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José Luis Rubio

En la saga Divergente la sociedad estaba dividida en cinco facciones (Abnegación, Cordialidad, Verdad, Osadía y Erudición). Mientras, la escuela de magia Hogwarts en la que estudió Harry Potter, se estructura en cuatro casas que se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. En un derroche de pretenciosidad, yo he dividido a la sociedad en solo dos grupos. Y si en la saga de Potter es el Sombrero Seleccionador el que encasilla a cada cual en un clan, yo empleo un sistema aún más sencillo: una puerta.

Hay dos tipos de personas. Las que al llegar a una puerta al tiempo que otra deciden parar y ceder el paso y las que al coincidir bajo el umbral se apresuran a pasar primero. Es simple, sencillo, e incluso divertido, comprobar cómo reacciona la gente ante semejante disyuntiva.

A menudo me pregunto cuál de las dos opciones es más adecuada.

Pasar el primero por una puerta denota confianza en uno mismo, firmeza y arrojo. Muestra la determinación de que uno merece pasar por la puerta antes que los demás. Porque sí, porque lo vale. Sin embargo, si uno se pone un poco quisquilloso podría llegar a la conclusión de que esa postura podría ser caprichosa, pueril o narcisista porque antepone el yo a todo lo demás.

Y luego está el que se para a ceder el paso, que entiende que detenerse para abrir la puerta al otro no es un síntoma de debilidad, ni mucho menos. Es una apuesta por el nosotros frente al “ello” freudiano. Incluso, con la calculadora en la mano, podría deducirse que es la opción más inteligente. Y si no, imagínense a dos personas decididas a cruzar primero bajo el dintel sin que ninguno cediese en su empeño, chocando una y otra vez hasta el fin de los días.

El que deja pasar no es débil. Más al contrario, demuestra una capacidad mayor de pensar en el bien social, facilitando a los demás el paso por la puerta y su existencia. Además de ahorrarse el precioso tiempo de discutir sobre quién debe cruzar primero, la amabilidad de un gesto como el ceder el paso con una sonrisa te hace invencible.

Usted primero, siempre.

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