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El vórtice El vórtice
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Isabel Marco

España tiene una superficie de 506 kilómetros cuadrados, y en el Pacífico existe una mancha de basura que mide tres veces más: 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Es increíble, pero existe realmente. Es una acumulación de miles de millones de fragmentos de plástico que flotan a la deriva. En su mayoría son microplásticos, pero también hay bolsas y otro tipo de residuos.

Esta gran mancha está formada por dos masas de residuos diferentes que abarcan desde la costa oeste de Norteamérica hasta Japón; consta de la mancha de basura occidental, cerca de Japón, y la mancha de basura oriental, entre Hawái y California. Ambas están delimitadas por el giro subtropical del Pacífico Norte donde convergen las cálidas aguas del Pacífico sur con las más frías del Ártico que generan una corriente oceánica circular, que gira en el sentido de las agujas del reloj, alrededor de un área de unos 20 millones de kilómetros cuadrados donde los residuos quedan atrapados.

Una gran cantidad de los plásticos que la conforman provienen de la pesca, redes sintéticas en su mayoría. El resto, provienen desde la tierra, una botella de plástico arrojada en las costas de California, podría acabar en el vórtice de basura del Pacífico por las corrientes marinas. Pero también pueden ser arrastrados por los ríos hasta el mar, o por el viento o porque han sido ingeridos por animales.

Esta gran acumulación existe porque estos residuos no son biodegradables, son plásticos que lo único que hacen con el paso del tiempo es romperse en trozos más pequeños, los llamados microplásticos. Muchas veces hay que estar muy cerca de ellos para verlos, a veces incluso los satélites no ven la gran mancha por el pequeño tamaño de estos plásticos que hacen que el agua se quede turbia, es un agua sucia entremezclada con otros objetos más grandes. Esta basura también está ensuciando el lecho marino, diferentes grupos de oceanógrafos y ecólogos han descubierto que cerca de un 70 por ciento de los desechos acaba en el fondo del océano. Así que, en realidad, nadie puede saber cuánta cantidad de residuos hay acumulados en esta gran mancha, algunos flotan, otros más densos se acaban hundiendo unos centímetros, otros varios metros, otros están en el fondo...

Las bolsas de plástico, tapones de botellas, botellas, vasos de espuma de poliestireno sufren un proceso de fotodegradación que hace que se vayan rompiendo, pero no son biodegradables. Y cada vez empleamos más plástico para todo, por su durabilidad, su bajo costo y su maleabilidad.

Esta mancha provoca que, además de la contaminación del océano, los animales que viven allí acaban enfermando por comer plástico, mueren por confundir sus alimentos con los trozos de plástico flotante. Otros animales, como los mamíferos marinos quedan atrapados en las redes abandonadas y se ahogan enredados en ellas. Esta masa de basura impide que la luz solar traspase la superficie marina y de este modo la vegetación marina no crece y se rompe la cadena alimentaria en su totalidad. Los animales marinos herbívoros y omnívoros tienen menos comida, su población disminuirá y con ello los animales carnívoros depredadores tendrán menos comida y de esto se deduce un descenso de la población animal marina.

Otro de los problemas son los contaminantes que los plásticos filtran, colorantes y productos químicos que están relacionados con problemas medioambientales y de salud, contaminantes que pueden entrar en la cadena alimentaria al ser consumidos por los animales marinos.

La solución está en limitar o eliminar los plásticos desechables y aumentar los recursos biodegradables, lo que no sé es a lo que están esperando aquellos que puedan parar este uso masivo de plástico. El futuro pasa por la eliminación del plástico de un solo uso de nuestra vida diaria.