Hay un rayo de sol en la lucha obrera de Andorra que se llama Adriana Galve. Ella representa la juventud, la vocación, el compromiso, la voluntad de salir adelante e innovar en su pueblo, una localidad perseguida por las malas noticias y los malos augurios. Adriana es ejemplo del trabajo bien hecho y de que merece la pena apostar por esta tierra, sea como sea y cueste lo que cueste. Adriana es la alegría de la vida estos días que Andorra necesita ilusión y esperanza, sobre todo esperanza.
La CEOE le concedió el Premio a la mejor autónoma de Aragón por haber dado vida a su criatura, El Reino del Revés, un recinto mágico que es mucho más que una simple librería donde se entra a solventar el regalo pendiente o a comprar los libros del curso que viene. No tarde en visitarla si es que aún no lo ha hecho.
El reconocimiento se lo entregó el mismísimo Felipe VI el martes en un acto en Zaragoza repleto de autoridades. El monarca pudo ver en un vídeo ese Reino tan distinto al suyo que creó Adriana de la nada con su chico, José Miguel. En la grabación, ella misma daba las gracias a todas las personas que habían escogido su proyecto como el mejor de la región y se acordó de aquellos que creen en la cultura, en el arte y en la educación como los cimientos básicos para que el crecimiento social sea sostenible y duradero. Cuánta sabiduría en una frase tan simple.
En el tiempo que habló se acordó también de los más frágiles, de este medio rural tan olvidado en las grandes urbes y donde ella misma decidió vivir. Sus últimas palabras fueron para “todos los amigos” de su reino, “que hacen crecer este proyecto día a día”. Tal vez al rey no le contaron que dentro de las paredes de este castillo, el Reino del Revés, nadie te habla como un cliente porque te hacen sentir como un amigo. Es una de las ventajas de ser cada vez menos y de conocernos todos. ¿Se tratará con tanto mimo, con tanto cariño, con tanto respeto, dentro de La Zarzuela?
Las comparaciones son odiosas, pero Adriana es una extraordinaria líder en una comarca necesitada de una buena inyección de autoestima. Profesora de música, técnico deportiva, dos másteres. José Miguel es veterinario y tiene un máster en gestión empresarial. Con esta formación, lo cómodo hubiera sido marchar a por un buen trabajo en cualquier capital. Como hicimos muchos y como harán otros. Pero ellos cogieron el camino inverso, el más difícil: volver al origen, alejarse de la queja estéril y apostar por un proyecto que nos enriquezca a todos. Tome(mos) nota.
Faltan emprendedores valientes como Adriana y José Miguel, gente que no espera a que las administraciones traigan el trabajo que falta. Es fundamental que reconozcamos el buen trabajo y, sobre todo, lo apoyemos. Solo así podremos hilvanar un futuro próspero en esta comunidad con las herramientas que tenemos y donde el capital humano es el motor que lo engrasa todo.
No se me ocurre una vida mejor que aquella en la que todos sumamos. Sumar personas, sumar proyectos, sumar ideas, sumar compromisos, sumar generosidad. Sumar, al fin y al cabo, para que nuestro territorio tenga la visibilidad que se merece. Sumar para que el rey Felipe VI vea que desde un lugar pequeño como Andorra hay gente capaz de hacer cosas gigantes como las que se construyen cada día dentro de las murallas del Reino del Revés.
Habré visto una decena de veces el vídeo de este premio tan merecido. ¡Bravo!, grité al ver a Adriana con su trofeo entre Felipe VI y Javier Lambán. El presidente de Aragón estuvo el sábado en Andorra. Llevaba a su nieta Vera sentada sobre sus hombros y paseaba con ella y con su mujer por las calles del pueblo. Dos días después, susurró algo en el oído de la librera que le hizo reír, cuando ella aún tenía al lado a Felipe VI. ¿Le haría un encargo para su nieta Ara, que acaba de nacer y se criará en Andorra, muy cerca del Reino del Revés?