Estoy obsesionado con esta recomendación de la Fundeu. Mejor que lobbys. Hay grupos de cabildeo de todo pelaje. Permítanme hablar de uno que nos atañe a todos. Me refiero al mantenimiento de ciertos derechos, usos y costumbres del sector sanitario que, en lo que al medio rural se refiere, se está cargando (o ayuda mucho a cargarse) nuestros servicios primarios. No tengo espacio para indagar en la problemática de la falta de profesionales, en sus remuneraciones y en el acceso a la formación superior sanitaria.
Me voy a centrar en un aspecto más profano: el derecho común sobre el derecho individual. Me explico. En la profesión docente, el sistema para cubrir plazas de profesor en cualquier lugar de Aragón es muy directo. Está claro que origina problemas personales, de traslados y de alquileres, pero los interinos deben cubrir la plaza que se les asigna porque si no decaen de las listas. La plaza te puede tocar en cualquier IES. Hay plazas perfiladas, no obligatorias, y otras que sí. Bien es cierto que la vocación anda de capa caída y que aguantar clases, familias y leyes educativas, además del sueldo, no es un gran estímulo. Pero podríamos decir que el sistema, aunque en parte injusto, prima el bien público sobre el derecho individual.
No ocurre así en el sector sanitario. Los profesionales interinos pueden optar solo por aquellos lugares u hospitales que les vengan mejor. Se pueden imaginar por tanto el LUGAR por antonomasia. Excepciones las hay, me alegro, pero son eso: excepciones.
Incluso pueden pedir congelarse de las listas, para unas vacaciones, por ejemplo, y volver por la puerta grande, en la posición de inicio, cuando les apetece. Es muy triste observar cómo hay trabajadores públicos que deben pensar que vivir en pueblos como Utrillas o Alcañiz, con todo tipo de servicios y calidad de vida, es como irse a hacer una sustitución a Burkina Faso.
¿Por qué no se les obliga (sí, lo digo bien) a cubrir las plazas y así primar el servicio público sobre el propio? No he contado los médicos o intereses médicos que hay en la política autonómica o nacional. Igual es una pista para investigar. Para otro día dejamos esos especialistas que doblan jornada en su consulta privada pero aprovechan los resquicios del sistema para colar a sus pacientes cuando vienen mal dadas mientras los pringaus del planeta esperamos meses y hasta años. Pero eso ya es otra historia.
Me voy a centrar en un aspecto más profano: el derecho común sobre el derecho individual. Me explico. En la profesión docente, el sistema para cubrir plazas de profesor en cualquier lugar de Aragón es muy directo. Está claro que origina problemas personales, de traslados y de alquileres, pero los interinos deben cubrir la plaza que se les asigna porque si no decaen de las listas. La plaza te puede tocar en cualquier IES. Hay plazas perfiladas, no obligatorias, y otras que sí. Bien es cierto que la vocación anda de capa caída y que aguantar clases, familias y leyes educativas, además del sueldo, no es un gran estímulo. Pero podríamos decir que el sistema, aunque en parte injusto, prima el bien público sobre el derecho individual.
No ocurre así en el sector sanitario. Los profesionales interinos pueden optar solo por aquellos lugares u hospitales que les vengan mejor. Se pueden imaginar por tanto el LUGAR por antonomasia. Excepciones las hay, me alegro, pero son eso: excepciones.
Incluso pueden pedir congelarse de las listas, para unas vacaciones, por ejemplo, y volver por la puerta grande, en la posición de inicio, cuando les apetece. Es muy triste observar cómo hay trabajadores públicos que deben pensar que vivir en pueblos como Utrillas o Alcañiz, con todo tipo de servicios y calidad de vida, es como irse a hacer una sustitución a Burkina Faso.
¿Por qué no se les obliga (sí, lo digo bien) a cubrir las plazas y así primar el servicio público sobre el propio? No he contado los médicos o intereses médicos que hay en la política autonómica o nacional. Igual es una pista para investigar. Para otro día dejamos esos especialistas que doblan jornada en su consulta privada pero aprovechan los resquicios del sistema para colar a sus pacientes cuando vienen mal dadas mientras los pringaus del planeta esperamos meses y hasta años. Pero eso ya es otra historia.