Síguenos
'Rapa', el final del camino 'Rapa', el final del camino

'Rapa', el final del camino

José Baldó

Raymond Chandler no sólo fue uno de los padres de la novela negra, sino también un escritor portentoso responsable de un puñado de frases inmortales capaces de clavarse como dardos en el imaginario del lector. Según el creador de Philip Marlowe, “decir adiós es morir un poco” y lo cierto es que no podemos evitar sentir el desconsuelo de la pérdida cada vez que llegamos al desenlace de un buen libro o concluimos una serie de calidad. Seguir adelante con nuestras vidas sin el refugio que supone reencontrarnos con esos personajes que nos han acompañado es un duelo que debemos afrontar.

El pasado jueves, Movistar Plus+ estrenaba el sexto capítulo de la tercera temporada de Rapa, y ponía el broche final a una de las mejores series españolas de los últimos años. Javier Cámara y Mónica López, o lo que es lo mismo, Tomás y Maite, el profesor de instituto aficionado a los misterios y la tenaz sargento de la Guardia Civil, se despiden de los espectadores con un desenlace frenético y lleno de emoción.

Tras resolver el homicidio de la alcaldesa del pueblo de Cedeira en la primera temporada, ambos retornaban en una nueva tanda de capítulos para vérselas con un doble caso: la desaparición de una oficial en la base naval de Ferrol y la muerte de un adolescente, ocurrida dos décadas atrás, que está a punto de prescribir.

Ahora, en esta tercera entrega, la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) que padece Tomás ha evolucionado con crueldad, lo vemos privado de movilidad y postrado en una silla de ruedas. Acompañado de Maite y de su fiel escudero Tacho (Dario Loureiro), el joven que conocimos en la temporada anterior, el trío de investigadores deberá enfrentarse a un secuestro en el que está involucrada una importante familia de la zona. Una imbricada red de secretos y mentiras rodean a la desaparición de Lua (Eva Barreiro); los problemas económicos del clan familiar y los enfrentamientos entre algunos de sus miembros por la venta de su empresa son algunos de los hilos sobre los que se teje la trama principal.

En paralelo, Tomás se obsesiona con la posibilidad de ayudar a un viejo amigo al que acaban de acusar de asesinato. Convencido de su inocencia, a pesar de que las pruebas indican lo contrario, el exprofesor se lanza a una carrera contrarreloj por esclarecer el crimen. Sabe que su final está cerca y se aferra a la que, tal vez, sea su última oportunidad de hacer justicia.

Equilibrio perfecto entre thriller y drama

Rapa se despide con un final duro y emotivo, que reabre el delicado debate sobre la eutanasia y la libertad de elección de los pacientes con enfermedades terminales. A pesar de todo, la serie no carga las tintas en la oscuridad del tema, sino que se apoya en las magníficas interpretaciones de sus protagonistas para componer un canto a la vida y al poder de la amistad.

Hace tiempo, en estas mismas páginas de Diario de Teruel, comparaba Rapa con el thriller de cocción lenta y denominación de origen galega del malogrado escritor Domingo Villar. Al culminar el viaje de esta serie, me atrevo a decir que los personajes creados por los hermanos Coira —junto a Fran Araujo— juegan en la misma liga que los protagonistas de esa joya del noir que es La playa de los ahogados. En los sueños húmedos de todo aficionado al género se materializa una idea imposible, un pastiche con sabor a percebes y albariño, un crossover irresistible donde el policía Leo Caldas se enfrenta al crimen apoyado en las dotes deductivas de un detective aficionado con el rostro y la voz de Javier Cámara.

Por soñar que no quede.