no necesita, por favor.
Veo la publi de una famosa tienda on line “Compre como un millonario” por 1€ y pienso ¡qué ridículas podemos llegar a ser!
No compre cosas de plástico. No compre magdalenas embolsadas individualmente. No compre mierdas que no sirven para nada. No se compre otro teléfono si el suyo funciona. No coja botecitos de los hoteles porque “total, son gratis”. No se compre otro jersey de poliester porque es muy barato. Y, sobre todas las cosas, ¡¡no se compre OTRA bolsa de tela!! En el mundo ya hay más totes que gotas de agua en el mar.
No sea Giorgina, no gaste lo que los recursos de la tierra no permiten.
Invierta en cosas que realmente necesite, en tiendas de segunda mano. En comercios de cercanía. Cómprele cosas a su vecina autónoma. Compre en su ciudad y vea como su dinero florece en la ventana de al lado. Compre verduras de km 0. Compre con amor, no con necesidad.