Foto promocional de 'Por mandato del cielo'
La fascinación por el True Crime, nuestra crónica negra de toda la vida, viene de lejos. Ahí está para corroborarlo el éxito de una serie clásica de la televisión como La huella del crimen o el recuerdo en la prensa española de El caso, un diario dedicado íntegramente a las noticias de sucesos que gozó de enorme popularidad en nuestro país durante cuatro décadas.
Hay quien mira por encima del hombro este tipo de obras como si fueran simples pasatiempos sensacionalistas para morbosos. Son los mismos que se olvidan de la grandeza de A sangre fría de Truman Capote y su papel como uno de los textos fundacionales del género. Pues bien, casi sesenta años después de la publicación de esta novela, el interés del público por la reconstrucción de crímenes reales sigue intacto: cientos de libros, series, documentales e incluso podcasts, se ocupan de bucear en las profundidades cenagosas de la mente criminal al tiempo que dan a conocer los avances más recientes en los casos pendientes por resolver.
Todas las plataformas de streaming ya cuentan en su catálogo con innumerables ejemplos dedicados a recrear desde la ficción (The Staircase en HBO Max) o a través de documentales de investigación (El caso Alcasser o Wild Wild Country, ambos en Netflix) los episodios más sórdidos e inquietantes de la historia del crimen.
Para el catedrático de criminología de la Universidad de Valencia Vicente Garrido, autor de la obra True Crime. La fascinación del mal (Editorial Ariel): “Un buen true crime documental o de ficción (basado en hechos reales) habla de nosotros, de nuestros miedos y esperanzas, de nuestras virtudes y debilidades”. Apoyando la tesis de Garrido llega a Disney + una de las más firmes candidatas a convertirse en la mejor serie del año.
Por mandato del cielo adapta la novela de investigación periodística Obedeceré a dios de Jon Krakauer, un libro fascinante sobre la violencia del extremismo religioso que, aprovechando el estreno de la serie, vuelve a
estar disponible en todas las librerías. El brutal asesinato de la devota mormona Brenda Lafferty y de su hija de tan solo quince meses conmocionó a la comunidad de Salt Lake City (Utah) en 1984. Este es el punto de partida real de una serie que funciona a dos niveles: por un lado, el puro ejercicio procedimental, la investigación policial clásica que lleva a cabo el personaje interpretado por Andrew Garfield. Un oficial de policía mormón que debe esclarecer el crimen y, al mismo tiempo, a medida que avanza en la investigación, luchar contra su propia crisis de fe. En otro plano, Por mandato del cielo es también un drama que habla de los peligros del fundamentalismo religioso, de la violencia y del abuso sobre sus fieles por parte de la llamada “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
La serie es un viaje descarnado a la América profunda y conservadora, una inmersión en las entrañas del integrismo mormón siguiendo los códigos del thriller menos trillado. En todo momento, la sombra de una de las ficciones más brillantes e influyentes de la última década, True Detective, sobrevuela la narración. Los flashbacks, los interrogatorios, las escenas íntimas entre los dos policías…, todo ello nos trae a la mente la magnífica miniserie creada por Nic Pizzolatto para HBO.
No me gustaría pasar por alto el magnífico trabajo actoral de todo el reparto y, en especial, la labor de su protagonista Andrew Garfield. Tras su pequeño cameo en la última entrega de Spiderman, el actor ha colgado definitivamente el traje ajustado de superhéroe para especializarse en tipos atormentados y en constante lucha con sus creencias. Primero fue Hasta el último hombre con Mel Gibson, después Silencio junto a Scorsese y ahora, Por mandato del cielo. Por favor, que alguien llame a un cura, este chico necesita ayuda espiritual con urgencia.
Hay quien mira por encima del hombro este tipo de obras como si fueran simples pasatiempos sensacionalistas para morbosos. Son los mismos que se olvidan de la grandeza de A sangre fría de Truman Capote y su papel como uno de los textos fundacionales del género. Pues bien, casi sesenta años después de la publicación de esta novela, el interés del público por la reconstrucción de crímenes reales sigue intacto: cientos de libros, series, documentales e incluso podcasts, se ocupan de bucear en las profundidades cenagosas de la mente criminal al tiempo que dan a conocer los avances más recientes en los casos pendientes por resolver.
Todas las plataformas de streaming ya cuentan en su catálogo con innumerables ejemplos dedicados a recrear desde la ficción (The Staircase en HBO Max) o a través de documentales de investigación (El caso Alcasser o Wild Wild Country, ambos en Netflix) los episodios más sórdidos e inquietantes de la historia del crimen.
Para el catedrático de criminología de la Universidad de Valencia Vicente Garrido, autor de la obra True Crime. La fascinación del mal (Editorial Ariel): “Un buen true crime documental o de ficción (basado en hechos reales) habla de nosotros, de nuestros miedos y esperanzas, de nuestras virtudes y debilidades”. Apoyando la tesis de Garrido llega a Disney + una de las más firmes candidatas a convertirse en la mejor serie del año.
Por mandato del cielo adapta la novela de investigación periodística Obedeceré a dios de Jon Krakauer, un libro fascinante sobre la violencia del extremismo religioso que, aprovechando el estreno de la serie, vuelve a
estar disponible en todas las librerías. El brutal asesinato de la devota mormona Brenda Lafferty y de su hija de tan solo quince meses conmocionó a la comunidad de Salt Lake City (Utah) en 1984. Este es el punto de partida real de una serie que funciona a dos niveles: por un lado, el puro ejercicio procedimental, la investigación policial clásica que lleva a cabo el personaje interpretado por Andrew Garfield. Un oficial de policía mormón que debe esclarecer el crimen y, al mismo tiempo, a medida que avanza en la investigación, luchar contra su propia crisis de fe. En otro plano, Por mandato del cielo es también un drama que habla de los peligros del fundamentalismo religioso, de la violencia y del abuso sobre sus fieles por parte de la llamada “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
La serie es un viaje descarnado a la América profunda y conservadora, una inmersión en las entrañas del integrismo mormón siguiendo los códigos del thriller menos trillado. En todo momento, la sombra de una de las ficciones más brillantes e influyentes de la última década, True Detective, sobrevuela la narración. Los flashbacks, los interrogatorios, las escenas íntimas entre los dos policías…, todo ello nos trae a la mente la magnífica miniserie creada por Nic Pizzolatto para HBO.
No me gustaría pasar por alto el magnífico trabajo actoral de todo el reparto y, en especial, la labor de su protagonista Andrew Garfield. Tras su pequeño cameo en la última entrega de Spiderman, el actor ha colgado definitivamente el traje ajustado de superhéroe para especializarse en tipos atormentados y en constante lucha con sus creencias. Primero fue Hasta el último hombre con Mel Gibson, después Silencio junto a Scorsese y ahora, Por mandato del cielo. Por favor, que alguien llame a un cura, este chico necesita ayuda espiritual con urgencia.