

Imagen de Freepick
¡Vaya quincena llevo!. Estas dos semanas que nos separan de mi último artículo me ha pasado de todo, me he metido en mil “embolaos”, he cometido 139 fallos, he creado una performance, he tenido un disgusto con otra, he comprado 4 neumáticos, una hermana ingresada en el hospital, una mariposa viviendo en mi casa, dos nuevas hojas en la monstera y me he vuelto adicta a ChatGPT.
¡Hoy tengo un catarro de aúpa! como no podía ser de otra manera mi cuerpo me invita a relajar, quedarme en casa y descansar profundamente. A ver qué tal se me da...
También he escuchado la nueva canción de Bunbury.
“Resistimos mientras todo alrededor Se derrumba y aguantamosLas chingadas ganas de llorar Y de gritar, no podrán separarnos”.
Hoy me doy permiso para derrumbarme un poco, no mucho, sin pasarme...No está bien visto bajar la cabeza un rato, no está en el orden del día PARAR, no es productivo, no alimenta a nadie, no se reconoce el no movimiento, no se tiene en cuenta, no se admira a alguien que se derrumba. ¡Hay que resistir, aguantar!
¡Qué cansado y viejuno me suena todo!
Yo que antes era muy de tirar pa´lante, apretar puños y dientes, de hacerlo cueste lo que cueste he encontrado en el marketing una solución vital para el día a día, aplicable a todas y cada una de las decisiones que tomo.
Lo primero de todo para conseguir un lanzamiento con éxito es PARAR y preguntarse “¿para qué?” (quizá la formulación marketera sea otra pero esta es la traducción).
Por ejemplo: Quiero quedar con unas amigas.
-¿Para qué?
-Para estar con ellas un rato, que me apetece...
-Sí, sí pero ¿Para qué quieres estar con estas amigas?
-¿Para bailar, para charrar, para llorar un rato, etc?
Depende de lo que necesite en este momento quedaré con unas o con otras, haré un plan u otro. Cuando está bien definido el objetivo es más probable alcanzar el éxito, quedarse satisfecha. Si tengo ganas de hablar de todo lo que me está pasando y me uno al plan de ir a un concierto seguramente me convertiré en la pesada que habla en la oreja de la amiga, no le deja disfrutar de la música y las dos acabaremos frustradas porque ninguna habremos conseguido lo que realmente queremos.
Aquí lo importante no es “querer quedar” lo necesario es definir ¿para qué?. Y esto se puede aplicar en todos los niveles de la vida:
Más turismo en la provincia ¿para qué? Si luego no vas a poder atender con amor y ganas a tanta gente igual ese no es el objetivo.
Planes para la despoblación ¿para qué? Porque si luego vas a vaciar los pueblos con cientos de molinos en sus municipios a lo mejor no necesitas hacer perder el tiempo a la gente con tus encuestas.
Subir los aranceles ¿para qué? Porque si quieres fastidiar al mundo y los más afectados son tus ciudadanos quizás no sea la mejor estrategia...
Acabo de darme cuenta que hace 5 años entrábamos en el confinamiento “la gran parada” yo pensaba que nos habría servido para algo más que aprender a hacer pan pero hemos vuelto al mismo ritmo rápido que no nos permite hacer paradas, preguntarnos los paraqués y darnos el tiempo necesario para escucharnos y aguantarnos las chingadas ganas de llorar.
¡Hoy tengo un catarro de aúpa! como no podía ser de otra manera mi cuerpo me invita a relajar, quedarme en casa y descansar profundamente. A ver qué tal se me da...
También he escuchado la nueva canción de Bunbury.
“Resistimos mientras todo alrededor Se derrumba y aguantamosLas chingadas ganas de llorar Y de gritar, no podrán separarnos”.
Hoy me doy permiso para derrumbarme un poco, no mucho, sin pasarme...No está bien visto bajar la cabeza un rato, no está en el orden del día PARAR, no es productivo, no alimenta a nadie, no se reconoce el no movimiento, no se tiene en cuenta, no se admira a alguien que se derrumba. ¡Hay que resistir, aguantar!
¡Qué cansado y viejuno me suena todo!
Yo que antes era muy de tirar pa´lante, apretar puños y dientes, de hacerlo cueste lo que cueste he encontrado en el marketing una solución vital para el día a día, aplicable a todas y cada una de las decisiones que tomo.
Lo primero de todo para conseguir un lanzamiento con éxito es PARAR y preguntarse “¿para qué?” (quizá la formulación marketera sea otra pero esta es la traducción).
Por ejemplo: Quiero quedar con unas amigas.
-¿Para qué?
-Para estar con ellas un rato, que me apetece...
-Sí, sí pero ¿Para qué quieres estar con estas amigas?
-¿Para bailar, para charrar, para llorar un rato, etc?
Depende de lo que necesite en este momento quedaré con unas o con otras, haré un plan u otro. Cuando está bien definido el objetivo es más probable alcanzar el éxito, quedarse satisfecha. Si tengo ganas de hablar de todo lo que me está pasando y me uno al plan de ir a un concierto seguramente me convertiré en la pesada que habla en la oreja de la amiga, no le deja disfrutar de la música y las dos acabaremos frustradas porque ninguna habremos conseguido lo que realmente queremos.
Aquí lo importante no es “querer quedar” lo necesario es definir ¿para qué?. Y esto se puede aplicar en todos los niveles de la vida:
Más turismo en la provincia ¿para qué? Si luego no vas a poder atender con amor y ganas a tanta gente igual ese no es el objetivo.
Planes para la despoblación ¿para qué? Porque si luego vas a vaciar los pueblos con cientos de molinos en sus municipios a lo mejor no necesitas hacer perder el tiempo a la gente con tus encuestas.
Subir los aranceles ¿para qué? Porque si quieres fastidiar al mundo y los más afectados son tus ciudadanos quizás no sea la mejor estrategia...
Acabo de darme cuenta que hace 5 años entrábamos en el confinamiento “la gran parada” yo pensaba que nos habría servido para algo más que aprender a hacer pan pero hemos vuelto al mismo ritmo rápido que no nos permite hacer paradas, preguntarnos los paraqués y darnos el tiempo necesario para escucharnos y aguantarnos las chingadas ganas de llorar.