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José Luis Rubio

El sentimiento de libertad que proporciona viajar en bicicleta es increíble. Poder desplazarse dando pedales con la única premisa de disfrutar mientras van pasando los kilómetros no tiene comparación con ninguna otra forma de viaje. La bicicleta aporta una velocidad suficiente como para que las distancias no se eternicen pero no es tan rápida como para perderse el camino. Porque en estos viajes lo más importante es el camino.

Las propuestas que existen para poder encontrar un viaje que sin abandonar la piel de toro se adecúe a las capacidades físicas o técnicas del viajero, a su disponibilidad de tiempo o, incluso, a sus posibilidades económicas son casi infinitas.

Hace un cuarto de siglo que eclosionó el Camino de Santiago Francés. El éxito que experimentó la Ruta Xacobea hizo que se promocionasen otros Caminos como el del Norte o la Vía de la Plata. Y es que después de haber visto cómo el pueblo maragato de Foncebadón resucitaba gracias al paso de los peregrinos, todos los ayuntamientos querían flechas amarillas pintadas en sus aceras.

Y después llegaron más rutas. Aparecieron las primeras Vías Verdes, el Camino del Cid, en el que ocho diputaciones provinciales (incluida la de Teruel) se pusieron de acuerdo para darle realce, la Ruta de la Vera Cruz y un interminable catálogo de GRs y PRs por toda la geografía.

Y entonces todo eso se quedó pequeño. Tras la pandemia, los cicloviajeros y todos aquellos que sentían ese anhelo de libertad pero que aún no lo sabían, se echaron al monte buscando la aventura y la soledad.

Por eso, cuando Ernesto Pastor dibujó, después de muchas horas sobre el mapa y más tiempo aún subido a su bici de gravel probando recorridos, la ruta Montañas Vacías el mundo entero se volvió loco. Este recorrido se ha convertido en una referencia del cicloturismo en su vertiente más aventurera y ciclistas de todo el planeta se las ingenian para probarlo. Por eso no es extraño que sus rutas reciban tantos premios tanto dentro de españa como fuera. ¡Felicidades, Ernesto. Buen trabajo!

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