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Expectativas Expectativas
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Isabel Marco
Si eres de esas personas a las que les suelen frustrar las expectativas hechas hacia los demás, no dejes de leer, este artículo te interesa.

En realidad es algo bastante común. Hay mucha gente que, como tú, se pasa la vida sufriendo por presuponer cómo se tienen que comportar los demás ante lo que haces y, comprobar que no es como esperabas, te duele y frustra al mismo tiempo. En multitud de ocasiones incluso puede llegar a desgastar las relaciones, no sólo estoy hablando de las relaciones de pareja, en este cajón también caben las relaciones familiares, las amistades, las de trabajo, etc.

En primer lugar siento decirte que las expectativas no sirven para nada, son un trasto inútil que nos gusta tener, pero que no traen satisfacción ninguna. Es imposible que puedas conocer cómo son las personas en su totalidad y menos puedes saber el estado en el que se encuentran en un momento determinado. Puede que hagas un favor a alguien y que esperes que te de las gracias amigablemente, pero cuando le cuentas lo que has hecho por ella, no lo hace y eso te frustra. Lo que no sabes es cómo está esa persona en ese momento, puede que esté sobrepasada por el estrés, o tiene a su hijo pequeño en una situación en la que no puede dejar de prestarle atención o, a lo mejor no te está atendiendo porque tiene problemas graves en el trabajo.

Existen varios motivos por los que te dejas llevar por estas expectativas, y sí, son errores. El primer error es pensar que todo el mundo es como tú. No puedes pretender que todas las personas que nos rodean sean un reflejo tuyo. Nadie es igual que tú, ni tiene los mismos pensamientos, ni ve las cosas de la misma forma, ni las interpreta igual; es que ni tú lo haces siempre igual, dependerá de muchos factores. Ni siquiera la persona con la que compartes tu vida es igual a ti, por mucho que os queráis y muchas opiniones y sentimientos que compartáis.

El segundo error es presuponer que todas las personas funcionamos igual. Cada persona tiene unos valores, ha vivido unas experiencias, puede tener creencias distintas y  cualidades diferentes. Lo que a ti te parece una idea genial, puede suponerle un problema en ese momento.

El tercero de los errores es pensar que tienes toda la información necesaria para analizar y extraer un resultado científico del comportamiento de alguien. Sólo esa persona tiene toda la información para analizarse a sí misma y su comportamiento y, muchas veces, ella tampoco.

Esta situación de las expectativas no cumplidas te puede generar mucho malestar e incluso impedir que llegues a un entendimiento o a condicionar la respuesta de la otra persona; algo muy corriente y perjudicial para la relación en ambas direcciones, pues se establecen conexiones tóxicas que pueden enquistarse y luego cuesta mucho eliminar.

Si crees que te está pasando esto, si sientes frustración porque alguien te ha decepcionado y si crees que esa frustración va a condicionar el comportamiento de ambas partes más adelante, debes intentar romper esas falsas expectativas hacia los demás para que no influyan en ti. No puedes pretender que las demás personas sean perfectas siempre, también se equivocan y no está bien esperar de los demás que siempre sean lo que deberían ser. Y si eres una persona muy exigente y perfeccionista contigo misma, no puedes exigir a las personas que te rodean que tengan ese mismo nivel. 

Hay que saber encontrar un equilibrio, aceptar a las personas tal y como son y, sobre todo, hablar sobre esas situaciones que te hacen sentir mal. No puedes imaginar el poder que tiene el diálogo en las relaciones humanas; eso sí, un diálogo sin reproches, no contaminado. ¿Necesitas un abrazo?