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Tiquismiquis Tiquismiquis
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¿Me ha entrado la risa floja al ver el artículo Tiquismiquis del año pasado!

Yo, que huyo de las estructuras fijas y soy una incondicional de no repetir la misma rutina diaria dos veces, me releo el artículo y veo que en el 2023 a estas alturas del año estaba viendo el documental de la Presley y, por lo que sea, me pillan viendo estos días el de Georgina.

Estoy enganchadisima a esta adicta al jamón y parece ser que tengo cierta cadencia a ver docuficción de ricas de nuestro país.

Así estoy, no les voy a mentir.

De Georgina lo que más me sorprende es su misión de vida: hablar de los ibéricos. Ya podrían cambiar el anuncio de Soso los de la Denominación de Origen y mandarle unas cuantas patas con estrella a la influencer aragonesa que no desaprovecha ni una oportunidad para soltar su coletilla “unos buenos ibéricos son lo mejor” “en mi jet nunca faltan los ibéricos”.

Me parte el alma ver con que ligereza fleta el avión privado de su marido para cualquier cosilla, que me faltan baguettes, pues voy a París en un momento, que estoy en Cerdeña y quiero que me tatúe el primo de mi amiga de Albacete, pues le mando el jet y me lo traigo en un momento.

Así que me cuadra bastante la noticia que leí el otro día: el 1% de la población gasta la misma cantidad de energía que el otro 99%.

!Sí, hija, sí! Tú vas apagando luces, llenando hasta arriba las lavadoras, compartiendo tus viajes en Blablacar y el uno por ciento de la población derrocha todas tus pequeñas miserias en un par de horas.
Y luego que hacen falta más parques eólicos, consumo responsable, blablabla. Hablen con quien tienen que hablar y ¡dejen de apretarnos el cuello que no podemos más!

Para ser justa, también tengo que decir lo contenta que estoy porque se haya paralizado el desastre ecológico que habían planeado para el Maestrazgo. No hemos ganado la batalla todavía pero, al menos, podemos descansar un rato.

En el episodio que vi ayer, Giorgina estaba en algún desierto de Arabia Saudí admirando un silencio que “no hay en ningún otro lugar del mundo” y pensé “no has estado en Teruel, maña”. Aquí puedes sentir ese vacío rotundo, grande, redondo sin necesidad de quemar fuel.

Un día de estos nos daremos cuenta del gran trabajo que están haciendo las integrantes de la Plataforma a favor de los paisajes de Teruel y Teruel Existe para salvaguardar nuestra tierra mientras nosotras estamos de cañas.

¿Dónde está nuestra rabia? ¿Cómo podemos conectar con la incomodidad que nos haga salir de la rutina del día a día y enfrentarnos a los políticos que nos venden como si fuéramos tintorro?

¿Qué puedo hacer yo para sumarme a esta defensa? ¿Cómo vencer la pereza?

Se adivina una capa grande de pesimismo y tristeza, los suicidios no son noticia en la ciudad pero sabemos que están pasando con demasiada frecuencia. La solución no nos la va a dar Fomento, ya se lo digo yo, señora Alcaldesa, unas vallas protectoras no nos van a salvar del “no puedo más”. Lo que necesitamos es dignidad, recursos, ser vistas, ser escuchadas, tener fuerzas para levantarnos por las mañanas.

Quizás si buscamos debajo de esta capa de apatía y malestar volvamos a encontrar la fuerza que un día, hace 25 años, nos sacó a las calles a gritar que Existimos y tenemos derecho a tener una vida digna, a poder vivir en nuestra tierra y a disfrutar de toda su belleza.

¡Que la rasmia nos acompañe!