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Otra vez a votar Otra vez a votar

Otra vez a votar

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Ana I. Gracia

Prepárense, porque en los días y en las noches que quedan hasta que el 28 de mayo vayamos a votar tenemos que estar preparados para ver de todo: políticos haciéndose fotos con vacas, políticos subidos a un tractor, políticos hablando de lo que saben y de lo que nos aben, políticos prometiéndonos el oro y el moro.

No se crean casi nada de lo que les digan y acuérdense de todo lo que han hecho… y de lo que no han hecho. ¿Cómo estamos hoy? ¿Estamos mejor o estamos peor que hace cuatro años? ¿Qué han hecho los que gobiernan por mejorar su vida? ¿Y la oposición, ha cumplido con su deber de señalar los fallos y denunciarlos?

Está realmente complicado declinarse por un bando o por el contrario porque hay una ensalada morrocotuda en el panorama político actual. El centro ha explotado y está a punto de extinguirse, nacen nuevos partidos con viejos políticos, la izquierda del PSOE está a guantazo limpio y a casi todos candidatos municipales les ha costado sudor y lágrimas cerrar una lista electoral porque a muy pocos les compensa en un fregado así. He echado un ojo por encima a listas de muchos pueblos de Teruel y es para echarse a llorar.

Paso muchas horas escuchando a políticos de todo pelaje y, cuando se acercan estas fechas, veo cómo mutan de piel sin ningún tipo de complejos. En Madrid, los políticos solo se acuerdan de esta España nuestra cuando se acerca la hora de colocar las urnas. Entonces abren el monedero y prometen asfaltar la carretera que tenemos llena de agujeros, prometen llenarnos de cobertura todos los rincones incomunicados.

Siempre es lo mismo, ya lo sé. A mí también me cuesta levantarme con el espíritu que habría que levantarse si de verdad hubiera ilusión por ir a votar porque nos sobran insultos y nos faltan proyectos. Sobran influencers y faltan referentes. Pero hay que ir a votar. No vale quedarse en casa por el qué más da, si son todos iguales.

Los políticos deberían tomarnos más en serio y no hacernos la pelota solo cuando hay alguna medalla cerca para colgarse. Es en las más duras, cuando hay desgracias o asuntos graves que resolver, cuando el representante público enseña al pueblo su verdadera talla política.

Son estas cosas las que hay que valorar el día 28, cuando vayamos al colegio electoral y cojamos una papeleta para depositar en la urna. Confíe en alguien que sea respetuoso, consigo mismo y con el resto; que anteponga el bienestar general al suyo particular. Confíe en alguien con las espaldas tan anchas que sea capaz de escucharnos a todos e intente ayudarnos, aunque tenga que reñir con sus jefes. Apueste por la persona que sea responsable y cuide el dinero de todos con tanto respeto como el suyo propio.

Yo quiero creer que existe ese representante leal, fiel, sincero, inteligente, llano, sencillo, directo, cercano. Alguien que escuche más que hable, que no reble, que empatice con el drama y no utilice la Administración en beneficio propio.

Porque todavía hoy creo que la política bien ejercida cambia y mucho la vida de la gente corriente que se desloma por sacar a su tribu adelante. Creo y quiero seguir creyendo en que todavía existe un político serio y valiente que contribuye a transformar la sociedad en beneficio de los ciudadanos. Ojalá este año no nos equivoquemos ninguno de papeleta y se pongan al volante de nuestras instituciones públicas políticos que no nos arrepintamos de haber votado. Suerte.

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