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Medio toco algún instrumento. Medio sé algo de historia, lo justo para dar clase y seguir leyendo y estudiando, que no se me note. Medio escribo con algunas faltas (cada día más, herencia de mis queridos alumnos) para ir haciendo medio el tonto. Medio político, medio ciudadano; como todos. De tanto medio, uno es difícil que pase de mediocre y lo sabe. Saber, saber; medio, medio.
Tengo una teoría: Aristóteles cogió el camino de en medio porque era un puto disléxico y no lo tenía claro. Aunque dudo que se encontrase con la Virtud. Vete tú a saber.
Creo que sé lo justo para comprender que, a medias, han logrado los poderosos que, poniendo el adjetivo verde a cualquier sustantivo, el blanqueo gana mucho. Pongamos algunos ejemplos: capitalismo verde, democracia verde, hidrógeno verde, desarrollo verde, gore verde, pornografía verde, liberalismo verde, socialismo verde, aragonesismo verde…
Verde blanqueante, como el detergente. Verde que te quiero verde.
Es lo que hay, dicen. Las ODS suplen su papel verde, limpiando hasta dejar inmaculados a aquellos que decidieron poner el mundo patas arriba. Eso sí, tú recicla que la culpa es tuya. La ganancia no compartida recae en tus hombros y manos compartidas.
Es lo que hay, dicen. Así vamos cambiando sin cambiar nada, mucho mejor. Cambio verde. Cojones verdes.
Neoliberalismo chachi. Aporofobia por clases. Quejarse de arriba mientras pisamos abajo.
Blanqueamiento. Ojos verdes, verdes como la albahaca. Como el trigo verde. Equivocación verde. Todo a mi alrededor convertido en ríos de leche y miel… y árboles de chuches.
El futuro será o no será. ¿Qué será? Monstruos. Países que ya solo existen para los mundiales, igual que las ideologías. Maquillaje de leyes chorras y modernas.
Medio, medio. Recursos de la oratoria. Quizás, al fin y al cabo, sepa algo más. Mientras, esperamos el cambio cogiditos de la mano. Pasando el tiempo mientras morimos… verdes.
Tengo una teoría: Aristóteles cogió el camino de en medio porque era un puto disléxico y no lo tenía claro. Aunque dudo que se encontrase con la Virtud. Vete tú a saber.
Creo que sé lo justo para comprender que, a medias, han logrado los poderosos que, poniendo el adjetivo verde a cualquier sustantivo, el blanqueo gana mucho. Pongamos algunos ejemplos: capitalismo verde, democracia verde, hidrógeno verde, desarrollo verde, gore verde, pornografía verde, liberalismo verde, socialismo verde, aragonesismo verde…
Verde blanqueante, como el detergente. Verde que te quiero verde.
Es lo que hay, dicen. Las ODS suplen su papel verde, limpiando hasta dejar inmaculados a aquellos que decidieron poner el mundo patas arriba. Eso sí, tú recicla que la culpa es tuya. La ganancia no compartida recae en tus hombros y manos compartidas.
Es lo que hay, dicen. Así vamos cambiando sin cambiar nada, mucho mejor. Cambio verde. Cojones verdes.
Neoliberalismo chachi. Aporofobia por clases. Quejarse de arriba mientras pisamos abajo.
Blanqueamiento. Ojos verdes, verdes como la albahaca. Como el trigo verde. Equivocación verde. Todo a mi alrededor convertido en ríos de leche y miel… y árboles de chuches.
El futuro será o no será. ¿Qué será? Monstruos. Países que ya solo existen para los mundiales, igual que las ideologías. Maquillaje de leyes chorras y modernas.
Medio, medio. Recursos de la oratoria. Quizás, al fin y al cabo, sepa algo más. Mientras, esperamos el cambio cogiditos de la mano. Pasando el tiempo mientras morimos… verdes.